La amenaza de lluvia, anunciada a lo largo de la semana, provocó el temor entre los asistentes ante la posibilidad de suspensión del cortejo. Al llegar a la Trinidad, el paso y la talla de la Patrona de Valverde hubieron de ser convenientemente protegidos ante los cada vez mayores "goterones" que encogieron el corazón y el ánimo de cientos de valverdeños.
Pero las nubes caprichosas pronto cedieron paso al trono majestuoso de la Virgen del Reposo y la procesión pudo continuar. Todo quedo en un susto.
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