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miércoles, 24 de enero de 2018

FAMILIAS CARLISTAS DE HUELVA (1869-1876)



EL CARLISMO EN HUELVA DURANTE
EL SEXENIO DEMOCRÁTICO  (1869-1876).
UNA APROXIMACIÓN DESDE LA PRENSA.

Juan Carlos Sánchez Corralejo

Actas de las VII Jormadas 
de Patrimonio de El  Andévalo, págs. 146-154.


FAMILIAS CARLISTAS DE HUELVA


4.5. La presencia de Carlistas viejos y nuevos.  El carlismo fue  un movimiento frágil y, a veces, dividido, pero sus bases sociales venían de lejos. Apoyaron a Don Carlos los herederos de los Apostólicos del reinado de Fernando VII; los denominados “brutos” que consideraban hereje a todo aquel que rechazase la monarquía de derecho divino, cuyo prototipo fue el Cura Santa Cruz. Muchos neocatólicos  se unieron  al legitimismo carlista tras la expulsión de Isabel II con figuras como Nocedal, Aparisi, Navarro Villoslada, Canga, Tamayo, Rada… Por ello, un partido políticamente casi muerto hasta poco antes, se vio fortalecido con nuevos miembros con experiencia parlamentaria y periodística. En las cuestaciones carlistas encontramos a personas autodefinidas como carlistas, “carlistas puros”, “carlistas tradicionales”, “legitimistas”, “monárquicos, “católico-apostólico-romano”, “católicos a la antigua”. La historiografía, por su parte, distingue entre apostólicos, carlistas, monárquicos, legitimistas y neocatólicos.

También en Huelva constatamos la presencia de viejos y de nuevos carlistas. Hay carlistas octogenarios, varios de ellos de Los Marines, como Serapio Sánchez, quien al parecer fue desprovisto de su caudal por dar vivas a Carlos V en el año 1833, mientras el septuagenario José Jerónimo Vázquez, nacido en 1797 se definía como “católico apostólico romano”, y con 79 años cumplidos, anhelaba al cumplir los 80,  visitar  a don  Carlos VII en Madrid ocupando el trono de sus mayores. La viuda María Durán, pobre, de 81 años de edad, confesaba pedirle  á Dios en sus oraciones la llegada de Carlos VII por su condición de Rey Católico Apostólico Romano; otros sexagenarios como Juan Nepomuceno de Cepeda Pacheco o Francisco Pacheco y Cepeda, un antiguo coronel carlista, que transmite sus convicciones a su viuda Doña Josefa Romero;

4.6. El ideario

Entre sus fobias, estos carlistas manifiestan su animadversión hacia el liberalismo y hacia sus representantes: critican con dureza las desamortizaciones y también las figuras de Amadeo de Saboya y su padre Víctor Manuel II; entre sus filias, muestran la admiración por el Papa Pio IX y el deseo de asistencia a sus hermanos carlistas perseguidos o reclusos. 

a)    Frente al liberalismo, los carlistas  defienden la “santa libertad” o la libertad del Evangelio, en expresión del propio Don Carlos. Muchos de los suscriptores carlistas dicen aborrecer la libertad de los liberales, en  favor de la santa libertad. Estas expresiones, no obstante, no las hemos visto en donantes de Huelva. Sí aparece el recuerdo a sus correligionarios perseguidos: el padre jesuita José Fernández, natural de Calañas, muerto en los sucesos de Madrid de 1834.

b)    La manifestación pública del legitimismo monárquico es una recurrente, especialmente por parte de las bases populares. Veamos la opinión de varios vecinos de Los Marines: Melitón Sánchez Corbacho anhelaba la entronización de Carlos VII para barrer de España tanta inmundicia liberalesca, y prometía costear una función religiosa a la patrona de Los Marines, la Virgen de Gracia “con manifiesto y sermón, el día que ocupe el trono de España D. Carlos de Borbon”. José Ginés Sánchez afirmaba haber rehusado cobrar ciertas deudas por que se las pretendieron pagar en duros con la  cara de Amadeo I. José María Vázquez prometió no poner a sus hijos nombres que empezaran por las letras A.  y V., iniciales de Amadeo de Saboya y de su padre Víctor Manuel II, respectivamente. Por el contrario, el matrimonio Domínguez Villegas llamó a sus hijos Carlos Alfonso y Margarita Blanca, en recuerdo del rey y de la reina de los carlistas.[1] 

