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domingo, 10 de diciembre de 2023

ESCUELAS DEL PATRIMONIO FORESTAL DEL ESTADO EN EL ENTORNO DE VALVERDE DEL CAMINO

 

NOTAS SOBRE ESCUELAS DEL PATRIMONIO FORESTAL DEL ESTADO EN EL ENTORNO DE VALVERDE DEL CAMINO 

 

Juan Carlos Sánchez Corralejo

El grupo escolar y Valverde del Camino (1937-1986), págs. 68 y 120

 

La escuela del Manzanito, dependiente del Patrimonio Forestal del Estado. Era una escuela de Patronato. Fernando Gómez Becerro (1929)  fue durante cuatro años maestro, con plaza en propiedad de la Escuela de Patronato de  El Manzanito (1957/61), lo que le permitió concursar y llegar al Menéndez y Pelayo de Valverde por concurso de méritos.

La Enciclopedia de Santiago Rodríguez era la utilizada en la Escuela del poblado de El Manzanito

En  algunas escuelas rurales como la del Manzanito, dependiente del Patrimonio Forestal del Estado, dos faltas injustificadas equivalían a suspensión de empleo y sueldo al padre del menor.


La Junta de Primera Enseñanza era la encargada de marcar las directrices educativas de Valverde y de sus “aldeas”. En 1945, Jesús de Mora solicitó al alcalde, Juan Parreño, que se dirigiera al inspector jefe de enseñanza primaria para solicitarle la creación urgente de escuelas en los poblados de La Peñuela, Candón y Fuente de la Corcha «que tienen número suficiente de habitantes, todos valverdeños» [1]

 

 

La escuela de la Fuente de la Corcha.-  Era una escuela unitaria mixta, situada en un antiguo almacén de paja , propiedad de Valvanera Marín    

Por sus aulas pasaron varias maestras de Valverde del Camino, como Trinidad Corrales Daniel, María Dolores Lazo Domínguez. Llegaban a Pallares en tren. La ultima parte del trayecto lo hacían a lomos de una burra  [2]

 

 

Fernando Gómez Becerro impartió clases en Valverde por primera vez en 1955, supliendo a Antonio Rodríguez Cepeda en uno de sus habituales ataques de bronquitis y después a Antonio Castillo Manrubia, pero no se incorporó de manera permanente al grupo escolar hasta 1961, tras la jubilación de Gregorio Romero Bogado, recién llegado de la escuela rural del Manzanito, dependiente del Patrimonio Forestal del Estado. Se jubiló en 1992, con 62 años y 38 de servicios.

 



[1] A.M.V.C. Junta de primera enseñanza. 14 de septiembre de 1945.

[2] Entrevista a María Dolores Lazo Domínguez  



martes, 15 de agosto de 2023

El aguardiente de Pedro Zarza

 

El aguardiente de Pedro Zarza

En cualquier sitio se puede paladear

Pero como en el bar Cuquillo

En ningún otro lugar [1]



                                                               Valverde en fiestas 1963



                                                            Valverde en  fiestas 1960




[1] RIVERA HIDALGO; Gustavo. “El Bar Cuquillo”. Facanías, 303, Octubre de 1998

domingo, 13 de agosto de 2023

VALVERDE A FINES DEL SIGLO XIX. EL URBANISMO

 

VALVERDE DEL CAMINO A FINES DEL SIGLO XIX. EL URBANISMO   

 

 Juan Carlos Sánchez Corralejo

Facanias. Especial de feria. 2023

http://historiavalverde.blogspot.com/

 LA EXPANSIÓN URBANA

 Desde principios de la década de 1870, la ladera de las Peñas se convierte en un punto demandado. Varios vecinos solicitan y obtienen del ayuntamiento parcelas gratuitas, de cinco a ocho varas de largo para levantar sus casas: Manuel Boza, José de la Cruz Márquez y  Manuel Limón. Posteriormente Román Vélez Ramírez solicita un pedazo de terreno en los valles, junto a la estación, en el llamado Pozo de Cuchillitos.[1]

 Igualmente la calle Coronada es otro espacio en expansión, ya que constituía el límite noroeste del caso urbano[2]. Se piden solares en la calle Camacho, concretamente en el Cantón y la Cruz. de forma paralela, se inició el proceso de abovedamiento particular del caño de los Esteros, en la parte correspondiente a las traseras de las viviendas de varios propietarios de las calles Camacho y Abajo, con la justificación de ampliar los corrales –limitando eso si los derechos de servidumbre-,  con la condición de que la alcantarilla o bóveda con que cubra el caño habrá de tener la luz necesaria para dar fácil salida a las aguas que discurren por el caño aún en las mayores avenidas [3].


