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sábado, 17 de mayo de 2025

LA PRIMERA PROMOCIÓN

 

Algunos de los alumnos de la primera promoción nos arrojan algo de luz, aunque no certeza absoluta, en este galimatías. Al parecer, la primera aula en abrirse fue la nº 6, asignada a D. Antonio Rodríguez-Cepeda. Pensamos que era el otoño-invierno de 1937/38. El aula de niños de la Zona Militar había quedado inundada por filtraciones de lluvias y eso precipitó el traslado. El regimiento Pavía acababa de abandonar el colegio y se procedió a un blanqueo de urgencia. Muchos de aquellos primeros zagales recuerdan el descampado del colegio lleno de hierba, de borreguitos de pan, y grandes riscos[1].

 Entre los alumnos de la primera promoción del Grupo Escolar que llegaron con Antonio Rodríguez-Cepeda podemos citar a Juan Bonaño Castaño, Salvador Vázquez Marín, Felipe Calero Pérez, Salvador Vázquez Marín, los hermanos Mezquita de El Campillo, o su propio hijo Manuel Rodríguez Marín.   

 La primera escuela de Gregorio Romero Bogado trajo a alumnos de la calle Nueva como Jesús Bermejo, Rafael Arroyo, Ildefonso Calleja, Juan Ramos, Daniel  Bermejo Ponce, el hijo del maestro, Francisco Romero, y su sobrino Ildefonso Calleja. El resto de alumnos se trasladó en las semanas siguientes, los de  Evaristo Arrayás de la calle Nueva, los de Manuel Viso Toscano de la Escuela de la Luz, los de Miguel Rasero y los de Manuel Medina.

 Algunos de aquellos primeros alumnos recuerdan un acto oficial de inauguración. Dos enormes filas de adoquines  sirvieron para marcar un camino, a modo de modesta avenida de las esfinges de un templo tebano, e incluso recuerdan el recibimiento por parte de una pléyade de mujeres y muchas madres vestidas con el uniforme de la  Sección Femenina[2].  Otros nos refieren como los propios chiquillos  tuvieron que ayudar al  transporte de las bancas desde la escuela de la Zona hasta el nuevo recinto escolar.

 En mayo de 1938 el colegio ya acogía a 200 alumnos[3]. El Grupo Escolar estaba en pleno uso a comienzos del curso académico siguiente, 1938/39[4]. Se había logrado agrupar en un único local todas las escuelas públicas de niños antes dispersas por la población.

 Hasta 1942 no se produjo el acta de recepción definitiva y la devolución de la fianza de las obras del colegio, una vez que nadie presentó reclamación contra la contrata y después de haber transcurrido el plazo de garantía[5]. La contratación de obras se rigió por el Real Decreto de 4 de septiembre de 1908 del Servicio de Construcciones Civiles del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes,  artículos 64, 68 y 70, relativo a normas de contratación de construcciones escolares.

 



El proyecto inicial de Pérez Carasa hubiese dotado a Valverde de un centro escolar de categoría, pero  la escasez de los tiempos dio como resultado un edificio ramplón.

 

En la década de 1940 siguió existiendo como única escuela masculina oficial independiente del Grupo Escolar la de la calle Real de Abajo, tutelada por  Antonio Infante Valdayo[6].  La estructura del edificio era similar a la del actual taller municipal de artes plásticas, pero con los típicos pupitres bipersonales y las   paredes ornamentadas con el crucifijo y las litografías de Franco y José Antonio Primo de Rivera.  Antonio Infante vivía en aquel  inmueble, junto a su familia, en el espacio delimitado por una cristalera que separaba convenientemente el área docente y el hábitat familiar. No obstante, los alumnos debían traspasar la casa para dirigirse a la letrina situada en el corral. D. Antonio se jubiló en Valverde y fue el iniciador de otra importante saga, completada con la labor de su hijo Antonio Infante Acosta, y de sus nietos Mª Teresa y Antonio.