c)    El Papa Pío IX y la cuestión italiana. Muchos de ellos participaron activamente en la campaña de 1865 frente a la postura oficial del gobierno de Isabel II en la llamada Cuestión Italiana, esto es, la aceptación de Amadeo de Saboya  y el nuevo estatus papal, oponiéndose a los “usurpadores del Patrimonio Pontificio”; dan vivas al Papa y satisfacen sus donativos para las arcas papales. Participó activamente la clerecía de El Cerro de Andévalo, los curas de Alájar, el párroco de Valverde Vicente Linares…; pero también muchos fieles como Cayetana Rise, de Valverde, el abogado Francisco Lagares Ayala, de Almonte, junto a un nutrido grupo de vecinos de Almonte, Bollullos y El Cerro, encabezado por su ayuntamiento, el diputado provincial Bartolomé Márquez Vázquez y el juez de paz Lorenzo Rico.  


El Papa Pio IX . Estampa de familia
carlista valverdeña



d)    La mística de la persecución y el Socorro a los hermanos carlistas. Se recuerda aún la “persecución del clero” por parte de las autoridades liberales, de casos ya históricos ocurridos en 1841, como el de Juan Mendoza Santana, párroco de Calañas, encarcelando en mayo de aquel año por el juez de El Cerro , acusado por un feligrés –al que el diario El Católico llama septembrino- de haberle negado la absolución por no haber pagado los diezmos preceptivos [2], o la de Juan Bautista Romero Gante, el joven presbítero hermano del párroco de Calañas, apresado por un sermón pronunciado en la parroquia hispalense de S. Andrés, por  denigrar al gobierno y a las instituciones liberales.[3]

Domingo Domínguez Brioso se definía como tradicionalista y confesaba haber socorrido a algunos carlistas en apuros como D. Juan Illanes Figueroa, cuando estuvo preso en Huelva en 1874 junto al resto de tradicionalistas de la provincia, y al presbítero Félix Fernández.[4]

Otro motivo argüido de persecución es la ley de matrimonio civil, al que se opone buena parte de la clerecía provincial[5]: varios párrocos se niegan a dar sepultura eclesiástica a feligresas casadas civilmente. Así ocurrió con el párroco de  Cartaya[6] y con el de Santa Olalla, en 1872[7].   

e)    Se oponen a la abolición de la esclavitud en Cuba y Puerto Rico. Así lo hicieron el  comité carlista de Fregenal de la Sierra y otros, al adherirse a las pretensiones del  Centro Hispano-Ultramarino, en febrero de 1873.  Algunos de  los miembros de la Sociedad Antiesclavista Onubense, creada en 1890 y apadrinada por Luis Sorela, eran afectos al carlismo.

f)     La mitificación de los héroes del carlismo histórico. Los carlistas onubenses de 1869 son cabreristas. Posteriormente,  participan en las cuestaciones en homenaje de sus reyes: la de la corona de bronce para la reina Margarita de Borbón,[8] o en la de Zumalacárregui.

g)    Pero, por debajo del puro legitimismo, se vislumbran razones de orden ideológica, económica y política. Vemos la presencia de víctimas de las desamortizaciones, perseguidos por los gobiernos liberales isabelinos y damnificados de la crisis económica. Otros carlistas pedían que Ruiz Zorrilla y Enrique de Borbón no murieran impenitentes.  