Otras áreas de crecimiento urbano se localizaban en la calleja de Santa Ana[4], y en la placeta situada al final de las Calles Carpinteros  y Matadero.[5]  

El espacio comprendido entre los pozos de los Álamos y del Encuentro es otra zona de expansión municipal. El Encuentro respondía a una vieja tradición local: el Viernes Santo se celebraba la procesión del mismo nombre, con salida de la Dolorosa desde su ermita y del Nazareno desde la Iglesia Parroquial. Desde un balcón de la Calle de Arriba,  el predicador cuaresmal platicaba el sermón del encuentro entre Jesús y su Madre, en la calle de la Amargura[6]

 La separación entre Valverde y Triana se prolongó hasta la década de 1940. Entonces  se inició  la construcción del colector del barrio de Triana. A mediados de 1944 se comienzan las gestiones para la construcción de una nueva barriada por parte de la Obra Sindical del Hogar, en los terrenos anexos al Pilar Viejo, situados entre la carretera de San Juan a Cáceres y el trazado del ferrocarril de Buitrón a San Juan del Puerto, en terrenos donados por el ayuntamiento: se trata de las 24 viviendas protegidas que llevaron el nombre de Barriada Nuestra Señora del Reposo, construidas por Carlos Reyes Martín, e inauguradas en julio de 1946[7].

 LAS CALLES

  Ley orgánica Municipal de de 2 de octubre de 1877[8], en su capítulo III, título 2º, conminaba a la división de los pueblos en secciones para elegir, mediante sistema de sorteo, un número de  asociados, idéntico a los miembros del consistorio, para formar, junto a los ediles, la Junta Municipal, de nombramiento anual. En Valverde, el ayuntamiento procedía a designar vocales por cada sección en proporción a las contribuciones.  Aquí vemos el callejero y su distribución por secciones: 

 

Sección

Calles

Real de Arriba, D. Pedro Castilla, Duque, Jesús y María, y Peñas

Sol, Luis Fernández, Cuatro Casas, Martín Sánchez, Santa Ana y Casa del Ferrocarril 

Andrés Blas, Callejón de Andrés Blas, Arrabales, Sevilla, Matamoros, Real de Abajo

San Sebastián, Camacho, Peñuelas, San José y Retiro

Trinidad, Nueva, Espiga y Coronada

D. Rodrigo Caballero, General Fernández Bernal, Matadero, Carpinteros, Plaza y “Afueras de la Población”

 El general Bernal logró que su fama militar fuera refrendada con la concesión  de una calle central del caserío. Por gracia municipal de 23 de noviembre de 1895, la conocida secularmente como calle de La Fuente –a veces llamada de Las Fuentes- pasó a denominarse calle General Fernández Bernal, aunque no fue rotulada como tal nombre hasta un año después, en noviembre de 1896.  Con esa intitulación permaneció hasta agosto de 1936. 

 

En 1897, Lucía Ramírez y Juan González Quintero dan nombre a la calle Estación. La calle Estación estaba dividida en tres secciones o partes. Ello daba lugar a bastantes confusiones en los documentos oficiales y en cuanto a la adscripción de sus vecinos.  Se trata de dos valverdeños del siglo XVIII que hicieron “donaciones de importancia al Hospital de la Misericordia”, un presbítero y una feligresa. Por esa razón, el 17 de julio de 1897, el ayuntamiento decide rotular con sus nombres sendas calles de Valverde. Desde entonces se llamaría Lucía Ramírez a la sección primera de la calle Estación, y, a la segunda sección, Juan González Quintero. Quedaría una tercera sección que seria la propia “Estación” del ferrocarril.[9]

 El tramo desde la calle Nueva hasta la Calle de Coronada era conocido vulgarmente con el nombre de “Calle Espiga”. El ayuntamiento acepta aquel nombre que le habían dado los vecinos y convierte en oficial la antigua denominación popular.

