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jueves, 17 de mayo de 2018

LAS PARTIDAS CARLISTAS DE HUELVA en 1874 y la frontera portuguesa.



EL CARLISMO EN HUELVA DURANTE
EL SEXENIO DEMOCRÁTICO  (1869-1876).
UNA APROXIMACIÓN DESDE LA PRENSA.




Juan Carlos Sánchez Corralejo

Actas de las VII Jormadas 
de Patrimonio de El  Andévalo, págs. 167-172.





Las partidas carlistas de Huelva en 1874 y la frontera portuguesa.

La Sierra de Aracena se inquieta, sobre todo por el temor a la exigencia de gabelas por los insurrectos, unos facciosos, otros verdaderos carlistas. A finales de enero de 1874, ocupó la sierra de Aracena la partida de Antonio Gallardo Fernández. El cabecilla era un desertor de presidio: Se componía de cinco hombres y llevaba siete caballos, dos escopetas, dos pistolas, un puñal y otros efectos. Fueron sorprendidos por la guardia civil del puesto de Aracena y trasladados a Huelva para ser procesados[1]. La prensa habla de partida latro-facciosa.

En febrero de 1874 se formó otra partida, la de Felipe Hidalgo, en Fregenal de la Sierra. Era un antiguo funcionario de prisiones y “hombre de grande energía”. Estaba formada por 17 individuos y fue localizada por los montes de Hinojales. Los propios vecinos, organizados por su alcalde, lograron capturarlos y los pusieron a disposición judicial[2]. Nos escriben de Extremadura, del pueblo de Cumbres Mayores, que por los montes de Hinojales andaba una partida de 17 hombres montados, al mando de un tal D. Felipe Hidalgo.[3]

La Narración Militar de la Guerra Carlista reduce la presencia de partidas carlistas al verano de 1874 –específicamente al mes de julio-, y habla de una doble aparición: una guerrilla que se mueve entre Cala y Encinasola, de 200 hombres, dispuestos a lanzarse a la lucha, los que al fin se diseminaron sin ejecutar ningún acto de fuerza; y otra en El Buitrón con 70 rebeldes que recorrieron durante unos días varios pueblos, haciendo desmanes y recogiendo fondos[4].

El Gobierno portugués de Fontes Pereira de Melo mantuvo excelentes relaciones con los gobiernos del Sexenio Democrático, y se dedicó a apresar a los miembros de partidas carlistas refugiados en Portugal y a enviar fuerzas militares a la frontera, con ocasión de la intensificación de entradas de partidas procedentes de España[5]. Las perturbaciones fueron más intensas en la frontera gallega, pero también  existieron  en la frontera onubense. Todo parece indicar que se trató de una única partida, surgida en Sevilla, que penetra en España a través de Serpa y llega a las inmediaciones de Encinasola, a  principios de junio. Estuvo encabezada por el guardia civil D. Juan, y constituida por un centenar de individuos, ante la cual tomaron precauciones las autoridades militares[6]. Fue reclutada a lo que se parece en Sevilla[7]. José Nogales sitúa el origen en la junta carlista sevillana y el foco insurreccional en la frontera portuguesa junto al Chanza y cerca de las minas de Sao Domingo[8], que vendrían a proteger la entrada de otros cabecillas llegados desde Portugal.

En la semana central de junio, del 15 al 21, los guerrilleros pasan por Almonaster, Zalamea la Real, Buitrón y Valverde del Camino:


Guerra Civil. El Gobernador de Huelva participa, con referencia a un despacho del juez de Valverde, que la partida que se presentó en las minas de Buitrón, comió en dicho pueblo, saliendo para Calañas después. Es de presumir que se dirige a la frontera de Portugal”[9]