El valverdeño Manuel Mora Vizcaíno era carlista por tradición familiar y por convicción, un católico práctico, enemigo acérrimo del liberalismo hasta el punto, que por no pactar con liberales sufrió serios perjuicios en sus intereses[9]. Manuel Romero Gante vivió en sus carnes el proceso desamortizador: un monje agustino calzado que pasó a ser párroco de Calañas en 1845, que se  quejaba de la escasez  de la  dotación del culto y clero, el principio fundamental de indemnización  de las desamortizaciones.[10]

Muchos ganaderos de Valverde, grandes y medianos, encabezados por Cristóbal Arrayás, se quejan de las ventas de los baldíos de Niebla por cuantía de 4.211 fanegas.  Ese malestar se convirtió en desafección en muchos casos.  José  Ginés Sánchez tuvo un desencuentro judicial con el alcalde de Los Marines, José Sánchez: en diciembre de 1855 lo acusó  de prevaricación, por no haber administrado justicia ante su denuncia de robo de los frutos de su huerta. El Consejo Real exoneró al alcalde de cualquier responsabilidad.[11]

Encontramos a antiguos progresistas y demócratas reconvertidos al carlismo como Federico Guerra Librero o Miguel Font Llopis[12], creemos entender que por desencuentros con su ideología inicial. En las cuestaciones pro- carlistas presos y pobres aparecen algunos liberales arrepentidos y algún que otro republicano desengañado. Más frecuente fue, sin embargo, que antiguos carlistas, visto el nulo éxito electoral,  apostaran por una solución más prometedora, el conservadurismo. Ahí podrían situarse a algunos miembros de la familia Pizarro Íñiguez de Gibraleón[13], de los Burgos moguereños y los Domínguez Villegas de Huelva . 

4.7. El entorno familiar como depositario de valores y elemento de transmisión  ideológica es otro elemento recurrente. Muchos carlistas dicen serlo desde la cuna, ya que sus padres también lo habían sido.

Varias familias onubenses están muy vinculadas al carlismo, si no de manera total –siempre hay excepciones, si de manera dominante: los Mora y los Vizcaíno de Valverde del Camino; los Romero Gante de Calañas; los Domínguez Brioso y Domínguez Villegas de Huelva; las familias Cepeda, Salas y Zambrano de Villalba, los Burgos Bueno de Moguer; los Ayala de Almonte y de Bollullos[14]; y algunos Cepeda de La Palma; los Vázquez de Los Marines; los Fuentes de Aracena, los Fal asturianos, afincados en Higuera de la Sierra o los León Gragera, a medio camino entre Santa Olalla y Badajoz[15]. Este fenómeno también se observa a nivel, nacional, con ejemplos como la familia Izurzun de Lacunza (Navarra) o los Paniagua de Úbeda. Se habla de la importancia de la madre como eje de propagación de las ideas carlistas y, en cualquier caso, del respeto a los valores familiares inculcados desde la cuna.  

Junto a una mayoría de miembros nativos, llaman la atención otros elementos foráneos: los Fal oriundos de Asturias; varias familias riojanas como los Burgos Bueno de Moguer y los Toresano de Lepe;  algún miembro  de la familia Santamaría procedente de Soria pero establecidos en San Juan del Puerto. También eran foráneos varios miembros de la Junta Provincial, como Font Llopis, Escobedo Sociats, o Valladares Ordóñez.        

Los Burgos Bueno de Moguer, viticultores oriundos de la comarca riojana de Tierra de Cameros, ricos propietarios enriquecidos con la compra de bienes desamortizados[16], representados por el sacerdote Cayetano (1883), Manuel (1812-1888), juez de la Audiencia de Canarias y fiscal de la de Barcelona, jubilado en 1872,  y Comendador de la Orden de Carlos III, que murió  en su pueblo natal Moguer, en 1888; o Juan Ramón, administrador principal de la hacienda pública de Huelva, cosechero, primer contribuyente de Moguer  y padre de Manuel Burgos y Mazo[17]. Burgos y Mazo, carlista temprano, en expresión de M.A. Peña Guerrero y autor  de La Cuestión Tradicionalista (1882), donde defiende el carlismo y critica la política de Cánovas, por más que desde 1892 fuera el reorganizador del Partido Conservador en Huelva. Según Peña Guerrero al menos su padre y dos de sus tíos habían desempeñado cargos de singular relevancia casi siempre al amparo de las ideas progresistas. Su tío Cayetano, en cambio, era carlista confeso y suscriptor de El Siglo Futuro, igual que parte de la familia de su segunda esposa, Carmen Domínguez Santamaría: Juan Santamaría Morales, hermano de la madre de Carmen, fue vocal de la junta carlista provincial; otros pulularon entre el carlismo y el conservadurismo; otros fueron liberales.[18]   

