Juan Carlos Sánchez Corralejo.
10.2. Los estudios de bachillerato en Valverde
En la década de 1940
existió una primitiva academia que
nace con el objetivo de preparar al alumnado de bachillerato que se examinaba
por libre en el instituto Rábida o en el colegio San Ramón de Huelva. Era un local alquilado en la calle Barberán y
Collar, por parte de los maestros D. Miguel Rasero y D. Manuel Pedrero. El
resto de asignaturas eran preparadas por D. Antonio Cuevas y D. José Castilla
en sus domicilios particulares, ambos en la calle Menéndez y Pelayo.[2]
De la misma manera D.
León Alexander Macedo preparó en su escuela de la calle Nueva a unos pocos
alumnos el ingreso y primero de bachillerato.[3]
La plantilla de profesores
estaba formada por Manuel Tocino Tocino (matemáticas, física y química, aunque
también se atrevía con el griego y el latín), Luis Duque Cejudo (geografía e
historia y latín), José Castilla Limón (ciencias, francés, inglés y metodología
y didáctica). Este último, antiguo concejal republicano, tenía un notable
bagaje de idiomas y, a pesar de sus limitados estudios, era un gran lector y
orador y una de las mejores cabezas pensantes de la población. La dirección espiritual siempre correspondió al representante de la
clerecía, normalmente
el coadjutor de turno de la Iglesia Parroquial Nuestra Señora del Reposo.
En 1961, se convirtió
en Colegio Libre Adoptado de Enseñanza
Media Elemental. Ello suponía que el centro valverdeño quedaba bajo la dependencia
académica del Instituto de Enseñanza Media de Huelva y se dotaba de dos
cátedras de plantilla del escalafón oficial: una de la sección de ciencias y
otra de letras.[5]
Al adquirir su nueva categoría fue necesario
contratar a dos licenciados. Los elegidos fueron
Conchita Ruiz Burrueco y José Pérez Vázquez, quien además de su primer director, era profesor de física y matemáticas, y compartía docencia con la
Escuela Profesional. Conchita Ruiz Burrueco, natural de Priego de Córdoba,
licenciada en Historia y adjunta del Archivo de Indias de Sevilla, fue la
encargada de las clases de geografía, historia y lengua, y más tarde directora
del centro. El ayuntamiento se comprometía a asumir la responsabilidad jurídica
y económica de su mantenimiento, como empresario del colegio. En abril de 1962,
los antiguos profesores de la Academia –José Castilla, Manuel Tocino y Luís Duque- ofrecen sus servicios para
seguir impartiendo docencia en el Colegio Libre, siendo considerados aptos.
Estos recibirían en adelante un donativo por parte del ayuntamiento. Un año
después, la plantilla se amplió con Carlos Rizo Martínez y Antonio Infante
Acosta. En el curso escolar 1962-63, el Colegio Libre se situó en el edificio
de la antigua tenería de Triana; en agosto de 1968, se decidió trasladar el
Colegio Libre al edificio parroquial de Ejercicios Espirituales de Santa Ana[6].
Desde el curso
1962-63, se situó en el edificio de la antigua Tenería Andaluza en Triana. Gracias
al Colegio Libre Adoptado Valverde, contó con estudios de bachillerato
elemental, que comprendían hasta cuarto y reválida.
El comienzo de la década de 1970 marca el canto del cisne del Colegio
Libre. Estuvo a punto de cerrar en el año 1971, y sólo la presión de los padres
le dio la oportunidad de permanecer abierto dos años más, pero cerró sus
puertas al finalizar el curso 1973-74.
Otros
lugareños estudiaron el bachillerato, total o parcialmente, por libre, con la
ayuda de algún profesor amigo de la familia, a veces de manera desinteresada, a veces por una pequeña cuota.
En tal labor destacó Antonio Rivera Quintero, maestro de enseñanza primaria que
atendía a sus pupilos por las tardes aprovechando las instalaciones del Grupo
Escolar, o bien en su propio domicilio, en el número 12 de la Calle Peñuelas; o
la ayuda más selectiva que prestó a algunos chicos el zalameño José Contioso
Lineros (1914-1975)[7], o Manuel
Hidalgo Caballero[8], insigne filólogo,
quien dio clases a varias muchachos en su domicilio de la Plaza de Ramón y
Cajal. D. Manuel Tocino, además de sus clases en la Escuela Profesional y en
la Academia, también preparó a varias
estudiantes de magisterio en su domicilio del Cabecillo Martín Sánchez[9]. Lo mismo cabe decir de Luis Duque Cejudo, que
recogía a un grupo de alumnos en la casilleta de su domicilio del Valle de la
Fuente, y que repasaba las lecciones con ellos cuando volvía de la Academia.[10]
Otra
salida muy buscada fueron los estudios en la preceptoría, sita en las Escuelas Vicentinas, bajo la dirección de
D. José Romero Contioso. Muchos jovenzuelos valverdeños cursaron allí los dos
primeros cursos de la carrera eclesiástica y dieron el salto al Seminario de
Sanlúcar de Barrameda, ya que D. José fue rector de dicho seminario y más tarde
del de Sevilla[11].
De
esta manera, Sanlúcar de Barrameda era el destino habitual de los alumnos de la
preceptoría, y más tarde – en caso de
confirmarse la vocación- el Seminario Mayor de Sevilla, donde se estudiaba
filosofía y teología. Algunos de aquellos niños fueron Francisco Javier
Almonte, Daniel Romero Álvarez,
Manuel Mora, Juan Lorca, Domingo Vera, Antonio Romero Domínguez, Pedro Hidalgo,
Manuel Castilla Bonaño, Juan Donaire o Ildefonso Romero Biedma, sólo los dos
últimos sacerdotes.
