Una escuela casi olvidada: la escuela de d. León
Alexandre Macedo de la calle Nueva.
Juan Carlos Sánchez Corralejo.
Extraído de "El grupo Escolar y Valverde del Camino (1937-1986)". En SÁNCHEZ CORRALEJO, J.C.; PÉREZ RITE, J.A.; y BARCELÓ MARTÍNEZ, M. (2012): Del Grupo Escolar al CEIP Menéndez y Pelayo, pp. 48-49, 130 y 181.
Facanías, Octubre de 2014.
Desde
fines de la década de 1940 actúa muy activamente la escuela privada de D. León de la calle Nueva. León Alexandre
Macedo, comerciante de afiliación socialista, era natural de Monesterio
(Badajoz), donde formó parte de la Comisión Gestora creada tras las elecciones
municipales del 12 de abril de 1931[1].
Ejerció el cargo de depositario interino en el Ayuntamiento de Monesterio, y ante la llegada de las columnas africanistas
huyó a zona roja, pero fue detenido tras la guerra y enviado al campo de
concentración de Castuera.[2]
En
Valverde encontró en la docencia su modo de vida. La escuela de D. León
Alexandre ocupaba una habitación doble del número 29 de la calle
Nueva, donde más tarde se situó la barbería de José María Ramírez Prera. Los
alumnos se sentaban en sillas sin pupitres y el maestro en una modesta mesa de
camilla. Al no ser una escuela oficial, sus paredes estaban desprovistas de la
litografía de Franco, el retrato de José Antonio Primo de Rivera, la
imagen de la Inmaculada Concepción o el clásico póster del
Domund.
D. León Alexandre Macedo
dio clases de repaso a muchos alumnos que oficialmente acudían a otras escuelas
públicas[3] y, en el mismo inmueble, preparó a unos pocos alumnos para el ingreso
y para primero de bachillerato[4]. Incluso su esposa, Carmen
Rodríguez, impartió docencia a algunas niñas en la casilleta del fondo del
inmueble, como medio de aliento a la economía familiar.
La escuela de D. León cerró sus puertas a
mediados de los 50, debido a los problemas de garganta del maestro; unos problemas
que venían de lejos y por los que
tuvieron que colocarle un tubo de platino en la tráquea.[5]
Sus
alumnos reconocen su buen hacer como docente: Manuel Calero nos comenta que «era un fuera de serie enseñando. Con apenas
diez años ya nos había enseñado a hacer raíces cuadradas».
Algunos de sus alumnos
fueron Antonio Lazo, Manuel Calero Marín, José Villadeamigo, José Rite Hidalgo,
José Arenas Parreño, Pedro Palma, José Sánchez Ramírez y Francisco Matías Marín
y otros muchos .
Pero el elemento
sancionador tampoco estuvo exento de su academia. Bien es sabido que el castigo
era aceptado en la escuela del franquismo como la situación que debía soportar
un alumno al infringir una norma y que, con demasiada frecuencia, derivaba en
un poder unidireccional sustentado en el miedo, capaz de generar en el alumnado
angustia y humillaciones que excedían el simple control normativo[6]. El castigo fue un elemento básico de la
metodología de estos años, que se sintetiza con el dicho de que la letra con la sangre entra.
En su día, analizamos la
gama de sanciones detectadas en los colegios valverdeños del siglo XX, de forma
especial en el Grupo Escolar: golpes, cachetes, tirones de pelo y de orejas,
pellizcos, coscorrones, castigos colectivos... El instrumental varía, desde las
manos del instructor a reglas, punteros, varas de palma, correas de cuero…
También pudimos comprobar
que los castigos no eran exclusivos de la escuela pública. Estuvieron muy
presentes en las escuelas privadas de la localidad, como la de D. León
Alexandre, y también con el mismo rigor en las escuelas religiosas.
Los
manuales de la escuela de D. León Alexandre seguían la tónica del resto de centros docentes de la localidad, públicos o
privados. Los alumnos mayores, en los
años treinta y primeros cuarenta, utilizaban el Grado Medio y Superior de
la Enciclopedia Dalmau Carles,
adquirida en las papelerías Perea o Fernández, o bien encargada directamente
a Antero Rodríguez, comercial de tejidos y representante de libros. Era la
enciclopedia preferida por los maestros de las escuelas unitarias, y lo siguió
siendo en los primeros años del Grupo Escolar. También fue la utilizada por las
hermanas Salesianas, como Sor Esperanza Pérez, Sor Elvira Molina, Sor Elvira
Ortega o Sor María de Gracia en los años 40 y 50.
La enciclopedia Dalmau Carles fue también la preferida en la escuela de D. León Alexandre: «El que se aprenda esto, -solía decir D. León Alexandre señalando a la
Enciclopedia Dalmau- no necesitará saber nada más en la vida”, mientras se
paseaba por la clase con aquella enciclopedia en la mano».
Su
carácter progresista hizo que tratara de evitar las lecturas patrióticas, base
del adoctrinamiento franquista. D. León Alexandre implantó un texto muy diferente para la
lectura diaria, el Quijote, aunque
ello no significara una revolución
total, ya que al decir del profesor Redondo-Morcillo, fue el libro de lectura
más utilizado en el franquismo[8]- Al
menos, pudo soslayar en parte el férreo control
ideológico, frente al soliloquio
adoctrinador. Todos sus alumnos tenían su propio ejemplar del Ingenioso
Hidalgo e iban pasando por la mesa del maestro, mejorando con él su
destreza lectora.
[1]. BARRAGÁN LANCHARRO,
Manuel. Breves pinceladas sobre la vida política y social de Monesterio
(1930-1931). En Mesto, Cuadernos monográficos de Tentudía IV. Actas del I Congreso de la Memoria Colectiva de Tentudia, p. 520.
[2]. GONZÁLEZ CORTÉS,
Ramón, “Prisioneros del miedo y control
social: El campo de concentración de Castuera”. En Hispania
Nova. Revista de Historia Contemporánea Nº 6 - Año 2006.
[3]. Caso, por ejemplo,
de Fernando Hidalgo Romero y Andrés Vázquez, alumnos de la escuela de D.
Antonio Infante Valdayo de la calle Real de Abajo.
[4]. Entrevistas a
Fernando Gómez Becerro y Agustín
Rodríguez Rodríguez.
[5]. Entrevistas a
Agustín Rodríguez y a Manuel Calero Marín.
[7]. Entrevista
a Manuel Calero Marín.
[8].
Víd. SÁNCHEZ-REDONDO MORCILLO,
Carlos (2000): “Política e ideología en los libros de lecturas escolares de la
escuela primaria de los años sesenta”. En Tiana Ferrer, A., El Libro Escolar, reflejo de intenciones
políticas e influencias pedagógicas. Madrid, Universidad Nacional de
Educación a distancia, p. 119.
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