Notas sobre la celebración de la Cruz de Mayo en Valverde
del Camino en los siglos XIX y XX
Le celebración valverdeña era, quizá, algo más
íntima, aunque seguimos ansiosos de nuevos datos. Sabemos, gracias a
la Breve Historia de Valverde, que en
1811, al paso del ejército francés para Extremadura “…en una casa del final de nuestra calle Arriba se celebraba un baile de
cruces, en su mes de Mayo”. La fiesta se celebraba en el interior de la
casa, el sargento francés que quiso bailar con la joven valverdeña, cayó muerto
en medio de la calle, tras pelear con el hermano de la joven. Don Luis Arroyo nos
cuenta que “en el mismo lugar donde la
sangre del francés regaba el suelo del españolísimo Valverde, se erigió una
cruz, sobre una peana de ladrillos…” [1]
La Segunda República, en
su afán por construir una sociedad laica, chocó con algunas de estas
tradiciones. La Constitución de 1931 reconocía en su artículo 48 el carácter
laico de la educación. Este principio normativo se vio apoyado por el decreto
de 6 de mayo de 1931, que suprimió la obligatoriedad de la enseñanza religiosa
en las escuelas públicas. Pero en la práctica, el principio de laicidad no fue
fácil de aceptar por parte de una sociedad tradicionalmente católica. El
alcalde mandó retirar los objetos confesionales, especialmente los crucificados
que presidian las escuelas. También, en agosto de 1931 se ordenó quitar el
nombre de Nuestra Señora del Reposo a la escuela de la por entonces calle Galán
y García Hernández, la escuela de la Luz, dejándola sólo en Escuelas Públicas[2], y se compraron alegorías
de la República para presidir las estancias de todas las escuelas públicas.[3]
Estas
prohibiciones alcanzaron también a las cruces colocadas en las calles y en el
Boletín Parroquial de Valverde, bajo la dirección de D. Jesús de Mora, podemos
leer “...En nuestra
provincia y especialmente en nuestro Arciprestazgo, la fiesta de la Santa Cruz
fue siempre día grande, de júbilo, de entusiasmo, de fe y de piedad. Las cruces
de nuestras calles han sido siempre iluminadas con esplendor en esa fiesta…”[4]. En este mismo boletín se nos da otra interesante
noticia: “...este año recibirán culto extraordinario,
aunque oculto, pero fervoroso, en todas las casas en que han recibido hospedaje
generoso. Sus vecinas las adornarán más que nunca, y les cantarán con más
sentimiento, más piedad y más fe que en otros tiempos”. [5]
Como consecuencia de la retirada de las
cruces de las calles -no todas lo fueron -
surgieron coplas como estas:
Han quitado las cruces
de
nuestras calles,
dentro
de nuestras casas
hay
que adorarles.
Viva
la Cruz bendita
que
siempre ha sido
una
insignia divina
donde
murió Cristo
por darnos la vida.
O esta otra, incompleta:
Han quitado las cruces
de
nuestro pueblo,
nosotras
las llevamos
colgadas
al pecho.
...........................
no
se saldrán en ella
esos perversos. [6]
Y
así siguió la fiesta. En el Boletín Parroquial de mayo de 1933 podemos leer:
“...Recordemos el testimonio de amor a la
Santa Cruz que los fieles de Valverde dieron el año anterior...”;
y más adelante:
“...Este año con mayor razón celebraremos la Cruz de Mayo. En cada casa un Altar,
en cada casa una Cruz adornada a la antigua usanza. Lo más rico, escondido en
el fondo del arca, salga gustoso para adornar nuestras cruces, lo más florido
de nuestros jardines y de nuestros campos córtese para la Cruz bendita; el
romero florido, cortado entre el monte, sea el tradicional perfume que
embalsame nuestras calles y habitaciones. Cantos, panderetas, festejos, todo
cuanto en los mejores años con júbilo y devoción cristiana se ofrecía a la
Santa Cruz vuelva otra vez a servirle de homenaje y reparación”.[7]
Igual que en Valverde, la prensa nacional acogió a muchos
nostálgicos que veían peligrar la festividad, especialmente en las grandes
ciudades como Madrid, que apelaban a las mujeres de provincias y de pueblos
pequeños a mantener las cruces de mayo como “verdadero relicario”[8]. Pese a
ciertas restricciones, en 1934 seguía habiendo cruces de Mayo en Madrid, como
las del Liceo Andaluz, donde no faltaba el rasgueo de guitarra, los poemas de