Un cierto porcentaje de
alumnado de clase media-baja eligen otra vía: la preparación para los cursos de
bachillerato en escuelas públicas primarias, aprovechando la sapiencia de sus
propios maestros anteriores. En opinión de Carmen Párraga, ello significó un
alivio en la falta de centros públicos de
bachillerato, además de un bálsamo económico para el Magisterio en
muchos casos.
[1]. Uno de
ellos fue Manuel Caballero Palomo, becado por el ayuntamiento de Valverde por
su condición de hijo de antiguo funcionario municipal, a lo largo de la década
de 1950. Recogido por SÁNCHEZ CORRALEJO, J.C.,
2007, 37.
[2]. Miguel
Rasero preparaba las matemáticas y el francés; D. Manuel Pedrero, quien trabajaba en el ayuntamiento
de la Palma del Condado, lengua castellana y latín; Antonio Cuevas, historia y
geografía; José Castilla, inglés.
Algunos de sus alumnos fueron Fernando Gómez Becerro, Antonio Vizcaíno,
Manuel Hidalgo Caballero, José Gallart…
D. Miguel
Rasero también dio clases de cultura general a algunas muchachas como las
hermanas Ilde y María Hidalgo Arroyo,
quienes necesitaban adentrase en los
principios de la contabilidad para ser de utilidad en el negocio familiar, el
almacén de curtidos y la zapatería de
banquillas de Bartolomé Hidalgo Parreño, de la calle Menéndez y Pelayo.
[3].
Entrevistas a Fernando Gómez Becerro y Agustín
Rodríguez Rodríguez.
[4]. SÁNCHEZ
CORRALEJO, J.C., 2007. Fue fundada por Manuel Tocino, Luís Duque y José
Castilla, bajo los auspicios del sacerdote D. Francisco Barragán Cordero. Tras
una brevísima estancia en el doblado del número 61 del Valle de la Fuente,
desde 1952 se situó en los altos de las Escuelas Vicentinas. El curso 1953-1954 fue año de
transición. Comenzó el curso escolar en las Vicentinas pero a
principios de 1954 se trasladó a los altos de la Biblioteca Municipal en la
calle Real de Abajo. Esa última fue, no obstante, una ubicación transitoria
hasta que pasó a la Cruz de Calañas, al inmueble propiedad del matrimonio
formado por Manuel Morián y Lucía Castaño, posterior fábrica de calzados de
José Dolores Macías y actual edificio Margarita. Era un gran salón sin separaciones, organizado en dos espacios o
aulas y un patio trasero que, igual que los anteriores, atendía a niños con
edades comprendidas entre 11 y 18 años.
En el curso 1960-61, tras agotar su permanencia en la carretera de
Calañas, tuvo otra efímera ubicación en la Casa de Ejercicios Espirituales,
anexa a la ermita de Santa Ana, antes de
dar el salto y convertirse en Colegio Libre Adoptado.
[5]. BOE de 22/08/1961,
pp. 12363-12364 . Orden de 7 de julio de 1961, firmada por el Director General de
Enseñanza Media Rubio García-Mina, por la que se adopta como Colegio libre de
enseñanza Media de grado elemental el de la Corporación local de Valverde del
Camino (Huelva).
[6]. SÁNCHEZ
CORRALEJO, 2007, 39-41.
[7]. Era un hombre excepcional que destilaba
amor por los cuatro costados. Al no poder ejercer como maestro, trabajó de
contable en la fábrica de calzados de Andrés Senra; gustó de ayudar, siempre de
forma altruista, además de a sus hijas, a J. A. Pérez Rite o a Mª Jesús Ramos a
enderezar sus estudios, tanto de bachillerato como de magisterio.
[8]. También
sustituyó de forma efímera a D. Evaristo Arrayás en una de sus bajas por
enfermedad.
[9]. Algunos
de los alumnos de magisterio de Manuel Tocino fueron Angelines Estebán, José
Antonio Pérez Rite, Pepita Morcillo, Mª Carmen Marín Mitenhoff o José Corralejo.
[10].
Entrevista a Francisco Mendoza Cejudo. Con su ayuda hizo 1º y 2º de bachiller.
En 3º pasó de forma oficial a la Academia.
[11].
Francisco Javier Almonte cursó 3º, 4º y
parte de 5º en el Seminario de Sanlúcar de Barrameda. Al no encontrar su
camino y ante la crisis económica –eran los años de la
emigración a Alemania- hizo cursillos de delineante y de inglés.
[12]. Vuelto a
Valverde, Francisco Javier Almonte tuvo que hacer el bachillerato por libre
(preparatorio, el bachiller elemental de 4 años y la reválida), sin
convalidación alguna de sus estudios anteriores, con la ayuda de la Academia
Virgen del Reposo, y finalmente terminó el magisterio en apenas dos años.
[13]. José
Antonio Santos Lorca estudió una década en el seminario de Huelva, desde 1955 a
1965: cinco años de humanidades, tres de filosofía y el ciclo de teología de
dos años. Pero en 1965 decidió hacer
magisterio y se presentó a los exámenes por libre. Para superar la signatura
“Práctica de enseñanza” contó con la ayuda del Menéndez y Pelayo y de D.
Antonio Infante Acosta.
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