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lunes, 2 de abril de 2012

DOMINGO DE RAMOS EN SEVILLA. 1 DE ABRIL DE 2012

Jesús Bermejo Doblado
Rafael Leon Bermejo
Juan Carlos Sánchez 

 Valverde del Camino  goza de una Semana Santa de prestigio, pero también gusta de visitar Sevilla en tan señaladas fechas. Desde hace años visitamos, a veces con amigos, a veces con mis sobrinos los templos  y las imágenes más señeras de la Semana Grande de Sevilla.

En esta ocasión, en un Domingo nublado que presagiaba lágrimas ante la imposibilidad de sacar los pasos a la cella,  visitamos la Trinidad, en el Santuario de  María Auxiliadora,  anexa al Colegio Salesiano, sus majestuosos pasos, el patio del colegio. Alli reside la Pontificia Real y Muy Ilustre Hermandad Sacramental y Archicofradía de Nazarenos del Sagrado Decreto de la Santísima Trinidad, Santísimo Cristo de las Cinco Llagas, María Santísima de la Concepción, Nuestra Señora de la Esperanza y San Juan Bosco para un total de tres pasos.  
Visitamos  la cercana casa donde nació Santa Ángela de la Cruz,  en la Plaza de Santa Lucía, 5, allá por el 30 de enero de 1846.

La  Hiniesta nos esperaba en la  Parroquia de San Julián.  Por la tarde la Hermandad inicio la via de penitencia, aunque debió volver sobre sus pasos de forma acelerada cuando la lluvia se hizo más intensa.   El Cristo de la Buena Muerte  está acompañado de la imagen de María Magdalena arrodillada a sus pies.  El paso de palio muestra a la Virgen de la Hiniesta Dolorosa, con  manto  de terciopelo azul bordados en plata en 1907 por Juan Manuel Rodríguez Ojeda.

 Contemplamos la majestuosa fachada de San Luis de los Franceses, espléndido ejemplo de arquitectura barroca del siglo XVIII, diseñada por el arquitecto Leonardo de Figueroa y construida entre 1699 y 1730 El terreno fue cedido por Dª Lucía de Medina a la Compañía de Jesús para la construcción de este noviciado, con la condición de que el templo se consagrara a San Luis, rey de Francia, y ser enterrada en su Capilla Mayor. El Noviciado estuvo en uso hasta 1767, fecha  de la expulsión de los Jesuitas por Real Orden de Carlos III. Luego fue destinado a seminario hasta que  1784 los Padres Franciscanos Descalzos se hicieron cargo del templo como hospicio para acoger a religiosos ancianos. Restaurado el rey Fernando VII, vuelven los jesuitas, permaneciendo en el mismo hasta la desamortización de Mendizábal.

Santa Marina, templo  gótico-mudéjar, uno de los más antiguos de la ciudad, pudiendo datar de 1265, sede de la Hermandad de la Santa Cruz y Sagrada Resurrección de Sevilla, ciuyas imágenes son Nuestra Señora de la Auroya y Jesuss Rsucitado   son estación de penitencia le Domingo de Resurrección.


La Basílica Menor de Santa María de la Esperanza Macarena, en el distrito Macarena y barrio de San Gil de la ciudad aparecía abarrotada. Como es bien sabido, con 12.000 cofrades, es la hermandad sevillana con mayor número de hermanos, siendo la primera también en número de nazarenos en la calle.

Admiramos y fotografiamos, la imagen de la Macarena, obra anónima de finales del XVII o principios del XVIII , atribuida a Pedro Roldán y a su hija la Roldana, asi como el  Paso de Cristo, escoltado por una centuria de soldados romanos con traje de terciopelo rojo y yelmo, los  "armaos".

Por la Calle Feria llegamos a la pequeña pero magnifica Iglesia de Omnium Sanctorum. De estilo gótico-mudéjar fue fundada por San Fernando en la segunda mitad del siglo XIII sobre el solar de una mezquita y admiramos los pasos de sus dos hermandades: Los Javieres,   Cofradía  del Stmo. Cristo de las Almas, María Santísima de Gracia y Amparo, María Inmaculada y San Francisco Javier, que  realiza estación de penitencia en la tarde del Martes Santo; y la Hermandad Carmelita de las Maravillas de María y Cofradía de Nazarenos de Ntro. Padre Jesús de la Paz y Ntra. Sra. del Carmen en sus Misterios Dolorosos. Realiza su estación de penitencia n la tarde del Miércoles Santo.

En la Plaza de San Lorenzo, pudimos acceder a la Iglesia de San Lorenzo, templo de origen mudéjar, aunque las reforma del siglo XVIII hace que dominen los aires barrocos.  Es sede de dos hermandades  diferentes,  El Dulce Nombre y La Soledad.

 EL Dulce Nombre o  Antigua Hermandad de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús ante Anás, Santísimo Cristo del Mayor Dolor y María Santísima del Dulce Nombre, conocida popularmente por la bofetá. Tiene su origen remoto en una cofradía del Dulce Nombre que existía en el 1540 en el convento de la Merced. reside hasta 1968 en el convento de San Antonio de Padua, trasladándose despues a San Lorenzo a la antigua Capilla del Gran Poder.

La Soledad se fundó a mediados del siglo XVI en el Convento del Carmen. En un principio sacaba tres pasos: El Calvario, el Sepulcro y La Soledad. Fue siempre una hermandad con una gran pujanza, pues a ella pertenecía lo mas selecto de la nobleza y Real Maestranza de Caballería. Después de la Guerra de la Independencia se reorganizó en la desaparecida Iglesia de San Miguel, para pasar en 1868 a San Lorenzo, adquiriendo la antigua Capilla de la Divina Pastora.

Nos resulto infructuoso el acceso a la  Basílica de Jesús del Gran Poder y tuvimos que dejar para mejor ocasión la visita al señor de Sevilla.

Los últimos intentos de ver más imágenes resultaron infructuosoas. Las iglesias ya estaban cerradas. Montesion, sede de Sagrada Oración de Nuestro Señor Jesucristo en el Huerto, Santísimo Cristo de la Salud y María Santísima del Rosario


Lo mismo nos pasó en  la Iglesia de San Juan de la Palma,  que se  levanta, como tantas otras de las existentes en el centro histórico de la ciudad, sobre el solar de una antigua mezquita. Su salida estaba prevista para las 19:45 horas. Sede de la Amargura.

Terminados nuestro recogido en La Iglesia de los Terceros, sede de la Hermandad de la Santa Cena.  

 Finalmente admiramos la portada de Santa Catalina. situada en la calle Almirante Apodaca (Plaza Ponce de León), magnifico templo de estilo gótico-mudéjar construido en el siglo XIV y Monumento, Nacional desde 1912, sede canónica de las hermandades de la Exaltación, de la Virgen del Carmen y del Rosario, y de Santa Lucía.


Nos esperaba la  nueva Plaza de la Encarnación, donde admiramos los restos romanos del subsuelo y el impresionante mirador -la seta- que nos permitió unas excelentes vistas  de las principales torres y espadañas de la capital andaluza.

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