Manuel Machado y la Manzanilla.[9]
En
Valverde, la fiesta siguió celebrándose en las casas durante los años
siguientes. No fue hasta 1937, con la ocupación de la localidad, el año
anterior, por las tropas nacionales, en
que volvieron a ser restauradas, cada una en su lugar. De nuevo, el Boletín
Parroquial nos cuenta qué ocurrió, en el articulillo titulado Vuelvan
las Cruces a su sitio, y que
dice: “Así lo tiene acordado el digno
Ayuntamiento o Gestora Municipal de esta ciudad. Y este acuerdo será cumplido
con júbilo irremisiblemente para el día de la Invención de la Santa Cruz, el
día tres de Mayo. Es muy justo que todas las cruces mandadas retirar por odio
al signo de la Redención vuelvan otra vez a ocupar sus altares erigidos por la
piedad y devoción de los fieles en días mejores”. Prosigue el artículo diciendo: “El día tres de Mayo de este año, será de
fiesta en Valverde porque se celebrará solemnemente como antaño la fiesta de la
Santa Cruz en todas las Cruces de los vecindarios. Y que no falte el
tradicional romero, ni las coplas de los listones amarillos, ni la escalera
para subir al Madero y todo lo de ese día”. [10]
La
fiesta valverdeña se componía de “muchos
cánticos a la Cruz durante todo el día y más por la noche. Y, si queréis, las ‘boñoladas’
célebres de aquellas fiestas familiares”[11].
Algunos creen recordar junto al típico buñuelo valverdeño, otra versión
enmelada. Pero estábamos en guerra, y en el alma de todos los valverdeños, como
en la de todos los españoles, existía el deseo de su pronta
terminación, y se cantaban coplas como esta:
A la Santa Cruz le pido
que se ponga el pan barato,
que se acabe ya la guerra
y que vengan los muchachos[12].
También, en plena República, durante el bienio de
derechas, nace la Cruz del Cuco, en
la primavera de 1935, aunque tuvo un carácter esporádico: se repitió en los
primeros años del franquismo, en torno a una obra de forja de los Arroyo[13], pero
no fue reanudada hasta mediados de los sesenta tras un par de décadas de impasse en las que hubo cruces en “Las Ventas y otros parajes”.
La celebración se componía de rosario nocturno por los caminos de Los
Pinos, misa –que en los años sesenta y
primeros setenta fue celebrada por D. Francisco Arroyo Navarro-, diana mañanera con acompañamiento musical a cargo de la banda de música local, dirigida
por el maestro Lazo, bailes regionales, pero también bailes modernos para
satisfacción de los más jóvenes[14].
Las Cruces Valverdeñas en el franquismo
A
finales de la década de 1930 y principios de los 40, las valverdeñas engalanaban
las cruces urbanas de forja de sus calles con flores, a menudo silvestres,
o procedentes del huerto o la maceta, y las iluminaban con faroles de
aceite: “Se adornaba el día tres de mayo.
Yo la adornaba junto a mi madre, Josefa Borrero Mora (1902 -1984), y algunas vecinas como Matilde Cera con flores
naturales, especialmente claveles y rosas. La cruz se iluminaba con un farol de
aceite enganchado con ayuda de una garfio de hierro, que debía permanecer encendido
durante todas las noches de mayo”[15].
También se encendía la cruz de los Vironda. Pero cuando nuestras madres y
abuelas se hicieron mayores, las más
jóvenes no siguieron la tradición”.
En
la calle del Duque, Reposo Mora
Becerro, casada con Manuel Romero Santos, el menor de los hijos del matrimonio
de Francisco Romero Fernández y Manuela Santos, seguía adornando e iluminando
la cruz de los Vironda.
En
la calle San José, los vecinos disponían junto a la a cruz de un pequeño
jardincillo, y aportaban sillas para sentarse.
Cercana a esta cruz se encuentra la de la calle
Peñuelas, con poco espacio para
el festejo y que concentraba menos gente, limitándose su celebración al día de
la cruz[16]. Existió,
a mediados de esta misma calle, una cruz, con espacio suficiente para que
pudiera hacerse la fiesta allí, desapareciendo fiesta y cruz a comienzos de la década de los 70 del pasado
siglo XX[17].
Los
días anteriores a la fiesta, los vecinos salían al campo a por mastranzo, la mentha de caballo o longifolia,
a la que los valverdeños rebautizamos como mestranto.
