Juan Carlos Sánchez Corralejo.
En Facanías, nº 500. Febrero de 2015
Un sector del mueble en alza
A las fábricas de zapatos se unían los talleres de carpintería. A principios del siglo XX solo existían en Valverde pequeñas
carpinterías dedicadas a la fabricación de puertas, carros agrícolas,
ventanales o vigas. Antonio Rico nos contó, desde las páginas de Facanías, los
inicios de la carpintería valverdeña contemporánea. Nos habló del papel pionero de José Parreño Ramírez,
quién estableció su fábrica de
carpintería en el número 2 de la calle Santa Ana; y que más tarde se instaló en
Riotinto, previo permiso de Walter
James Browning, director inglés de la Rio Tinto Company Limited,
quien cedió unos locales y autorizó el transporte de los muebles en furgones
ferroviarios directos desde Valverde a Riotinto, mediante transbordos de la línea
de El Buitrón al de la Compañía de Riotinto en Zalamea la Real. Pero la
exposición y tienda de muebles de José Parreño Ramírez y su esposa Manuela Bermejo
Palanco hubo de ser cerrada en 1913 tras la Huelga General de las Minas de Riotinto, promovida por Eladio
Fernández Egocheaga.[1]
Desde mediados de la década de 1920, el sector ocupaba a unas 210 personas y existieron
en la población ocho talleres de ebanistería[4]. Destacó
inicialmente la fábrica-taller de Aurelio Parreño
Bermejo, situada en la calle D. Juan González, -conocida como Comandante Castejón durante
los años del franquismo, y actual Cuesta de la Estación, nº 32-.
Aurelio, con apenas veinte años, tras la muerte prematura de su hermano Alfonso
y el revés que supuso el cierre de la exposición de Riotinto, reorganizó la
industria familiar, creando lo que A. Rico consideró la primera fábrica
mecanizada de muebles de Valverde
del Camino. Estuvo instalada en un amplio salón –actual La Cadena-, donde se
formaron jóvenes y buenos ebanistas y charolistas, instaló
maquinaría eléctrica, destacando una «tupi», una sierra circular, una labrante,
una sierra de cinta y la escopladora; dio
trabajo a más de 30 operarios y extendió su mercado a Ayamonte, Isla Cristina, Huelva y
Sevilla[5].
La fábrica se vio abocada al cierre en 1932-33, y Aurelio Parreño pasó a trabajar como encargado y viajante
de la fábrica de José Franco José.[6]
Foto: Sierra de cinta.
Rotonda de entrada a Valverde.
Muebles José Franco José llegó a
tener 150 trabajadores y se convirtió en la empresa puntera del sector maderero
local. En su fábrica de "El Dolor" trabajaron casi todos los carpinteros que
entonces había en Valverde, de forma que muchos pequeños propietarios de
carpinterías y un número mayor de empleados pasaron a engrosar su nómina de
operarios.
José Franco, consiguió integrar en su fábrica un competente equipo
de ebanistas, charolistas y tallistas con el resultado final de un mueble de
prestigio[9].
A finales de la década de 1930, se especializó en la producción de dormitorios,
salones y comedores, principalmente por encargo. Sus principales puntos de
venta estuvieron en la provincia de Huelva (Huelva, Ayamonte, La Palma) y
Sevilla capital, gracias a la disponibilidad de un camión Ford. Además de en Valverde, dispuso de sala de exposiciones en Huelva, en la
calle 18 de Julio, y en Sevilla, en la calle Alfonso XII. Los socios capitalistas fueron los
mismos que los de la industria de medias y calcetines, a saber, Juan Zarza Mora
y Cristóbal Mora Benítez. Como en aquel caso, a la muerte de José Franco, en
diciembre de 1935, Cristóbal Mora Benítez aunó la propiedad y la gerencia de la
fábrica durante varios años. Tras
la muerte de este último, pasó a manos de Juan Zarza Mora, en agosto de 1948, bajo
la regencia de su hijo Jorge Zarza Fleming, pasando a ser conocida a partir de
entonces con el nombre de «Los Zarzales», fecha en que se publicitaba como fábrica de muebles de lujo.
También desde la década de 1920 poseen
talleres de ebanistería Manuel Villadeamigo Castilla, en el Peñeo Abajo, -por entonces calle Alcolea 20-; José Hidalgo Matías,
en Joaquín Costa 14; Jerónimo Asuero
Santos,
en D. Pedro Castilla 3; José Manuel
Domínguez Sánchez –posterior Manuel Pernil Cortés-, en Lucía Ramírez; Eduardo
Asuero Núñez, en Rella Kaesmacher y Manuel
Crejo Arrayás, en el número 24 de la calle
Andrés Mora, actual Real de Abajo, especializado también en somieres metálicos.