                «La clase reunía a alumnos desde 6 a 12 años.  El maestro los clasificaba, de modo que buscaba la cercanía a su mesa de los más aventajados y reunía en el fondo del aula a  los más  torpes. D. Antonio Infante era un hombre muy celoso de su trabajo y muy religioso. Por las tardes, antes de mancharnos a casa, había que rezar el Padre Nuestro, y el Ave María no faltaba en el mes de mayo, y los cánticos religiosos perfectamente formados en corro. También la disciplina era muy estricta. El castigo habitual era ponernos al menos media hora de rodillas y los palmetazos con la regla».[7]

 

Pero, además, algunos niños de la población recibieron su primera instrucción en escuelas privadas como la de la D. León de la calle Nueva, o la de Dª María Domínguez.

 

La escuela, amiga o «amiguilla» de Dª María Domínguez, situada inicialmente en la calle D. Rodrigo Caballero y reubicada en la calle Camacho, se ocupaba de los párvulos.[8]

 

Desde fines de la década de 1940 actúa muy activamente la escuela de D. León de la calle Nueva. León Alexandre Macedo, comerciante, de afiliación socialista, era natural de Monesterio (Badajoz), donde  formó parte de la Comisión Gestora creada tras las elecciones municipales del 12 de abril de 1931[9]. Ejerció el cargo de depositario interino en el Ayuntamiento de Monesterio, y ante la llegada de las columnas africanistas huyó a zona roja, pero  fue detenido tras la guerra y enviado al campo de concentración de Castuera.[10]

 

Por su condición de preso político fue desterrado de su pueblo y llegó a Valverde del Camino junto a su esposa Carmen Rodríguez García, ya que la hermana de esta última, Araceli, se había afincado en Valverde junto a su esposo,  Antero Rodríguez Domínguez, natural de Cabeza la Vaca (Badajoz), agente comercial,  representante de tejidos  de una casa sevillana y más tarde dueño de un próspero almacén de curtidos.

 

La escuela de D. León Alexandre ocupaba una habitación doble del número 29 de la calle Nueva, donde más tarde se situó la barbería de José María Ramírez Prera. Los alumnos se sentaban en sillas sin pupitres y el maestro en una modesta mesa de camilla. Al no ser una escuela oficial, sus paredes estaba desprovistas de la litografía de Franco. De la misma manera D. León Alexandre Macedo dio clases de repaso a alumnos de otras escuelas[11] e incluso preparó en su  escuela de la calle Nueva a unos pocos alumnos para el ingreso y primero de bachillerato[12]. Incluso su esposa impartió docencia a algunas niñas en la casilleta del fondo del inmueble.

 

 La escuela de D. León cerró a mediados de los 50, debido a los problemas de garganta del maestro.[13]  Sus alumnos[14] reconocen su buen hacer como docente:

 

«Era un fuera de serie enseñando. Con apenas diez años ya nos había enseñado a hacer raíces cuadradas».[15]

 

En el curso escolar 1961/62 se creó el Grupo Escolar de Niños José Nogales en su primigenia ubicación en el Cabezo del Santo[16], que vino a completar la oferta educativa de la localidad. 

 

 Por tanto, el Colegio Menéndez y Pelayo ocupó el lugar básico y casi único  de la nueva estructura de dotaciones escolares masculinas. Se situaba en el extrarradio del casco urbano, en el límite N.O. de la población. El acceso más habitual era a través del Valle de la Fuente o de la Calleja. El caserío valverdeño daba fin con la Calle San Isidoro y la Clínica La Unión y, frente a ella, la Plaza de Toros, el viejo coso de la calleja de Carpinteros, frente a la cual se erigían las últimas viviendas del Valle de la Fuente y la carretera de Calañas, ya asfaltada, pero con sus típicos socavones. El cercado del Matadero era el inicio del alfoz. A menudo, el callejón estaba lleno de charcos y los alumnos trepaban, manteniendo el equilibrio, por encima de la tapia de piedra, a la vista de los corrales de la Calle San Isidoro y de un inmenso cercado plantado de habas. 