 En enero de 1898, el nuevo ayuntamiento valverdeño, siguiendo la tónica habitual del turnismo tiene mayoría liberal. A propuesta del alcalde y procurador del Juzgado de Primera Instancia, Manuel Márquez Bernal[10], la calle  de Arriba pasa a denominarse Calle Sagasta a fin de reconocer al presidente del Consejo de Ministros “sus relevantes méritos y servicios”, mientras, de forma paralela, el concejal José Antonio Marín Arrayás, igualmente procurador,  pidió para Canovas del Castillo renombrar para su recuerdo la antigua calle de Carpinteros.[11]

 Todos estos cambios de nomenclatura eran enviados al Boletín Oficial de la Provincia y comunicados, asimismo, al Notario y al Registrador de la propiedad. De manera coetánea, la policía local recibió el mandato de revisar todas las calles  con el propósito de proceder a colocar los nombres y números de gobierno. Desde el verano de 1897 hasta enero de 1898 se llevó a efecto la numeración provisional de los edificios del pueblo y la rotulación de las calles y de las plazas[12]: se colocan los nombres indicadores a las nuevas calles (Espiga, Lucía Ramírez, Juan González, Cánovas y Sagasta) y a aquellas que necesitaban reformas[13]. En enero de 1898, el ayuntamiento había invertido en tal menester 117 pesetas en jornales y compra de cal y arena.[14]

 


                                                          Calle Carpinteros    


 

Calle Real de Arriba. Comienzos del siglo XX. Valverde a través de la fotografía, pág.. 160. Aut.  Ezequiel Forcada



 

Calle San Sebastian. Finales del siglo XIX. Valverde a través de la fotografía, pág. 175. Aut.  Manuel Borrero







 CALLES EMPEDRADAS

 El capitulo VI de presupuesto iba dedicado a Obras Públicas, siendo el cuidado de las calles y de los edificios públicos su principal cometido.

 En estos mismos días, se acordó la reparación del empedrado de las principales calles: en 1896 la calle Nueva por 472 pesetas[15]. Le siguió el empedrado de la calle Matamoros. Ambas fueron adjudicadas a Juan Hidalgo Arroyo por la cantidades respectivas de 190 y 498 pesetas[16]. La calle Nueva se dotó de 74 m2, según el informe de la comision de obras auxiliada por el perito albañil Juan Santos Álvarez Morián[17]. La reparación del empedrado de la calle Matamoros, cuantificada en 498 pesetas,  se elevo finalmente a 537 pesetas, al incluirse 48 metros cuadrados de nuevo empedrado.[18]

 También se procede a la reparación de los empedrados de las Calles San Sebastián, Coronada y el de la parte alta de la calle General Bernal, a través del sistema de subasta pública. Poco después  se mejoran los empedrados  de la calle Retiro –actual Casas Solas- y el de la parte baja de la calle del Duque, mediante el sistema de administración[19].

 Se revisa el empedrado de la “Calleja de las Brujas” por un monto de 67 pesetas[20]. La obra de la calle del Duque importó 494 pesetas y media: la de la calle Retiro,  335 pesetas; la de la calle Sol, 115 pesetas y el final de la calle D. Pedro Castilla, 108 pesetas[21].

 La reparación del empedrado de la parte alta de la calle General Bernal se elevó finalmente a 1.514 pesetas[22]. Juan Jose Dominguez Lorca recibió la adjudicación definitiva de la obra de empedrado y de la prolongación del caño de la misma por valor de otras 750 pesetas.[23]

 La reparación del empedrado de la calle San José se elevó a 574 pesetas[24].