La presencia de partidas Carlistas en El Buitrón inquietó la vida de los lugareños. Según la tradición oral, la facción carlista, acampada en torno a la aldea de El Buitrón, fue invitada por D. Vicente Linares a visitar Valverde. Al parecer, se encontró una carta del clérigo en el zurrón o el bolsillo del jefe carlista, donde lo habría incitado a visitar Valverde, pueblo en su opinión liberal, pero donde el mensaje carlista tendría buena acogida.  A. Fernández de los Ríos habla del combate de las Cabezas –que sitúa en las cercanías de la aldea del Pozuelo- y de la desbandada de los casi inofensivos voluntarios de la libertad ante una descarga de escopeta de los carlistas[10]. Arroyo Valero  habla de un registro tumultuoso de la casa del cura Linares Bejarano, al que se habría encontrado escondido en un montón de trigo[11]. Tras la huida de los guerrilleros, el 25 de junio, fueron inculpados y detenidos  el cura de Valverde, Vicente Linares, y el de Minas de Riotinto: 

CARTAS DE LA GUERRA. Sevilla 26. Dicen de Valverde del Camino que perseguida y derrotada una facción que vagaba por aquellas inmediaciones, por los papeles ocupados y de la sumaria que se instruye, resultan complicados el cura párroco de dicho pueblo, que se halla detenido, y el de Minas de Riotinto, al que se ha mandado prender. Aquí se asegura que dicha partida salió de Sevilla con el propósito de proteger la entrada desde Portugal de cuatro cabecillas y que, habiendo conseguido su objeto, regresaba al punto de su procedencia. Los tribunales entienden en el sumario y no creo prudente decir una palabra más por hoy.[12]

La persecución vino de la guardia civil y los carabineros, asentados en Paymogo,  que constantemente estaban recorriendo la frontera portuguesa y la formación de milicias de voluntarios en los pueblos de Almonaster,  Zalamea, Valverde, Tarsis y Alosno. El hecho fue recogido por la Gaceta de Madrid y algún que otro periódico provincial: Contrarrestaron dichos movimientos las columnas de guardia civil y carabineros; alguna otra que  salió hacia los sitios en que la agitación fue mayor, y los vecinos de Tharsis y Alosno, que al sólo anuncio de la salida de los de Buitrón, se unieron á una columna, con la que consiguieron que parte de aquéllos se internaran en Portugal, y  aprehendieron á otros que no pudieron efectuarlo.


Cuerpo de carabineros 


El  domingo 21 de junio la partida llegó a Cabezas Rubias[13]. Un par de días después se encuentra en Alosno en su supuesta huida hacia Portugal, mientras el Gobernador militar de Huelva daba parte de haber marchado más de 120 hombres a caballo y otros tantos a pie, dependientes y operarios de las minas de Tharsis, en persecución de los individuos que se sublevaron pocos días antes en sentido cantonal[14]. A principios de julio, la partida que supuestamente huía a Portugal permanecía en tierras onubenses. Participaron en su persecución los voluntarios de Almonaster y Zalamea,  quienes lograron coger varios prisioneros y requisar caballos y armas: «Los voluntarios de Almonaster y Zalamea la Real (Huelva) han dado una buena batida a la facción que por allí vagaba, causándoles varios heridos y cogiéndoles prisioneros, armas y caballos. Se cree que el resto se habrá internado en Portugal »[15]; o entre Tharsis y la frontera de Portugal, según otras fuentes[16]. En septiembre continuaban huidos un pequeño grupo junto al arroyo de Malagón:

«En Mazarrón [sic[17]] han sido detenidos cinco carlistas que por la parte de Alosno trataban de ganar la frontera portuguesa, siendo conducidos a Gibraleón y de allí trasladados  a la capital».[18]

¿Carlistas o cantonalistas? La prensa se hace eco de esta dualidad: La partida era carlista, según los partes de Gobernación, y cantonalista según La Gaceta. La Correspondencia de España  habla de 35 individuos pertenecientes a la única partida carlista que vagaba por aquella provincia, y entre los cuales había algunos agitadores cantonales extranjeros[19]. La Gaceta, órgano oficial del Estado y base de las informaciones periodísticas, habla de partidas carlistas, pero a la par de presencia de agitadores extranjeros y de movimientos de sentido cantonal. ¿Cómo interpretar esta cuestión? La Narración Militar habla de  ligeros desmanes de algunos grupos, más bien de  malhechores que de carlistas.[20]