La familia Mora Vizcaíno de Valverde y sus derivaciones. Era una importante familia de labradores. Simón de Mora Vizcaíno, vecino de la calle de la Fuente y rico propietario, era suscriptor de El Siglo Futuro. Algunos de sus hermanos eran afines al liberalismo[19]; otros carlistas como Manuel, “el catedrático”, quien se marchó voluntario a la guerra carlista, y seguramente el juez Juan José Mora Vizcaíno, padre de  doce hijos. Los tres mayores, Simón, José María y Reposo, eran Mora Moya, hijos de su primera esposa, Catalina Moya Romero. Los 9 restantes eran Mora Mora, fruto de su matrimonio con Isabel Mora Bada, el más conocido Jesús de Mora y Mora, arcipreste de Valverde.[20]

Los Mora Moya son tradicionalistas, hombres de iglesia con una estrecha vinculación con movimientos de devoción y más tarde con el Centro Católico. José María Mora Moya recibió órdenes menores en 1889[21] y falleció en 1924. Simón de Mora Moya (1850-1908) fue socio fundador de la Buena Muerte, diputado de la Hermandad Sacramental y uno de los 42 socios fundadores de la Adoración Nocturna en 1904, su primer presidente hasta 1908 y otro de los artífices de la llegada a Valverde de las Salesianas[22]. Rafael Mora Moya fue un hombre clave en los primeros años de la Cofradía de la Buena Muerte.[23]

Manuel José Vizcaíno Vázquez (1820), patriarca de otra familia carlista, era un destacado ganadero. Sus 8 hijos, los hermanos Vizcaíno Moya[24], continúan la tradición familiar, destacando el papel de José Manuel, profesor del seminario conciliar de Sevilla y arcipreste de Valverde, conocido por sus sermones enardecidos durante la Restauración[25]. 

    
 
                                                   El juez Juan José Mora Vizcaíno y sus doce hijos

      




Pedro Vizcaíno  y tres  de sus hijos, los hermanos Vizcaino Moya, José Manuel, Josefa y Juan

En Calañas destacó la familia Romero Gante. Eran suscriptores de La Esperanza desde la década de 1860 y participan en sus cuestaciones Auxilium Christianorum. Todos ellos estuvieron vinculados al tradicionalismo y al Andévalo: Manuel Romero Gante era un monje agustino calzado exclaustrado, reconvertido en párroco de Calañas desde 1845[26] y carlista confeso, igual que sus hermanos José María, Joaquina y Rosa quienes participan también en las cuestaciones del diario La Esperanza[27]. Era una familia de curas, monjas y abogados, en la diáspora. Sor María del Carmen de Santa Teresa de Jesús Romero Gante era carmelita calzada, novicia del suprimido convento de Belén en Santa Ana; Sebastián Romero Gante, presbítero, carmelita calzado y posteriormente cura de Carrión de los Céspedes; Juan Bautista Romero Gante, canónico de Coria (Cáceres) y  candidato carlista por el distrito de Valverde. José María Romero Gante (1811-1887), abogado, inversor en negocios mineros[28], fue miembro de la Junta provincial Católico-Monárquica de Huelva y “consecuente tradicionalista”[29]. Rafael Romero Gante (1893) era abogado[30], calificado como excelente cristiano por El Siglo Futuro, participó en la cuestación, iniciada en 1883, para erigir un monumento a Zumalacárregui en la iglesia de Cegama[31] e inaugurado en 1886. Vivió en Coria y en Cádiz desde febrero de 1867, como oficial del cuerpo de administración civil.

