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viernes, 3 de mayo de 2019

EL BACHILLERATO EN VALVERDE (I)

Juan Carlos Sánchez Corralejo.

Extraído de "El grupo Escolar y Valverde del Camino (1937-1986)". En SÁNCHEZ CORRALEJO , J.C. PÉREZ RITE J.A. Y BARCELÓ MARTÍNEZ M. (2012):  Del Grupo Escolar al CEIP Menéndez y Pelayo, pp. 373-377.


10.2. Los estudios de bachillerato en Valverde

 El niño de familias acomodadas solía hacer Bachillerato en centros privados fuera de la localidad. En Valverde, los destinos preferidos fueron el Colegio salesiano de Utrera y el Colegio salesiano de Morón. También el Colegio Menor “Santa María de la Rábida”, dependiente del Frente de Juventudes de Huelva, dio cobijo a algunos valverdeños que estudiaban en el cercano instituto Rábida de la capital onubense.[1]

En la década de 1940 existió una primitiva academia que nace con el objetivo de preparar al alumnado de bachillerato que se examinaba por libre en el instituto Rábida o en el colegio San Ramón de Huelva.  Era un local alquilado en la calle Barberán y Collar, por parte de los maestros D. Miguel Rasero y D. Manuel Pedrero. El resto de asignaturas eran preparadas por D. Antonio Cuevas y D. José Castilla en sus domicilios particulares, ambos en la calle Menéndez y Pelayo.[2]

De la misma manera D. León Alexander Macedo preparó en su escuela de la calle Nueva a unos pocos alumnos el ingreso y primero de bachillerato.[3]

 Desde 1952 muchos zagales estudiaron en la Academia Nuestra Señora del Reposo, en sus distintas ubicaciones -los altos de las Escuelas Vicentinas, los altos de la Biblioteca Municipal de la Calle Real de Abajo, la Carretera de  Calañas, y Casa de Ejercicios Espirituales, anexa a la ermita de Santa Ana-. Cientos de valverdeños y valverdeñas hicieron los primeros cuatro cursos de bachillerato en la citada Academia[4]. Por lo pronto, para acceder al bachillerato superior hubo que seguir desplazándose, bien a Huelva o a la capital hispalense.

La plantilla de profesores estaba formada por Manuel Tocino Tocino (matemáticas, física y química, aunque también se atrevía con el griego y el latín), Luis Duque Cejudo (geografía e historia y latín), José Castilla Limón (ciencias, francés, inglés y metodología y didáctica). Este último, antiguo concejal republicano, tenía un notable bagaje de idiomas y, a pesar de sus limitados estudios, era un gran lector y orador y una de las mejores cabezas pensantes de la población. La dirección espiritual siempre correspondió al representante de la clerecía, normalmente el coadjutor de turno de la Iglesia Parroquial Nuestra Señora del Reposo.

  El Colegio Libre ofrecía un pequeño cupo de 4 plazas gratuitas con cargo al Ministerio de Educación Nacional (becas del PIO), a lo que se añadían las becas del propio Ayuntamiento de Valverde, mediante el llamado examen de confrontación.

En 1961, se convirtió en Colegio Libre Adoptado de Enseñanza Media Elemental. Ello suponía que el centro valverdeño quedaba bajo la dependencia académica del Instituto de Enseñanza Media de Huelva y se dotaba de dos cátedras de plantilla del escalafón oficial: una de la sección de ciencias y otra de letras.[5]

Al adquirir su nueva categoría fue necesario contratar a dos licenciados. Los elegidos fueron Conchita  Ruiz Burrueco y José Pérez Vázquez, quien además de  su primer director, era profesor de física y  matemáticas, y compartía docencia con la Escuela Profesional. Conchita Ruiz Burrueco, natural de Priego de Córdoba, licenciada en Historia y adjunta del Archivo de Indias de Sevilla, fue la encargada de las clases de geografía, historia y lengua, y más tarde directora del centro. El ayuntamiento se comprometía a asumir la responsabilidad jurídica y económica de su mantenimiento, como empresario del colegio. En abril de 1962, los antiguos profesores de la Academia –José Castilla, Manuel Tocino  y Luís Duque- ofrecen sus servicios para seguir impartiendo docencia en el Colegio Libre, siendo considerados aptos. Estos recibirían en adelante un donativo por parte del ayuntamiento. Un año después, la plantilla se amplió con Carlos Rizo Martínez y Antonio Infante Acosta. En el curso escolar 1962-63, el Colegio Libre se situó en el edificio de la antigua tenería de Triana; en agosto de 1968, se decidió trasladar el Colegio Libre al edificio parroquial de Ejercicios Espirituales de Santa Ana[6].