La empresa “Santa Cecilia” de Miguel Carrillo
Becerro se
situaba en el nº 18 de la calle D. Francisco Romero,[10]
(posterior Los Infantes), y la de M. Membrillo
Marín
y José María Vélez, en los Arrabales
Chicos, dispuso además de un molino harinero anexo en la esquina del Cabecillo
de la Cruz[11].
Algo más tarde se abrió el taller de Capado, en Triana, junto a la Culmen.
Otros
talleres señeros de Valverde estuvieron regentados por Leonardo Domínguez y Florencio
Salas, ambos en los Trascorrales. Florencio Salas se dedicaba
a la fabricación de muebles de dormitorios -roperos, camas y mesitas de noche-,
mientras el taller de carpintería
artística Hijos de Leonardo Domínguez
estaba especializado en la
construcción de muebles, pero además de pasos y retablos. El propio Florencio Salas trazaba y cortaba en la sierra, con el
labrante preparaba las cara y los cantos, sacaba las molduras con la ayuda de
la tupi, mientras su aprendiz las escopleaba y sacaba las espigas para las
juntas[12].
En
1941 Manuel Pernil Cortes se hizo
con la antigua carpintería de José Manuel Domínguez Sánchez. En 1953, José
Franco Rodríguez abrió una nueva fábrica de muebles en los Pocillos, en la
antigua carpintería de Juan Hidalgo Matías, el “Pollo”, que estaba anexa a su domicilio
de la calle Camacho. Franco Rodríguez agregó a varios obreros de Juan Hidalgo y
otros de los Zarzales,[13]
antes de pasar a su nuevo enclave en Triana, en la calle Ánimas, en una fábrica
bajo la denominación “Hijos de José
Franco José”[14], y convertirse en la base valverdeña
de C.I.M.S.A. el Complejo Industrial Maderero, con sede principal en San Juan del
Puerto. Desde
1955, la fábrica valverdeña gozo de un punto de venta en la capital, Muebles
Los Cisnes en la calle José Nogales 16,
que vendía sus producciones de forma exclusiva.
Antigua fábrica Hijos de José Franco José, más tarde CIMSA
Terminamos con un buen ejemplo –uno
entre otros muchos- de cooperación y complementariedad de las producciones, a
nuestro entender una de las claves de Valverde para hacer frente a la crisis
-la de los años treinta y la de otros momentos históricos-. Desde principios de
la década de 1930, la serrería de José
Moya Bermejo, sita en la carretera de San Juan del Puerto, fabricó las
traviesas para las vías de algunas minas cercanas como Torerera, las cajas o envases
de madera para las principales fábricas de calzado de Valverde, como la Inval, la
Culmen y los Cuatro Ases, o los cajones rectangulares que permitían el envío de
los lotes de 12 o 24 botellas de los anisados y aguardientes Zarza Mora, que
además eran protegidas por una funda de paja que debía evitar las roturas. En
1948, José Moya trasladó el negocio a la calle Rábida, incorporó a sus hijos, Alfonso y Gregorio, y juntos ampliaron
el comercio con la fabricación de cristales, además de convertirse en el primer
distribuidor oficial en Valverde de los colchones Flex.[15]
[2] Entrevista a Alfonso Parreño Batanero
(1924).
[3] RICO PÉREZ, A., Facanías, nº
269 y 277. Vid., también A.P.H.
Delegación Provincial del Ministerio de Industria. Expedientes de actividades
industriales, 424.
[7] El
expediente industrial conservado en el Archivo Histórico Provincial lo fecha en
28 de mayo de 1935, pero otros datos
apuntan hacia una fecha de apertura del negocio anterior.
[8] Víd.
RICO PÉREZ; A. José Franco José.
[10]
Jesús Bermejo (1924) trabajó como aprendiz desde 1940 a 1944.
[12]
Entrevista a su aprendiz Antonio Cruz Almeida (1921).
[13] Los
trabajadores iniciales fueron Dionisio Camacho Caballero, Salvador Raimundo,
José María Llanes, Pepe Tomico, Francisco Millán y Aniceto Contioso.
[14]
A.H.P.H. Expedientes de actividades industriales. La fecha de alta oficial es
de 13 de junio de 1955.
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