En febrero de 1897, se reparan los finales de las calles “Sol y “Martín Sánchez” y se pide presupuesto para reparar el empedrado de las calles “Arrabales Grandes” y Arrabales Chicos”. que se elevó a 426 pesetas.[25]

 En el verano de 1897, se afrontó la reparación de la parte baja de la calle de “Las Peñas” por valor inferior a 500 pesetas[26], de enorme importancia al tratarse de una de las entradas del pueblo[27];  se reparó el trozo entre la esquina del número diez de la de Real de Abajo hasta D. Rodrigo Caballero, por administración, al  tener un precio inferior a las 500 pesetas y estaba en estudio el empedrado de la calle Peñuelas[28], que finalmente supuso un gasto de 305 pesetas[29]. En el otoño de 1897, se amplio en 75 m2 más[30]. En enero de 1898, se mejoró el empedrado del final de la Calle del Duque con una inversión de 243 pesetas[31].

 En abril de 1898, se reparan el empedrado de las calles Andres Blas y Santa Ana y el caño de esta ultima, junto a la casa de D Diego Bull.[32]

 En el verano de 1898, se ve la necesidad de mejorar el empedrado de de la Calle General Fernández Bernal, desde la esquina de la calle Matamoros[33]; el de la calle Andrés Blas[34]; la calleja de paso desde la Calle Santa Ana a la de Martín Sánchez[35].

 El espacio comprendido desde la plaza del Coso, calle Arriba hasta la salida del Dolor era la ubicación natural de los vendedores de efectos, dulces y juguetes, de la primera feria de agosto de nuestra localidad, que se prolongó desde 1845 a 1851.[36]

 LA PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN

 La Plaza de la Constitución, espacio central de la vida de los lugareños, se dotó de un candelabro de hierro fundido dotado de cinco luces, que supuso un desembolso de 625 pesetas, y que, sobre todo, confirió de enorme dignidad y modernidad a la antigua Plaza del Coso. Además, el consistorio adquirió 22 palos que debían servir de pontones de los nuevos arboles de la misma[37], y se ocupó de reparar las farolas del alumbrado público, por un coste de 129 pesetas.[38]

En el último tercio del siglo XIX, la iluminación pública de las calles de Valverde y de sus Casas Capitulares, se realizaba a gas, con la mera contratación de un sereno. El ayuntamiento destinaba a tal menester 200 escudos, sin perjuicio del remate de la subasta del alumbrado público, aunque el contratista no siempre cobraba con regularidad.

 EL ARBOLADO

 En 1897 se dedican 66 pesetas para la construcción y reparacion de juntas de madera para el arbolado de los paseos[39]. En 1898, se acordó plantar árboles desde el frente en la parte baja de la calle General Bernal, concretamente desde la calle Nueva, hasta la esquina de la calle D. Rodrigo Caballero[40]. El cabildo aspiraba de dotar de arbolado a todos los paseos de la localidad.  

 El riego del arbolado de los paseos tenían su coste. En el verano de 1897 supuso un gasto de 8 pesetas mensuales.[41]

 En diciembre de 1898 fue necesario reponer algunos de los árboles perdidos tanto en la Plaza como en la calle General Bernal. [42]

 

 

Plaza de la Constitución con el candelabro de Hierro fundido de 5  luces.  Valverde a través de la fotografía,  pág.. 156. Aut. Jose Manuel Vizcaíno 

 



 

  LA TORRE DE LA IGLESIA

 De forma coetánea, se colocó el pararrayos de la torre de la Iglesia parroquial. Costó 400 pesetas que fueron abonadas, por mitad: del capítulo de imprevistos, 200 pesetas y la otra mitad por parte de la fabrica parroquial. El ayuntamiento afirma sentirse obligado a contribuir, junto a la parroquia, para preservar de algún peligro a los fieles que acuden al templo y aprovechando la oportunidad de hallserse en esta población el industrial belga Mr. Parfonry, cuya circunstancia hará menores gastos, las especificadas 400 pesetas.[43]

 El establecimiento del técnico belga Joseph Parfonry de Hotton, especialista en pararrayos “patentados y premiados en las Exposiciones de París y Gante”, se localizaba en la calle Gran Capitán, actual avenida de Constitución, de Sevilla. Fue proveedor del Infante Antonio de Orleáns, y de las Iglesias y Catedrales de las Archidiócesis de Sevilla y Granada y de las Diócesis de Córdoba y Málaga.

