LOS MOLINOS DE VIENTO DE VALVERDE DEL
CAMINO. 1744-1978. (VII)
Juan Carlos Sánchez
Corralejo
Actas de las VI Jornadas
del Patrimonio del
Andévalo, p. 188-191
EL ÚLTIMO
MOLINO.- Pujina, Pujima o Chicas Mare
El
último molino valverdeño que permaneció en pie fue el molino de Pujina -así lo referencian los bosquejos
planimétricos de 1898, aunque la transmisión oral hable de Pujima-. Se situaba
en pleno casco urbano, en la confluencia de las calles Cabezo Molino y Paymogo.
En
los años 30 conservaba sus aspas de madera, pero los vecinos fueron
desmantelándolas para la candela[1].
A mediados del siglo XX fue habitado
por “Chicas Mare”, un hombre desvalido, que sofocaba su cojera con unas muletas
de madera al tiempo que vivía, a veces
de la caridad, a veces de la cría de algún que otro borrego que solía
rifar por las tabernas de Valverde. Fue ocupado, después, por Catalina Contioso,
ya viuda, para dar cobijo a sus tres hijos, José Antonio, José y Dolores
Almeida Contioso, antes de que la familia recibiera una casa en la calle Paymogo.
Su último ocupante fue otro indigente local, Benito Batanero Malavé, quien lo
habitó hasta su demolición.
En junio de 1978 fue
derribado ante la presión de algunos vecinos y la oposición de la mayoría de la
población. A petición de un grupo de residentes
de las calles aledañas, el Ayuntamiento acordó su derribo con nocturnidad –ni
siquiera dejó reflejo en las actas del plenario ni de la comisión de
gobierno-, con la argumentación de que
se había convertido en un foco de suciedad. Su destrucción fue comunicada el 14
de junio de 1978. El 17 de junio, una docena de jóvenes, aún estudiantes de EGB
se organizaron en la llamada “Misión
Rescate”[2]
y llegaron a recoger 2.000 firmas, recorriendo los casinos y espacios públicos
de Valverde. Entregadas al alcalde, Ricardo Olivós, este suspendió su derribo
el lunes 19, pero una sentada de los vecinos decantó la balanza por la opción
destructiva. Tuvo lugar el martes 20 de junio de 1978[3].
Hubo
algunas voces de protesta desde las páginas de la revista Facanías. Unos trataron de prevenir su destrucción[4];
otros hablaron de la vanidad y la ignorancia
de sus destructores[5], y alguien emplazó a la historia a
discernir si su derribo fue acierto o
desatino.[6]
Valverde sufrió una clara muestra de equivocada gestión del
patrimonio por parte del ayuntamiento local. Es verdad que era una coyuntura
difícil y que el cabildo no contaba con el respaldo de la posterior Ley de
Patrimonio Andaluz de 1991, pero lo cierto es que se desoyó a buena parte de la
población y que el patrimonio nos fue usurpado para siempre. Los molinos de
viento dejaron de formar parte del paisaje valverdeño, y posiblemente de la memoria
de las generaciones futuras.
Cinco
años después, en 1983, aquellos jóvenes, reconvertidos en grupo ecologista, se
afanaron en el rescate del molino de Feria. Tras un mes de trabajo dejaron al
descubierto sus paramentos, el arranque
de la puerta en dirección a poniente, y el arranque de la escalera de ladrillos[7].
Los
restos de Pujima. Cayuela, M. 2007
Limpieza del molino de Cañaluenga. 1983
En 1997, la asociación Amigos del Patrimonio presentó al
consistorio local la propuesta de solicitud de subvención para la
construcción ex novo de uno de los doce molinos harineros de
viento que poseyó Valverde del Camino, siguiendo los proyectos análogos
realizados por otros municipios comarcanos como Calañas o Cabezas Rubias.
Proponíamos emplazarlo en las proyectadas nuevas
áreas de recreos en la población, bien en el
cabezo del Molino, bien en la Dehesa de los Machos. Su acceso se completaría
con las visitas al futuro Museo Etnográfico-Arqueológico-Ferroviario, los
dólmenes de los Gabrieles y la Calzada Romana. Recibimos la callada por
respuesta
[1]
Entrevista a Petra Arroyo Quiñones (1918) y Petra Hidalgo
Caballero (1920).
[2] En la foto
anexa aparecen, de izquierda a derecha, Gregorio
Vizcaíno, Ángel Luis Sánchez Macías, F. Fernando Fiscal, Manuel José Batanero
Rivera, Ramón Ramírez Delgado, Manuel Cruz Parreño y Francisco M. Sánchez
Macías. Otros miembros del grupo fueron José María Gutiérrez Mariano, José
Dolores Gutiérrez Acedo, José Tomas Cuesto Cera, Cristóbal Pérez y Rafael
Fernández Pérez.
[3] Los batidores de Misión Rescate
(1978): “El Molino de Pujina, derribado”. Facanías,
junio, p. 9. CAYUELA MORA, M. (2008):
“30 años de la desaparición del último molino”. Facanías, nº 419, junio,
p.18.
[4] RICO, A. El
Molino del Pujima. Facanías, 61, p 3
[5] ALCARÍA, Ignacio, “Matando la historia valverdeña”. Facanías, 64, p.
10.
[6] MACÍAS,
J. Dolores “Canto al molino de Pujina y
Elegía”. Facanías, 62 p 8.
[7] RICO; A., “Por un viejo Molino”.
Facanías, nº 121, p. 25.
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