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sábado, 17 de mayo de 2025

LA ESCUELA REPUBLICANA

 

El Grupo Escolar de niños,  un sueño desde 1925.

 

La dictadura de Primo de Rivera inauguró una tradición de mayor preocupación por las construcciones escolares[1], que se vio reforzada durante la II República. En dicho marco de actuación se sitúa la larga gestación del Grupo Escolar Menéndez y Pelayo de Valverde del Camino.  

 

A lo largo de la dictadura primorriverista era más que evidente la  insuficiencia de los locales-escuela. Las gestiones para la obtención de un Grupo Escolar, compuesto de seis escuelas graduadas, se iniciaron en 1925 con un expediente que quedó en agua de borrajas. Tres años después, su construcción parecía más cercana, gracias al R.D. de 10 de julio de 1928, que obligaba a los ayuntamientos a construir escuelas nacionales en locales que contasen con las debidas condiciones higiénicas y pedagógicas. Dicho decreto señalaba dos procedimientos para su edificación, la construcción municipal o la estatal, en este último caso con una aportación del ayuntamiento no inferior al 25% del monto total.

 

En octubre de 1928 se decidió la venta de varias láminas de deuda pública -fruto del proceso desamortizador de los bienes de propios-, con cuyo importe se pretendía atender varias obras urgentes, entre ellas la construcción de dichas escuelas, pero la obra siguió sin iniciarse, al decir de los papeles municipales por la falta de apoyo del gobierno de la nación. Por fin, en enero de 1931, durante la alcaldía de Cristóbal Mora Benítez, se acordó por unanimidad la construcción municipal de las escuelas, sin perjuicio de solicitar la oportuna subvención al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. Esta modalidad resultaría más gravosa para las arcas municipales, pero con ella se pretendía evitar dilaciones burocráticas innecesarias, con las miras puestas en solucionar, de una vez por todas, el  problema escolar de la localidad. Se acordó, entonces, solicitar una subvención de 70.000 pesetas y se decidió iniciar el expediente de construcción en el solar que la Compañía Alkali poseía en la calle Primo de Rivera. Para tal efecto, se autorizó al alcalde a iniciar las gestiones de compra y se designó al perito aparejador municipal, Ramón Fernández, para levantar el plano del solar y campo de juego anexo y redactar el informe reglamentario de ambos. El alcalde debía, en los siguientes meses, dirigirse a la Comisión Provincial de Construcciones Escolares para suplicar la concesión, pero el cambio de régimen político  paralizó momentáneamente esas diligencias.

 

Los esfuerzos de la República.

 El ayuntamiento republicano fue consciente, desde el principio, de esta urgencia, y trató de paliar el problema de la escasez de escuelas. Inicialmente se buscó resolver la cuestión mediante el arrendamiento de nuevos locales. En julio de 1931, el primer alcalde republicano, Manuel Parreño Romero, daba cuenta al resto de munícipes de la iniciativa del gobierno central, incluida dentro de las primeras medidas de choque, de crear de forma inmediata 7.000 nuevas escuelas públicas nacionales, así como del informe de la inspección por el que se comunicaba que habían correspondido a Valverde cuatro de aquellas escuelas. El 1 de septiembre de 1931 deberían estar ya abiertas, según disposición de la Superioridad. Por ello, el consistorio se dedicó al arriendo o habilitación, en su caso, de locales, y a la adquisición del material necesario para su dotación.

A mediados de octubre, el nuevo alcalde, Francisco Vizcaíno Bermejo, fue facultado para firmar los contratos de arrendamiento de los locales-escuela, propiedad de José Parreño Ramírez y Pedro Vizcaíno Mora, a razón de 60 y 100 pesetas mensuales: la Escuela de la Estación y la Escuela de la Zona, respectivamente.

 El primer propósito fue escolarizar a todos los niños y niñas de la población menores de 14 años aunque, junto a la política de infraestructuras, el ayuntamiento desarrolló otras gestiones tendentes a la consecución de una verdadera escuela laica: la apertura de un centro público de segunda enseñanza, la renovación del mobiliario y del material  pedagógico de las escuelas, la creación de cantinas escolares o la potenciación de exposiciones de pintura, enviadas por el patronato de las Misiones Pedagógicas. 

 Las escuelas se multiplican. La Escuela de la Zona se ubicó en la  antigua casa-cuartel de la zona de reclutamiento, ubicada en Lucía Ramírez, 1, y en el número 18 de la Calle D. Francisco Romero. Hasta entonces, el edificio había cobijado la Zona Militar, lugar donde se realizaban los sorteos de reclutas de todo el distrito valverdeño.