Los Cepeda de Villalba, una familia de hidalgos procedentes de Astorga y Tordesillas y restablecida en Osuna hasta llegar a la rama de los Cepeda de Villalba del Alcor[32]. Varios hijos de la familia Cepeda Ortiz de Villalba son carlistas acérrimos: Juan Nepomuceno de Cepeda Pacheco (1805-),  hijo de José Cepeda Ortiz y de la sevillana Concepción Pacheco, capellán del Convento de Santa María de las Dueñas (Zamora),  se declaraba católico, apostólico, romano y carlista rancio. Su primo hermano Francisco Pacheco Cepeda (1805?), hijo de Álvaro Pacheco Barreda y de Carmen de Cepeda Ortiz, sirvió en el ejército carlista. Por su parte, Carmen Cepeda de los Reyes se declaraba carlista de corazón.[33]

El grupo carlista capitalino acogió a uno  de los pioneros  de la minería onubense del XIX, Francisco de la Corte Silvera, hermano de Vicente; la familia Corte Delgado, representada por José María, escribano[34] y Rafael de la Corte Delgado[35]; y los Corte Hernández representados por José María, notario en Huelva, y Juan, inversor minero  y vocal de la Junta Provincial Católico-Monárquica.

Domingo Domínguez Brioso fue un firme defensor de la unidad católica[36], participó en las suscripciones carlistas y en las campañas de limosnas para el Papa[37] y muestra su adhesión al manifiesto de la prensa tradicionalista[38].  Vive entre  San Juan del Puerto, a fines de la década de los 60, y Huelva, a mediados de los 70 y 80. Varios de sus hermanos eran asimismo carlistas, especialmente su hermana Margarita Blanca Domínguez Brioso. Poco sabemos de Antonio, y de Isabel. En cambio, su hermano José era miembro y vicepresidente del Comité progresista de Huelva en época de Isabel II, secretario  del Comité republicano en 1873 y su vicepresidente en 1891.   

La familia Fal Vázquez, devenida en  Fal Reyes en el siglo XIX, se compone de varios médicos: Juan Fal Reyes era médico de Higuera y suscriptor de El Siglo Futuro.  Manuel Fal Reyes era médico en Zalamea. Domingo Fal Sánchez era productor de corcho, alcalde de Higuera entre 1900 y 1905, y padre de Manuel Fal Conde. La familia Vázquez de los Marines, con sus diversas variantes, los Vázquez-Sánchez,  Sánchez-Vázquez y los Moya-Vázquez, son elementos muy presentes ahora y en la Restauración;   igual que los Guerra-Librero de Aracena y Zufre o los Labrador de El Cerro de Andévalo, tradicionalistas y muy vinculados a la iglesia, no sabemos si exactamente carlistas.  

Otras familias carlistas fueron los Toresano llegados desde La Rioja y asentados en Lepe[39]; y los Padilla y Vargas de Escacena del Campo, encabezados por Francisco de Padilla y Toro (†1885), casado con María Dolores de Vargas en 1850, “uno de los tradicionalistas más caracterizados de la provincia y querido de las personas de todos los matices” en opinión del El Siglo Futuro[40], y continuado por su hijo Francisco Padilla Vargas.   

Continuará (…)