 

 


Casa Parfonry. Calle Gran Capitán. Sevilla



 

A través de los apuntes de Antonio Rico,  M. Cayuela esbozaba estos datos en esvalverde.com:  «En los años noventa del siglo XIX, el belga "mister Panfourry", con la ayuda del albañil valverdeño apodado "el Coquina" instaló en lo alto de la torre de la Iglesia un pararrayos. El montador belga Panfourri había venido a Sevilla a montar maquinaria a la fábrica de Cervezas de Cruzcampo [44]

 

Asimismo se acordó colocar otros dos pararrayos en cada una de las doss escuelas públicas de niños, a razón de 140 pesetas cada uno.[45]

 

EL ALUMBRADO PÚBLICO

 El servicio de alumbrado público era sometido a subasta. En el año econónico 1897/1898, el contratista del sistema de alumbrado público de petróleo era Manuel Mora Alamillo[46], por la cantidad de 2.390 pesetas. Fue su fiador Isidoro López Mora. En 1898, la subasta del servicio de alumbrado público recayó en Francisco Buenafé Caballero por la cantidad de 2.490 pesetas.[47]

 El cabildo se ocupaba de la reparación general y la pintura de las farolas y pescantes del alumbrado público.[48]

 En 1900, la iluminación eléctrica había llegado a 33 localidades andaluzas, entre ellas 7 capitales de provincia. Huelva y Almería eran las provincias con menos poblaciones iluminadas y con menos factorías productoras, pero desde los años iniciales del siglo XX nacen las primeras eléctricas de la provincia de Huelva como Electro Serrana de Aracena, o la  fábrica de la luz de Faustino Moreno, de Encinasola, en 1903, nacidas como iniciativas comunitarias que poco después serian absorbidas por la empresa Santa Teresa (1902), el gigante serrano de la  electricidad. En 1904, Tomás Gallart González fundó la primera central eléctrica de Valverde o “fábrica antigua”, bajo la denominación de Nuestra Señora del Reposo y  mantuvo el contrato de alumbrado público hasta el bienio 1924-25.[49]

 LOS POZOS PÚBLICOS URBANOS

 De la misma manera, era periódica la reparación de las Fuentes y Pozos públicos. El ayuntamiento debía reparar el piso y los brocales de los pozos públicos[50]. Valverde dispone del Pozo del Concejo,  frontero entre la esquina de la Calle Camacho y las calle Peñuelas; el Pozo de Benito Pérez, en la calle Rodrigo Caballero; el Pozo de Santa Ana, junto al antiguo mesón de Luis Hernández; el Pozo “Juan”[51], el del Cagajón y, ya en la salida de la población, los pozos del Encuentro, de los Álamos, o de El Paraíso

No obstante, sus  denominaciones fueron cambiando con el paso del tiempo: en ocasiones se habla también del Pozo Nuevo, y del Pozo viejo[52]. En septiembre de 1897, el ayuntamiento  acordó colocar una tapadera en el pozo público denominado “La Tumba[53].

 Existieron además pozos públicos en la calle Trinidad  y en la calle Sagasta, al final de la calle Arriba.

 En marzo de 1897, se repara el brocal del Pozo del final de la calle Arriba, por 23 pesetas y media[54]. En el otoño de 1898 se procede a la limpieza de los pozos públicos de la Calle General Fernández Bernal[55]. Los pozos de las calles Trinidad y Sagasta son reparados y se pintan sus brocales de hierro[56]. De nuevo fue reparado el brocal del pozo de la calle Trinidad.[57]

 


  

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El antiguo Pozo de Benito Pérez

 

 PILARES ABREVADEROS

 La misma obligación municipal se extendía a los pilares o abrevaderos de ganados: el pilar Viejo, el pilar del Callejón de las Adelfillas o el nuevo pilar del Rollo. La construcción del pilar del Rollo en 1888, modernizado con la colocación de una bomba en el pozo El Paraíso, y la reserva de rastrojos y pastos para los ganados que se traían a la feria de agosto, multiplicó las transacciones de ganado mular, vacuno y de cerda[58]. En febrero de 1898, la limpieza del Pilar público del Rollo supuso un gasto municipal de 15 pesetas.[59]