Desde el curso 1962-63, se situó en el edificio de la antigua Tenería Andaluza en Triana. Gracias al Colegio Libre Adoptado Valverde, contó con estudios de bachillerato elemental, que comprendían hasta cuarto y reválida.

El comienzo de la década de 1970 marca el canto del cisne del Colegio Libre. Estuvo a punto de cerrar en el año 1971, y sólo la presión de los padres le dio la oportunidad de permanecer abierto dos años más, pero cerró sus puertas al finalizar el curso 1973-74.

Otros lugareños estudiaron el bachillerato, total o parcialmente, por libre, con la ayuda de algún profesor amigo de la familia, a veces de manera  desinteresada, a veces por una pequeña cuota. En tal labor destacó Antonio Rivera Quintero, maestro de enseñanza primaria que atendía a sus pupilos por las tardes aprovechando las instalaciones del Grupo Escolar, o bien en su propio domicilio, en el número 12 de la Calle Peñuelas; o la ayuda más selectiva que prestó a algunos chicos el zalameño José Contioso Lineros (1914-1975)[7], o  Manuel Hidalgo Caballero[8], insigne filólogo, quien dio clases a varias muchachos en su domicilio de la Plaza de Ramón y Cajal. D. Manuel Tocino, además de sus clases en la Escuela Profesional y en la  Academia, también preparó a varias estudiantes de magisterio en su domicilio del Cabecillo Martín Sánchez[9].  Lo mismo cabe decir de Luis Duque Cejudo, que recogía a un grupo de alumnos en la casilleta de su domicilio del Valle de la Fuente, y que repasaba las lecciones con ellos cuando volvía de la Academia.[10]

Otra salida muy buscada fueron los estudios en la preceptoría, sita en las Escuelas Vicentinas, bajo la dirección de D. José Romero Contioso. Muchos jovenzuelos valverdeños cursaron allí los dos primeros cursos de la carrera eclesiástica y dieron el salto al Seminario de Sanlúcar de Barrameda, ya que D. José fue rector de dicho seminario y más tarde del de Sevilla[11].

De esta manera, Sanlúcar de Barrameda era el destino habitual de los alumnos de la preceptoría, y más tarde  – en caso de confirmarse la vocación- el Seminario Mayor de Sevilla, donde se estudiaba filosofía y teología. Algunos de aquellos niños fueron Francisco Javier Almonte, Daniel Romero Álvarez, Manuel Mora, Juan Lorca, Domingo Vera, Antonio Romero Domínguez, Pedro Hidalgo, Manuel Castilla Bonaño, Juan Donaire o Ildefonso Romero Biedma, sólo los dos últimos sacerdotes.   

Los estudios en el seminario a menudo terminaban con el reingreso en la vida seglar de forma, a veces, más o menos  tortuosa[12], a veces de forma más directa, mediante la convalidación del bachillerato[13].


Un cierto porcentaje de alumnado de clase media-baja eligen otra vía: la preparación para los cursos de bachillerato en escuelas públicas primarias, aprovechando la sapiencia de sus propios maestros anteriores. En opinión de Carmen Párraga, ello significó un alivio en la falta de centros públicos de  bachillerato, además de un bálsamo económico para el Magisterio en muchos casos.