Iban al lugar conocido como Socavón de la Mariana, distante un par de
kilómetros de la localidad, o al huerto Peña. También se extendían por el suelo
hojas de eucaliptos y, al son de
panderetas, guitarras y otros instrumentos, se bailaba y se cantaban coplas. A
ella se acercaban gente de los campos. Los amos permitían a los zagales un día
de regocijo y, dejando las tareas agrícolas y ganaderas por unas horas, podían
disfrutar de la merecida fiesta. Los festejos se celebraban durante el mismo
día de la cruz y los tres siguientes, rezándose el primer día el Santo Rosario.
Calle Piñolillas (San José), 14 y
placita anexa
La
Cruz del Barrio Grande disponía de un amplio espacio con un jardín, capaz de albergar gente suficiente para su festejo. Al
igual que en las anteriores, el suelo se
alfombraba de romero y se colocaban sillas junto a la cruz. Su celebración
duraba el día de la cruz, se bailaban sevillanas y se entonaban coplas a la
cruz, tales como:
De las cruces que yo he visto
esta ha sido la mejor,
porque ninguna ha tenido
la urna con el Señor.
Hacia
mediados de la década de los cincuenta dejó de celebrarse la fiesta en esta
calle[18]. La
Cruz del Barrio volvió a revitalizarse en la década siguiente. Así nos lo
cuenta Loli Lorca: “Corrían los años 60 y
los vecinos del Barrio un día decidimos adornar la cruz para celebrar su fiesta
en el mes de mayo”; y más adelante “Durante
el año pedíamos limosna por las casas para el aceite de la lamparilla que todas
las tardes encendía Angelita…”; y también “Los años 63 y 64 fueron buenos años de habas y la Rosenda recogió buena
cosecha y ofreció una buena ‘enzapatá’ y vino para todo el que viniera. Fue tal
la convocatoria que se llenó el barrio de gente. Al ver tanta gente, tuvimos la
idea, Tomás Lorca y yo, de improvisar los primeros mayordomos de la Cruz del
Barrio; nos pusimos lo que cogimos: una peina, un sombrero de mi padre, el
mantón de manila y salimos a la calle. Fue tan bonito que al año siguiente se
repitió, saliendo la Corito y Salvador en coche de caballos”.[19]
La Cruz del Barrio
Cabecillo de la Cruz
En
cuanto a la Cruz del Cabecillo, a
comienzos de la década de los 60 pervivía aún su celebración. Los vecinos
cuidaban de la cruz adornándola con claveles y macetas. Vecinos de la aldea de
Raboconejo, valverdeños también, eran los encargados de cortar y traer el
romero con el que se alfombraba el suelo. Al comienzo del día de la cruz, las
vecinas rezaban el Santo Rosario en el porche cercano a la misma, comenzando
las fiestas. Los vecinos obsequiaban a los visitantes con vino y “enzapatá,
bailándose sevillanas y cantando fandangos y coplas a la cruz. A mediados de esta década empezó a decaer el
baile, desapareciendo poco a poco.
Con
la llegada del agua corriente al pueblo, 1974/1975, realizada por los
trabajadores de la empresa Construcciones y
Contratas S.A, y el
arreglo de las calles, el Ayuntamiento ubicó la cruz desde el centro de la
calle al lugar que hoy ocupa, dentro de un pequeño jardincillo, motivado
también por el derribo involuntario de la misma en dos ocasiones. Trasladada a
su nuevo lugar se sustituyó la columna por otra nueva, donada por una familia
valverdeña. A partir de esta fecha, mediados de los años 90, se hace cargo de
su mantenimiento el jardinero municipal que plantó la enredadera que aún
persiste, adornándose en los días de la cruz con otras plantas. A mediados de
la primera década del presente siglo (2005/2006) la cruz deja de adornarse y
desaparecen todas las celebraciones externas. De hecho, la celebración de esta
cruz se limita al rezo del Rosario el día anterior y, en alguna que otra
ocasión, la puesta de alguna maceta junto a la misma. [20]
Otras
más modestas eran engalanadas con flores y permanecían iluminadas a lo largo
del mes de mayo: la Cruz de Santa Ana estaba
ubicada en la casa propiedad de Antonio Palomo y de su esposa Amparo Marín
Cejudo, vivienda que luego pasó a su hija Dolores Palomo Marín (1914-2004),
quien se ocupó durante años de su exorno e iluminación. “La familia de Dolores Palomo seguía adornando la cruz. Las niñas de las
calles celebrábamos El Mes de María, y el día de la Cruz, el 3 de mayo hacíamos
la primera comunión. Mi madre era la encargada de suministrar aceite todo el
mes de mayo, y de colgar el farolillo”.[21]
La
cruz de la esquina del Valle de la
Fuente y la Calle San Isidoro, de estilo renacimiento, era adornada con ramos de
flores de manera casi permanente[22].
