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A comienzos del presente año anduvieron revueltas las aguas de nuestro
vecino portugués. La agitación ha
sacudido las ciudades de Lisboa, Oporto y Braga. Al parecer todo surgió como
protesta contra una ley de 10 de junio del año pasado que obligaba a nuestros
vecinos lusos a abonar el odiado
impuesto de consumos. La han llamado la «Revolta da Janeirinha. Sabio el gobierno portugués, decidió evitar
problemas mayores y decidió abolir la odiada tasa.
Quizá nuestros políticos deberían ir pensando que tal odio contra los
consumos no es privativo de los portugueses. También en muchos pueblos de
España, y por supuesto en Valverde se
alzan voces contra la tiranía de los consumos, el odiado impuesto que salió de
la cabeza de Alejandro Mon. Por ello opinamos que cuando las barbas de tu
vecino veas cortar pon las tuyas a remojar.
Aquí en Valverde los consumos estrangulan la economía local. Al gravar
las mercancías que entran en nuestro pueblo, la tasa hace que se eleven todos
los precios. Los empleados de consumos no
tienen compasión de los lugareños. El kilogramo de pan á 15 céntimos y el de
carne á 1,25; el litro de alcohol para alumbrado, calefacción y fuerza motriz á
20 céntimos. Es necesario parar la subida bárbara de los precios. Los gañanes
y pegujaleros de Valverde están en pie de guerra.
Los préstamos son prohibitivos y los precios desorbitados. ¡¡Cualquier día va a ocurrir una desgracia!!
Los préstamos son prohibitivos y los precios desorbitados. ¡¡Cualquier día va a ocurrir una desgracia!!
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