[1]. Uno de ellos fue Manuel Caballero Palomo, becado por el ayuntamiento de Valverde por su condición de hijo de antiguo funcionario municipal, a lo largo de la década de 1950. Recogido por SÁNCHEZ CORRALEJO, J.C.,  2007, 37.
[2]. Miguel Rasero preparaba las matemáticas y el francés; D. Manuel  Pedrero, quien trabajaba en el ayuntamiento de la Palma del Condado, lengua castellana y latín; Antonio Cuevas, historia y geografía; José Castilla, inglés.  Algunos de sus alumnos fueron Fernando Gómez Becerro, Antonio Vizcaíno, Manuel Hidalgo Caballero, José Gallart…
D. Miguel Rasero también dio clases de cultura general a algunas muchachas como las hermanas  Ilde y María Hidalgo Arroyo, quienes necesitaban adentrase en  los principios de la contabilidad para ser de utilidad en el negocio familiar, el almacén de curtidos y la zapatería de  banquillas de Bartolomé Hidalgo Parreño, de la calle Menéndez y Pelayo.
[3]. Entrevistas a Fernando Gómez Becerro y  Agustín Rodríguez Rodríguez.
[4]. SÁNCHEZ CORRALEJO, J.C., 2007. Fue fundada por Manuel Tocino, Luís Duque y José Castilla, bajo los auspicios del sacerdote D. Francisco Barragán Cordero. Tras una brevísima estancia en el doblado del número 61 del Valle de la Fuente, desde 1952 se situó en los altos de las Escuelas Vicentinas. El curso 1953-1954 fue año de transición. Comenzó el curso escolar en las Vicentinas pero a principios de 1954 se trasladó a los altos de la Biblioteca Municipal en la calle Real de Abajo. Esa última fue, no obstante, una ubicación transitoria hasta que pasó a la Cruz de Calañas, al inmueble propiedad del matrimonio formado por Manuel Morián y Lucía Castaño, posterior fábrica de calzados de José Dolores Macías y actual edificio Margarita. Era un gran salón sin separaciones, organizado en dos espacios o aulas y un patio trasero que, igual que los anteriores, atendía a niños con edades comprendidas entre 11 y 18 años.  En el curso 1960-61, tras agotar su permanencia en la carretera de Calañas, tuvo otra efímera ubicación en la Casa de Ejercicios Espirituales, anexa a  la ermita de Santa Ana, antes de dar el salto y convertirse en Colegio Libre Adoptado.   
[5]. BOE de 22/08/1961, pp. 12363-12364 . Orden de 7 de julio de 1961, firmada por el Director General de Enseñanza Media Rubio García-Mina, por la que se adopta como Colegio libre de enseñanza Media de grado elemental el de la Corporación local de Valverde del Camino (Huelva).        
[6]. SÁNCHEZ CORRALEJO, 2007, 39-41.
[7]. Era un hombre excepcional que destilaba amor por los cuatro costados. Al no poder ejercer como maestro, trabajó de contable en la fábrica de calzados de Andrés Senra; gustó de ayudar, siempre de forma altruista, además de a sus hijas, a J. A. Pérez Rite o a Mª Jesús Ramos a enderezar sus estudios, tanto de bachillerato como de magisterio. 
[8]. También sustituyó de forma efímera a D. Evaristo Arrayás en una de sus bajas por enfermedad.
[9]. Algunos de los alumnos de magisterio de Manuel Tocino fueron Angelines Estebán, José Antonio Pérez Rite, Pepita Morcillo, Mª Carmen Marín Mitenhoff  o José Corralejo. 
[10]. Entrevista a Francisco Mendoza Cejudo. Con su ayuda hizo 1º y 2º de bachiller. En 3º pasó de forma oficial a la Academia.
[11]. Francisco Javier Almonte  cursó 3º, 4º y parte de 5º en el Seminario de Sanlúcar de Barrameda. Al no encontrar su camino  y ante la  crisis económica –eran los años de la emigración a Alemania- hizo cursillos de delineante y de inglés.  
[12]. Vuelto a Valverde, Francisco Javier Almonte tuvo que hacer el bachillerato por libre (preparatorio, el bachiller elemental de 4 años y la reválida), sin convalidación alguna de sus estudios anteriores, con la ayuda de la Academia Virgen del Reposo, y finalmente terminó el magisterio en apenas dos años.
[13]. José Antonio Santos Lorca estudió una década en el seminario de Huelva, desde 1955 a 1965: cinco años de humanidades, tres de filosofía y el ciclo de teología de dos años.  Pero en 1965 decidió hacer magisterio y se presentó a los exámenes por libre. Para superar la signatura “Práctica de enseñanza” contó con la ayuda del Menéndez y Pelayo y de D. Antonio Infante Acosta.

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