En cuanto a las escuelas femeninas, pervivieron las creadas durante la  II Republica: La Escuela Graduada de la Zona[17] y la Escuela Unitaria de María Ruiz Cobo de Guzmán[18], además de las preexistentes escuelas católicas: El Colegio de Santa María Magdalena y el Colegio María Auxiliadora de las hermanas Salesianas. En este último cubrieron además su etapa de parvulario y la educación primaria cientos de muchachos, muchos de los cuales marcharon luego a los Colegios salesianos de Utrera o Morón, o a diversos institutos sevillanos,  antes de iniciar sus estudios universitarios.[19] 

 



 

Vista general del antiguo Menéndez

 

La denominación del Grupo nace en 1951. Desde aquel año, el centro pasó a llevar el nombre del insigne filólogo, polígrafo e historiador Marcelino Menéndez Pelayo, siguiendo la propuesta de D. Manuel Medina[20]. De nuevo, en octubre de 1961, la Junta Municipal de Educación solicitó los nombres de “José Nogales” y de “Menéndez Pelayo” para los dos grupos escolares de la localidad[21]. La realidad es que el grupo Menéndez y Pelayo llevó a gala dicho nombre a lo largo de la década de 1950, y lo lucía en el membrete de todos sus documentos oficiales.

El 75 Aniversario del Menéndez y Pelayo de Valverde es compartido con otras efemérides, como el nacimiento de Radio Nacional y, a nivel doméstico, con la talla de la virgen valverdeña de los Dolores, por parte del escultor Manuel Pineda Calderón[22], y solo un año después del la fundación de la Hermandad valverdeña del Rocío.



[1]. Entrevistas a Juan Bonaño Castaño y Daniel Mantero Castilla.

[2]. Entrevista a Manuel Rodríguez Marín.

[3] 21 de mayo de 1938. Respuesta del Gobernador  a la  instancia de Manuel Vázquez Batanero para extraer piedra del solar del Grupo Escolar. Sin Catalogar

[4]. Con motivo de la epidemia de tifus exantemático que asoló Valverde aquel año de 1938, un enfermo, José María Castilla, el «cosario», fue trasladado al grupo escolar, reconvertido así en lazareto provisional.  Aun no estaba plenamente en servicio. En cambio, el 1º de septiembre de 1938, se estaban comprando una mesa y seis sillas para la escuela nº 1 del Grupo Escolar. Un verano de los inicios de la década de 1940 de nuevo se reproducen las fiebres tifoideas y el colegio volvió a quedar en cuarentena, aunque las clases no se anularon. 

[5]. BOE 305 de 1 de noviembre de 1942.  Aprobación del acta de recepción por la Dirección General de Primera Enseñanza.

[6]. SÁNCHEZ CORRALEJO, 2006 a). Natural de Bollullos del Condado, había ejercido en su ciudad natal, Villarrasa, en El Buitrón y Escacena del Campo, y finalmente llegó a Valverde atraído por los aires serranos que debían servir de bálsamo para el asma de su esposa, Carmen Acosta Berdiè. Inicialmente impartió docencia en la Escuela de la Luz, desde 1929 hasta 1932. No sabemos a ciencia cierta dónde trabajo en la República, pero desde los inicios del franquismo lo hizo en la escuela de la Calle Abajo.

       Algunos de sus alumnos fueron el presbítero Francisco Arroyo, Fernado Hidalgo Romero, Andrés Vázquez,  los hermanos José y Diego Garrido Bonaño, Juan Vizcaíno, José Dolores Duque, Francisco Bermejo, Rafael Fernández Ramos, José Doblado Vizcaíno, Luciano Llanes Méndez, Ángel Calderay, o el músico local Antonio Garrido.

[7]. Entrevista a Diego Garrido Bonaño.

[8]. Entrevista a Manuel Calero Marín.

[9]. BARRAGÁN LANCHARRO, Manuel. Breves pinceladas sobre la vida política y social de Monesterio (1930-1931). En Mesto, Cuadernos monográficos de Tentudía  IV. Actas del I Congreso de la Memoria  Colectiva de Tentudia, p. 520.

[10]. GONZÁLEZ CORTÉS, Ramón, Prisioneros del miedo y control social: El campo de concentración de Castuera. En Hispania Nova Revista de Historia Contemporánea Nº 6 - Año 2006.

Al finalizar la Guerra Civil, el campo de concentración de Castuera funcionó como espacio de internamiento y clasificación de prisioneros de guerra y centro de represión comarcal y de eliminación selectiva de individuos significados con el régimen republicano. Además, provocó un miedo que cercenó la disidencia y favoreció la identificación con los valores del nuevo Estado.