Por lo que sabemos, era una partida carlista, cuyo cabecilla era D. Juan, un oficial retirado de la guardia civil, y al parecer había otros miembros de la benemérita entre sus integrantes: Dicha partida va mandada por un tal D. Juan. Se ha aprehendido a un paisano con uniforme nuevo, que parece es el que usa aquel cuerpo[21], aunque también pudo haber  presencia de agitadores obreros, acusados por la prensa de extranjeros o internacionalistas.Ya el año anterior hubo huelga en Tharsis y en 1874 nació en Riotinto El Minero, el primer periódico obrero de la provincia de Huelva.[22]

José Nogales retrata una partida de 35 efectivos, reducida a tan solo 14 por las deserciones y mandada por un  general de todos desconocidos. Se asentaron en los alrededores de Valverde, enviaron un emisario al cura Linares Bejarano, y fueron rendidos  por los voluntarios, “gente dura y fogueada del Andévalo”.[23]

La represión vino de la mano de las fuerzas militares  regulares, el batallón provincial nº 45[24] y la comandancia de Carabineros del Reino. Huelva disponía además de su propio Gobierno Militar, perteneciente a la Capitanía General de Andalucía desde 1874. Las fuerzas del gobernador militar se dirigen al Andévalo, pero se vieron reforzadas por la formación de milicias ciudadanas en varios pueblos, controlada por sus respectivos ediles, cuyo cometido era impedir la entrada  de las partidas carlistas. La prensa refiere la actuación resuelta de los alcaldes de Calañas, El Cerro, Alosno, Tarsis, Puebla de Guzmán, Cabezas Rubias y Paimogo: Los alcaldes de Puebla Paimogo, Calañas, Cabezas Rubias y el Cerro (Huelva), han impedido con su resuelta actividad la entrada en dichos pueblos de los facciosos.[25]

«El ayuntamiento, juzgado y vecinos de Alosno se reunieron con aquellos para perseguir sin tregua a dichos perturbadores, y los alcaldes de la Puebla de Guzmán, Cabezas Rubias y El Cerro han seguido la misma patriótica conducta[26], por lo cual, hacen que aquella no tenga un momento de descanso».[27]

El caso de Alosno fue paradigmático. Una fuerza vecinal de 240 componentes hace de cordón sanitario. El papel de los voluntarios de la libertad de Tharsis y Alosno, que al solo anuncio de la salida de los de Buitrón, se unieron a una columna, con la que consiguieron que parte de aquellos se internaran en Portugal, y aprehendieron a otros que no pudieron efectuarlo. Otros lo narran así: El juzgado y alcalde de Alosno, al frente de 240 vecinos, se han unido a las fuerzas del gobernador militar para la persecución de los rebeldes.[28]









 La partida portuguesa de 1875.

En octubre de 1875 se detectó una nueva partida de unos 40 individuos en el triángulo comprendido entre Paymogo, Alosno y Puebla de Guzmán, ignorándose si han levantado bandera política La mayoría de fuentes coinciden en que procedían de Portugal, aunque no queda claro si eran carlistas o  simples bandoleros. Asesinaron a un propietario de Paimogo, Pablo Macías, quien iba acompañado de un sobrino y dos criados, y atacaron a otros tres vecinos de Alosno. El informante es el cronista valverdeño del diario La Iberia: El objetivo parece solo el robo de las caballerías y el dinero[29]. Ha salido tropa, Guardia Civil y carabineros en su persecución, por más que se crea hayan vuelto á internarse en Portugal[30].