Toda
la calle Coronada colaboraba en
adornar la cruz del nº 21, casa de Andrea Carrero Mora, esposa de Salas
Donaire, con cintas, macetas de
geranios, romero…, al tiempo que la fiesta consistía en cantar y bailar sevillanas
y fandangos, siendo impropias las canciones específicas a las cruces de mayo.[23]
La Cruz de la Calle Nueva nº 17 tuvo una impulsora, Mª Jesús Moya,
sobrina de D. Pedro Moya Camacho, el cura de la Fuente de la Corcha: “Cuando nosotras chiquillas, las vecinas de
la calle, mi madre, Ana berrocal, Inés e Ildefonso Valero, Candelaria Malavé, el
matrimonio formado de Blas Moya Jiménez y Estebana Moya y las demás adornaban la cruz y las más
jóvenes bailábamos y cantábamos a la cruz “.[24]
Los
recuerdos de aquellas primeras cruces de mayo valverdeñas han dejado rastro en el cancionero. Luis Arroyo Valero recogió una
copla de sabor arcaico a la Cruz de Mayo, que él creyó hubo de ser acompañada a la flauta pastoril: Cruz bendita y venerada que estas / que
estás en el campo sola (bis) / que estás en el campo sola / adorando a
Jesucristo / Hijo de Nuestra Señora (bis) / Cruz bendita y venerada / que estas en el campo sola[25].
Además
de las reseñadas, hemos recogido las coplillas que se cantaban en las Cruces de Mayo valverdeñas,
algunas de ellas son estas:
Mayordoma de la Cruz
acércate a la bandera,
porque ya viene cansada
la pobre, tu compañera.
Bendita la Santa Cruz,
bendita quien la compone
y también bendita sea
la que las flores le pone.
La Cruz de Arriba no sirve
ni la de Abajo tampoco,
aquí la única que sirve
la hemos hecho nosotros.
Cruz bendita y adorada
¿quién te ha hecho esa maravilla?
No me la han hecho en Valverde,
que me la han hecho en Sevilla.[26]
La Cruz del Cuco perseveró pese a los
inconvenientes: en 1968 hubo amenaza de lluvia y un corte del suministro eléctrico; en 1973 se
celebró en la última semana de mayo ya que en la prevista, la anterior, hubo un
auténtico diluvio. El domingo 27 de mayo fue bendecida oficialmente la capilla
construida para albergar la cruz, que fue obra del maestro Andrés Márquez Moya,
el Pavito, y sufragada por los vecinos de Los Pinos[27].
La Cruz de Mayo de El Cuco
Nuevo. Odiel. 9 de mayo de 1968. Fotografías
A. Calero
De los rituales antiguos a la recuperación de una
tradición
Los
festejos de la Santa Cruz se celebraban en la misma calle allí donde hubiese
una cruz, pero también hubo una fiesta
oficial y unos cultos dedicados a ella. El día 3 de mayo, festividad de
la cruz, se celebraba una función en la parroquia, en algunas ocasiones de
forma solemne, mientras que el día anterior, como preludio, en las diversas
cruces de las calles los fieles rezaban el Santo Rosario[28]. Además,
el día 3 era el señalado para hacer la
Primera Comunión y los niños se preparaban para este hecho, reservado para
la función solemne en la parroquia. En este día, los niños eran protagonistas.
Los mejor preparados, o con más memoria,
recitaban hermosos himnos a la Cruz, como contribución al realce de la
fiesta[29].
En
la hoja parroquial de Valverde, sucesora del viejo boletín, figuran en la
última página los cultos que se celebrarán en honor a la festividad de la Santa
Cruz en la parroquia el 3 de mayo de 1958, entre otros, una solemne eucaristía[30]. Dos
años más tarde, ya no aparece en la hoja parroquial mención alguna a los cultos
de la fiesta[31],
y no será ya hasta 1967 cuando tengamos alguna noticia de ella, pero lo hará
para hablar de las cruces de la Fuente
de la Corcha, de El Buitrón y del Cuco Nuevo , aldeas o lugares cercanos a
Valverde[32].