[1] La Esperanza. 7/11/1872, p. 1. Une los nombres de Carlos y su hermano Alfonso Carlos, futuro pretendiente y los de Blanca de Borbón, primogénita de Margarita de Borbón-Parma, su madre. Su hija se metió a monja con el nombre de Sor Inés Patrocinio de San José, en el convento de agustinas calzadas de Santa María de Gracia.  
[2] El Católico (Madrid). 12/7/1841, p. 2.
[3] El Corresponsal. 7/4/1841, p. 3. El Correo nacional. 27/7/1841, p. 4.
[4] El Tradicionalista: diario de Pamplona. 6/09/1888, p. 2.  “Cartas al Director”.
[5] Vid. El Imparcial. 20/10/1870, p. 3. La Discusión. 21/10/1870, p. 3.
[6] Gil Blas. 8/6/1871, página 4.
[7] El Consultor de los párrocos. 16/5/1872, n.º 3, página 2.
[8] El Correo español: diario tradicionalista. 25/2/1893, p.1., donde participa el valverdeño. Manuel de Mora Vizcaíno
[9] Semblanza post mortem del corresponsal Manuel Ramos. El Correo español. 7/5/1906, p. 2.
[10] El Católico. 26/5/1845, p. 5.
[11] La España 3/1/1857. Boletín de Segovia, 19/01/1857
[12] Miembro de la Junta Progresista de Huelva en 1863. El Clamor público. 11/10/1863, p. 2.
[13] José María Pizarro  era firme defensor de la unidad católica
[14] En Bollullos destacan los Ayala Penillos, productores de vino.    
[15] En junio de 1872 fue apresado un José María León Gragera por “atribuírsele que iba a ponerse al frente de un movimiento carlista en Badajoz”. La Esperanza. 25/6/1872, p. 3.
[16] PEÑA GUERRERO; M.A. (2007): “Manuel de Burgos y Mazo o el cacique ante si”. Estudio preliminar. Fondo documental de Burgos y Mazo.---- (2009): “El cacicato conservador de Manuel de Burgos y Mazo”. AH., octubre. pp. 28 y 32. 
[17] Peña Guerrero afirma que “aunque en el ambiente familiar predominaba la orientación hacia el liberalismo progresista, lo cierto es que el joven moguereño se inició en la política con una inclinación católica y conservadora que le hizo decantarse, tempranamente, por el carlismo”.
[18] En cambio su suegro era el senador liberal Francisco Domínguez Santamaría. 
[19] Gregorio, abogado y registrador de la propiedad. Suscriptor del diario Las Novedades (1850-72).  Jubilado el 29 de diciembre de 1891.
[20] COPEIRO DEL VILLAR, J (1987): Valverde a través de la fotografía.
[21] Diario de Córdoba. 22712/1889.
[22] SANCHEZ CORRALEJO, J.C., (2005): “Los primeros corazones blancos… 
[23] Ibídem.
[24] Hijos de María Josefa Moya Vázquez
[25] El resto eran Juan, médico casado con Mª Magdalena Pérez Vizcaíno y Pedro María, y las hermanas Mª Bella, Mª Dolores, Mª Magdalena y Josefa.
[26] El Católico. 26/5/1845, p. 5.
[27] La Esperanza. 15/12/1866, p. 3.
[28]Desde1855, denunció varias minas de cobre en Calañas. A.H.P.V. Expedientes de concesiones mineras caducadas.
[29] Vid. Nota de su fallecimiento. En El Siglo futuro. 22/3/1887, p. 3.
[30] Anuario-almanaque del comercio… 1880, p. 937.
[31] El Siglo futuro. 25/4/1883, p. 1.
[32] Víd. RAMOS COBANO; Cristina (2013): Familia, poder y representación en Andalucía: los Cepeda entre el antiguo y el nuevo régimen (1700-1850).  Memoria para optar al grado de doctora. 
[33] Descartamos a Carmen de Cepeda Ortiz (1788), casada con Álvaro Pacheco Barreda en 1799. Nos inclinamos por Carmen de Cepeda Reyes, nacida al parecer en 1815.  
[34] Era hermano de Rafael, presbítero y director del colegio Santo Tomás de Aquino de la Plaza de los Terceros de Sevilla y cura de La Concepción de Huelva a fines de la década de 1880;  Francisco, profesor de música, y Manuel, responsable de las ampliaciones mineras de Sotiel.
[35] El Siglo Futuro. 13/5/1885, p. 1.
[36]El Siglo Futuro 22/06/1889. “Nuestro Gran Centenario”, donde narra los sermones del jesuita padre Cárdenas en la Iglesia de la Concepción en conmemoración del 13º Aniversario de la unidad católica de España.
[37] El Siglo Futuro. 1/8/1876,  p.1. y 23/05/1877, p. 1.
[38] La fidelidad castellana: diario tradicionalista. 1888 octubre 23, p. 1.
[39] GARCÍA FERNÁNDEZ, E (2003); Los Toresano en Lepe: historia de una familia (1800-2000). Sevilla. Baltasar Toresano era un destacado cosechero, y exportador de higos, almendras y piñones, y fabricante de anisados y aguardientes.  
[40] El Siglo futuro. 18/5/1885, p. 3.

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