Otros diarios hablan de simples bandoleros o  salteadores[31]. Francesco Pappalardo ya alertó de la contaminación historiográfica capaz de reducir a simples bandoleros a autenticas fuerzas guerrilleras[32], aunque en este caso todos los diarios apuntan en la misma dirección. También fueron facinerosas las partidas aparecidas en Cumbres de San Bartolomé en los años siguientes.[33]  





Gregorio Hidalgo Mantero  


 





[1] La Discusión. 1/2/1874, 3. La Correspondencia de España.1/02/1874, 1. Diario oficial de avisos de Madrid. 2/2/1874,  3. La Iberia. 3/2/1874, 3.
Crónica Meridional. 5/02/74  p. 1 .  
[2] Narración militar, p. 448. La noticia es recogida por La Época. 13/2/1874, 3., que transcribe equivocadamente “Pedregal” por Fregenal”; El Mundo. 13/2/1874, p. 3. Diario oficial de avisos de Madrid. 14/2/1874, p. 4; La Discusión. 14/2/1874, p. 2.
[3] La Época. 9/6/1874, p. 3.
[4] Narración militar de la Guerra Carlista, Vol.14,  p. 452.
[5] MEDINA, Joäo: “Ecos de la tercera Guerra carlista en Portugal” (1872-1876). Paralelismo y sincronía  En La contrarrevolución legitimista, 1688-1876,  p. 190.
[6] La Correspondencia de España, 10/06/1874, p.3 y Diario de Córdoba, 13/06/1874.
[7] El Gobierno. 27/06/1874., p 3.
[8] NOGALES, José. “Episodios Nacionales”. El Liberal, 2-04-1906.
[9] La Gaceta se hizo eco el domingo 21 de junio. La fuente de información de la Gaceta es un despacho del juez de Valverde, Enrique Íñiguez Pinzón, a través del gobernador provincial. Fue recogida por La Correspondencia de España. 21/06/1874, 3; El Gobierno. 22/06/1874, 2., y El Constitucional.23/06/1874, 3.
[10] La Ilustración Española y Americana.
[11] ARROYO VALERO, L.,  (1963): Breve Historia de Valverde, pp. 80-82.
[12] El bien público Año II Número 402. 04/07/1874, p. 2  En parecidos términos se expresa El Gobierno. 27/06/1874., p 3.
[13] La Correspondencia de España. 22/06/1874 p. 3. La Iberia. 23/6/1874, p. 3.
[14] Procede de La Gaceta. Recogida por La Correspondencia y El Imparcial. 25/6/1874,3; La Discusión. 26/6/1874,3; El Gobierno.25/06/1874,2;El Constitucional, 27/061874, 2 y  Diario de Córdoba. 27/06/ 1874, 3.
[15] La Correspondencia de España. 2/71874, 2, p. 3.
[16] El Gobierno 25/06/1874, p. 3.
[17] La fuente transcribe Mazarrón. El topónimo correcto debe ser Malagón.  
[18] El Gobierno.11/09/1874, p. 3.
[19] La Correspondencia de España. 27/06/1874, p. 3,
[20] Narración Militar…, 453.
[21] El Gobierno 25/06/1874, p. 3.
[22] DÍAZ DOMÍNGUEZ, M.P. (2011): “La revolución a través de la imprenta. Los comienzos de la prensa obrera de Huelva en el siglo XIX”. De Re Metallica, 17,  pp. 67-74.
[23] NOGALES, José . “Episodios Nacionales”. El Liberal, 2-04-1906.
[24]  Bernardo Tárrega era su primer jefe. La Esperanza 12/3/1872, p. 3.   
[25] El Gobierno. 25/06/1874, p. 3.
[26] La Correspondencia de España. 25/06/1874, 3. Recogido por El Imparcial y El Gobierno 25/06/1874; La Discusión. 26/6/1874, 3; El Constitucional y  Diario de Córdoba. 27/06/ 1874.
[27] La Correspondencia de España. 25/06/1874, p. 3. 
[28] El Gobierno. 25/06/1874, p. 3.
[29] El periódico transcribe erróneamente Álamo.
[30] La Iberia. 23/10/1875, p. 3.
[31] El Imparcial. 23/10/1875, p. 2. El Siglo futuro. 21/10/1875, p. 2.
[32] PAPPALARDO, F.  El bandolerismo, pp. 339.
[33] El Siglo futuro. 26/3/1878, nº 721, página 3.

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