Pero a la par que se desarrollaba la festividad oficialmente en la parroquia,
se desarrolló también en su vertiente popular: en las calles.
Desde finales del siglo XX,
llega a Valverde y a su entorno un arquetipo de Cruz que parece responder a
modelos importados, ciertamente muy extendidos por Andalucía, pero menos
entroncados con la tradición local.
Los valverdeños han gustado
siempre de acercarse a las cruces de Buitrón y de Berrocal, y también, aunque
en menor medida, a las de Villarrasa, La Palma del Condado o Bonares. De ese
contacto, más que del recuerdo de la Cruz del Cuco, parece nacer el mimetismo
reciente.
En 1995, Raboconejo celebró su primera Cruz, gracias al tesón de los
miembros de la Peña Algaida. Desde octubre a abril las mujeres de la aldea se
dedican a echar buñuelos los sábados para recaudar fondos[33].
La Santa Cruz de Raboconejo se compone de Santo Rosario el viernes, misa el
sábado a las 12 de la mañana, seguida de la imposición de medallas con la
insignia de la santa cruz a los niños nacidos en el último año; juegos
deportivos por la tarde y pregón de exaltación de las fiestas. El domingo más cercano
al día tres, el paso de la Cruz procesiona por las casas de la aldea, que
ofrecen surtidas mesas para el acompañamiento de los asistentes.
Como novedad del Milenio, la Asociación de
Costaleros Blancos organiza desde el año 2000 el Encuentro Anual
Infantil de Cruces de Mayo de Valverde, con el preludio el viernes anterior del
pregón de las Cruces celebrado en la Plaza de Toros, y la imposición de
medallas a los costaleros con cuatro años consecutivos de bagaje y diversos
actos artísticos. El sábado se celebra la procesión de cruces infantiles que ha
tenido tres recorridos diferentes. El actual recorre las calles Benavente, Real de Arriba y Plaza de Ramón y
Cajal, y regresa por La Calleja hasta la
Plaza de Toros. Si en el año 2000
salieron dos pasos, en las últimas ocasiones la asociación ha logrado
aumentarlos a 11 estas cruces infantiles reúnen a pequeños costaleros y niñas
vestidas de mantilla, estandartes, faroles y un numeroso público asistente.
Cruces infantiles
La
Cruz del Barrio Viejo. Nació en el
año 2003, procesionando con las de la Asociación de costaleros blancos hasta
2007, en que se separa, realizando sus cultos y actos aparte. El fin de semana
se abre con una verbena popular, el viernes; continúa con la eucaristía del
sábado al mediodía y la procesión por la tarde. La cruz del barrio procesiona
desde el Barrio Viejo hasta Santa Ana, Sor Ángela, Cabecillo Martin Sánchez,
María Auxiliadora, Rodrigo Caballero, Valle de la Fuente, Plaza Ramón y Cajal, Real de Arriba, Sol y vuelta
al punto de origen.
La Cruz de la Calle Alosno comenzó su andadura en el año 2013, siendo
éste su tercer año de celebración.
Como dato, al menos curioso, hemos
de indicar que las fechas de celebración de los actos y cultos de las cruces en
la actualidad se alejan de la fecha de celebración de la fiesta, el 3 de mayo[34],
llegando las cruces de la Asociación de Costaleros Blancos en dos ocasiones
(2012 y 2013) hasta los primeros días del mes de junio.
Cartel Anunciador. Cruces de Mayo. Costaleros Blancos 2013
[1] ARROYO VALERO, Luis, Breve Historia de Valverde 2ª ed.
Valverde, Tip. Fernández, 2000, p.74. Se trata de la Cruz del Cantarero.
[2] A.M.V. /L.A.C. de
1931, 21 de ago.to.
[3] Vid. SANCHEZ
CORRALEJO., J.C. Las escuelas y los
maestros de nuestros abuelos (II), Raíces,
nº 8, 2005, pp. 45-46. Pueden leerse más
aspectos del debate social en torno al tema de la enseñanza religiosa en las
escuelas, y el progresivo enfrentamiento entre los partidos de
izquierda y derecha locales fue por el tema de la enseñanza religiosa.
[4] Boletín Parroquial de
Valverde (BPV) nº 190 de mayo de 1932, año XVIII.
