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viernes, 20 de enero de 2012

EL TEXTIL Y LA TALABARTERÍA EN VALVERDE DEL CAMINO (HUELVA) ENTRE LOS SIGLOS XVIII Y XX.-

 
Devanadera. Museo Casa Direccion. Valverde del Camino


Revista de Folklore, editada por la  Obra Social de Caja España en colaboración con la Fundación Joaquín Díaz,  es una publicación dedicada al mundo del folklore, la tradición y la etnografía, que ocupa un lugar privilegiado en el mundo de las publicaciones de este sector
En su anuario 2011 acaba de publicar un artículo dedicado a Valverde del Camino
Para leer o descargar completo pinche en el siguiente enlace:

EL TEXTIL Y LA TALABARTERÍA EN VALVERDE DEL

CAMINO (HUELVA) ENTRE LOS SIGLOS XVIII Y  XX.-


Juan Carlos Sánchez Corralejo


EL ORIGEN DEL TEXTIL Y LA TALABARTERÍA.-
La actividad textil valverdeña puede rastrearse al menos desde el siglo XVIII. A mediados de esta centuria, la artesanía textil local aparece como una actividad alternativa a las faenas dominantes, las agrícolas.  En 1777 no existía ninguna fábrica moderna, pero, en cambio, se contabilizan al menos nueve telares en otras tantas casas del pueblo que, partiendo de la lana local, servían para fabricar “manttas, merinetas y alforxas para el surttimientto de sus casas y familias, tejiéndolas en angosto”[1].

    Desde el cabildo valverdeño -posiblemente para evitar la presión fiscal sobre las familias- se insistía en que no se les debía dar el nombre de fábricas, ya que su finalidad era meramente el autoconsumo familiar. Sea como fuere, los Censos de Frutos y Manufacturas, entre los años 1787 y 1790, cuantifican la existencia de 80 telares dedicados a la producción de tejidos de lino y lana, trabajados en su integridad por mujeres.
La misma fuente evalúa la producción en unas 1200 ó 1300 varas anuales de tejidos de lino, y unas 2.100 ó 2.200 varas de tejidos de lana. Por contra, se afirma que en la villa no se producían tejidos de seda, cáñamo ni algodón[2]. Por entonces, los telares valverdeños elaboraban prendas de vestir delicadas como capas, casacas, polainas, calzones, e igualmente «las ropas de mugeres como son naguas, mantillas y monillos».

Quizá tampoco faltó la confección de mandiles, refajos y faltriqueras. En este orden de cosas, el párroco informante del cuestionario de Tomás López concluía afirmando que los valverdeños se vestían «muy sazonadamente»[3].
              
                Las fuentes referidas insisten en que se trataba de talleres independientes y familiares, cuyas producciones se consumían íntegramente en el pueblo. No debemos desdeñar tampoco el papel incentivador que debió tener la feria de Santiago y Santa Ana, que se mantuvo desde 1690 hasta 1845, donde debieron encontrar salida parte de estas telas valverdeñas, junto a los lienzos, sedas y paños foráneos[4].

    El origen de la talabartería valverdeña parece remontarse también al siglo XVIII. El catastro de Ensenada no refiere la existencia en la población de ningún albadonero ni talabartero, aunque sabemos que la familia De los Santos se dedicaba, ya en 1801, a la fabricación de ataharres. Por estos años, la talabartería seguía conviviendo con el textil tradicional de la lana y el lino.  (...)

Refajo


Valverdeños haciendo calceta. Año 1898

Enaguas

Mª Jesus Malavé escarmenando lana


[1] (A(rchivo).M(unicipal).V(alverde).C(amino). Informe sobre fabricación de lana, 1777.
[2] A.M.V.C. Informe al asistente de Sevilla, 1770.
[3] NÚÑEZ ROLDÁN, F. 1987,  p.., 381.
[4] CASTILLA SORIANO, J.C. y SÁNCHEZ CORRALEJO J.C. 1988.


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