[11]. Caso, por ejemplo, de Fernando Hidalgo Romero y Andrés Vázquez, alumnos de la escuela de D. Antonio Infante Valdayo de la calle Real de Abajo.

[12]. Entrevistas a Fernando Gómez Becerro y  Agustín Rodríguez Rodríguez.

[13]. Entrevistas a Agustín Rodríguez y a Manuel Calero Marín. Los problemas de garganta del maestro venían de lejos y tuvieron que colocarle un tubo de platino en la tráquea.

[14]. Algunos de sus alumnos fueron Manuel Calero, José Villadeamigo, José Rite Hidalgo, José Arenas Parreño, Pedro Palma, José Sánchez Ramírez y Francisco Matías Marín.

[15]. Entrevista a Manuel Calero Marín.

[16]. SÁNCHEZ CORRALEJO, J.C., 2006, 47.  El 22 de marzo  de 1961 se produjo su  recepción provisional por parte del ayuntamiento.  Los primeros maestros, allá por el curso 1961/62, fueron Luis Retamero, el primer director desde octubre de 1961, el granadino Manuel Rojo Jiménez, Antonio López Pavón, el segundo director, Manuel Orihuela, de Iznalloz, Jerónimo Nogueroles, Amador del Pino Izquierdo, hijo de un conocido profesor de la escuela normal de Huelva y tercer director del colegio, Juan Cruz Cera, aún con destino provisional,  y José Luis Infante Tocino -sustituido un mes más tarde por Manuel Villadeamigo Blas-, 

Rafael López Muñoz e  Ildefonso Arrayás Mora. En los cursos siguientes llegaron al Santo el beasino Fº Javier Domínguez Romero, José Arrayás Arroyo, procedente del aula de primaria de la escuela profesional “José Antonio”, y Juan Manuel Alcaría Capado.

[17]. Vid  SÁNCHEZ CORRALEJO J.C., 2005, 43. Véase también SÁNCHEZ CORRALEJO J.C.,  2006, 45-46. 

[18]. La antigua Escuela Nacional San Carlos data de la época de la Restauración. Desde mediados de la década de 1930  fue regentada por  Dª María Ruiz,  y continuó a pleno rendimiento en las décadas de los 40, 50 y 60 del siglo pasado. Vid SÁNCHEZ CORRALEJO, J.C., 2005, 38 y SÁNCHEZ CORRALEJO, J.C. 2006, 46.

[19]. En los años 40 y 50 muchos chicos pasaron por sus aulas: Gregorio Morales Arenas, Manuel Hidalgo Pascual, José Antonio Marín Rite, Daniel Romero Álvarez,  Antonio Gordillo Calero, Segundo Boza Rite, Juan Fernández Batanero, Fernando Hidalgo Romero, Juan José Mora, Andrés Bruno Romero, Diego Félix Romero, Antonio Romero Parreño, Salvador Carrero, Manuel Marín Mintenhoff o Patricio Mariano Romero. En los años 50 pasaron por sus aulas José Antonio Corralejo Flores, Jesús Ramos, Amaro Bermejo, Diego Macías, Gregorio Macías, Manuel Feria, José Martín de Toro…

El parvulario estaba a cargo de Sor Adelaida, mientras que la primaria de los chicos corría a cargo de Sor Esperanza Pérez, quien seguía utilizando la enciclopedia de Grado Medio de Dalmau Carles. Todos ellos resaltan la labor de Sor Esperanza Pérez, quien además de excelente pedagogía dinamizaba la labor docente con teatros y certámenes literarios.  

Algunos de aquellos muchachos se beneficiaron de su condición de pensionistas del comedor. También había medio-pensionistas, que llevaban el almuerzo de sus casas y utilizaban las instalaciones del comedor.

[20]. A.M.V. Junta de primera enseñanza. 10 de octubre de 1951. Sesión presidida por el inspector Pedro García Delgado

[21]. A.M.V. Junta de primera enseñanza. Acta de 25 de octubre de 1961. Leg. 360. Además, se propone como director interino del grupo José Nogales, aun sin inaugurar, a Luis Retamero.

[22]. RODRÍGUEZ RIERA, Rafael (2012): “La Virgen de los Dolores y sus orígenes”. En La Chicotá, 11. Asociación de costaleros blancos.

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