[5] En nota manuscrita al
pie del artículo figura una aclaración de Francisco Arroyo, Pbro., que dice:
“Pues fueron retiradas por el gobierno republicano”. Es decir, que con la
proclamación de la II República, el Ayuntamiento mandó retirar todas las cruces
de las calles, aunque no todas se retiraron, pues en algunos lugares los
vecinos, sospechando lo que iba a ocurrir se adelantaron y ellos mismos las
quitaron y escondieron; no obstante, y de forma particular, los vecinos
siguieron celebrando la fiesta en sus propias casas.
[6] Entrevista realizada a Isabel Romero (1923) el 29/03/11.
Las letras de las coplas son obra de Tomasa la del “Espartero”, vecina que
vivió en la calle del Duque.
[7] B.P.V. nº 192 de mayo
de 1933, año XX.
[8] CUEVAS, Valentín F., “La Cruz de Mayo”. Diario de Córdoba. 3 de mayo de 1932, p. 1.
[9] La Libertad. 4 de mayo de 1934, p. 4
[10] BPV nº 210 de mayo de
1937, año XXIV. Estamos ante uno de los últimos boletines parroquiales, según
cuenta Francisco Arroyo, Pbro., en su libro Historia
de la Parroquia de Valverde del Camino, p.260, que: “el citado boletín
alcanzó los 213 números”, por lo que no hemos podido recabar más noticias de la
fiesta en los mismos.
[11] Ibídem.
[13] Algunos de sus
principales impulsores fueron los hermanos Arroyo, Francisquito, José y Eloy,
dueños de la fragua de la calle Camacho, y el padre de todos ellos. Una testigo
presencial, Petra Hidalgo Caballero, recuerda aquellos momentos iniciales.
[14] CORTE, José Antonio
de la “ Cruz de mayo en el Cuco de los Pinos de Valverde del Camino”. ODIEL: 9
de mayo de 1968. Víd también MARÍN, M., Apuntes sobre la Cruz de Mayo, Revista Facanías nº 2 Junio, 1973. El artículo
se basa en una entrevista a un agente presencial de los hechos, Francisquito
Arroyo.
[15] Entrevista a Rosario
Oliva Borrero (1939).
[16] Nos ofreció la información de estas dos cruces y de
algunas coplillas Isabel Romero el 29/03/11.
[17] Debemos esta
información a María del Carmen Caballero, que nos la proporcionó el 21/08/2011.
[18] Informó de estos
datos de la Cruz del Barrio y de la copla Manoli Tocino el 29/03/11.
[19] Datos recogidos del
artículo publicado por LORCA, Loli “Mis vivencias con la Cruz del Barrio”, en
la revistilla Encruzijada nº1 p. 16,
de Mayo 2008.
[20] Toda la información
de la cruz del Cabecillo recogida a Isabel Romero el 29/03/11.
[21] Entrevista a Amparo
Parreño Palomo (1945) y María Macías Capado (1940).
[22] Entrevista a María
Dolores Vázquez Marín (1932).
[23] Entrevista a Manuela
Cuesto Caballero (1932).
[24] Entrevista a Aurora
Domínguez Berrocal (1930) y a Dolores Moya Moya (1944).
[25] ARROYO VALERO, Luis. Cancionero de Valverde del Camino.
Reedición de 1989, p. 16. “Copla a la cruz de mayo”.
[26] Entrevista a Dolores
Moreno. Recogido por GOMEZ CERA. Manuel
Fernando:” Cruces de mayo en Valverde del Camino”. Facanías nº 418. Mayo de
2008. Otras muchas de las entrevistadas
las conocen, o al menos algunas de ellas.
[27]
Manuel Bermejo Medina pedía la rehabilitación de
la emita y de sus cultos en “La Ermita de la Santa Cruz de los Pinos”.
FACANIAS. Mayo de 2000, p 28.
[28] Información
facilitada por D. Francisco Arroyo, Pbro., el 28/03/11.
[29] Entrevista realizada
a Isabel Romero el 29/03/11.
[30] Hoja parroquial de
Valverde nº 17, año III, de 27/04/58.
[31] Hoja parroquial nº 9,
año V, de 01/05/60.
[32] Hoja parroquial de
Valverde nº 19, año XII, de 05/05/67.
[33] Aljabara: “Raboconejo
celebra por primera vez la Sana Cruz de Mayo”. Facanías, nº 264. p. 29. D.A.R.
Fiesta de la Cruz en Raboconejo, – 299, p. 35.
[34] La fiesta oficial de la
Exaltación de la Santa Cruz ha sido
trasladada al 14 de septiembre, ya que
ese día es el aniversario de la consagración de la Iglesia del Santo Sepulcro
de Jerusalén en el año 335.
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