Fue inaugurada el curso académico 1931/32, a fin de ampliar la oferta educativa del barrio y descongestionar la masificación del aula de San Carlos. El inmueble disponía de dos pisos. En la planta inferior había dos clases, una de niñas y otra de niños, esta última bajo la tutela de Antonio Rodríguez-Cepeda García y, más tarde, de Antonio Marín de Sardi. En el piso superior aparecían dos clases de niñas, regentadas inicialmente por Josefina Alfonso Matellán y Catalina Tenorio.

La Escuela del Pósito se localizó en el edificio de la antigua alhóndiga,  una edificación levantada en 1736, situada en uno de los frentes de la antigua plaza del Coso. Debió abrir las puertas en el curso académico 1931/32. Una de las primeras medidas del cabildo consistió en garantizar el aprovisionamiento de agua por parte de la chavalería: «Igualmente se acuerda proceder a la instalación de suministro de agua para bebida y limpieza de la Escuela de los altos del Pósito»[2]. Ésta cerró sus puertas en 1935,  tras la demolición de la vieja alhóndiga y la construcción de la nueva plaza  local[3].           

La Escuela de la Estación se situó en un inmueble propiedad de José Parreño Ramírez, uno de los pioneros de la carpintería valverdeña contemporánea, en la calle Juan González, actual Cuesta de la Estación, 28.  En noviembre de 1931 se decidió obrar el inmueble para adaptarlo a su nueva función docente. Su reforma fue adjudicada a Ramón Fernández García en la cantidad de 550 pesetas[4], y se  creó un espacio diáfano, sin muros, a modo de salón corrido. Allí impartió docencia Manuel Viso Toscano. Muchos de sus alumnos fueron los primeros inquilinos del Grupo Escolar a partir del curso 1937/38.

El proyecto de Escuela en la Capilla del Santo Cristo, en el número 1 de la calle Andrés Mora. Desde octubre de 1931, existió un proyecto de escuela en la capilla del Santo Cristo. Hacía años de la clausura de la primigenia y desdichada escuela de niñas del Hospital, cuando una década después volvió a aparecer un proyecto de colegio en la capilla aneja del Santo Cristo. Finalmente, se optó por el derribo de la misma, a fin de ensanchar el cabecillo Martín Sánchez. Ya analizamos en otra ocasión su triste final[5].

Poco más sabemos del proyecto de escuela. Poco después, el edificio fue convertido en la Delegación de la Comisaría de Abastecimiento y Transporte[6], regentada por Enrique Domínguez Ramírez. Este edificio hoy acoge las oficinas del  Servicio Andaluz de Empleo.

Pese a los esfuerzos denodados, en septiembre de 1935 seguía habiendo escasez de locales. Fue entonces cuando el Consejo Local de Primera Enseñanza  propuso el desdoblamiento de la auxiliaría de la escuela de niños nº 2. El Ayuntamiento se ocupó de facilitar el material ordinario de dicha escuela «hasta que el Estado se haga cargo de estas atenciones»[7].

Junto a las escuelas oficiales existieron numerosas clases de repaso. Entre ellas, las ofertadas por un viejo maestro, Francisco Romero Sánchez, ya jubilado, en la casilleta del fondo de su domicilio en Real de Arriba, o las de Manuel Medina y Fausto Arroyo, en el nº 1 del Cabecillo de la Cruz[8].

 


D. Manuel Viso y sus alumnos[9] en la puerta de la Escuela de la Estación.

 Aun con todos los esfuerzos realizados en este intervalo, continuaba la «pesadilla de la falta de escuelas», expresión acuñada por Manuel Parreño Romero, el primer alcalde republicano de Valverde, reconvertido ahora en el representante municipal en el Consejo Local de Primera Enseñanza. Sirviéndose de los datos del Consejo Local de Enseñanza, cuantificaba en cerca de mil niños en edad escolar –cifra considerada desorbitada por el alcalde- los que se veían desprovistos de su derecho de escolarización por falta de escuelas, y exhortaba a los munícipes a solicitar dos grupos escolares: uno para niños, que resultaba perentorio, y otro para niñas, que se pospuso al tiempo «en que los permitieran las circunstancias» y que sólo vio la luz durante la dictadura franquista. Por lo pronto, la exigencia de los dos grupos escolares solo fue apoyada, a  lo largo de 1933, por  el concejal proponente y Marcos Doblado Bermejo.

 Desde antes, desde mediados de 1932, coincidiendo con el acceso a la alcaldía de Juan Fernández Romero, líder del Partido Republicano Radical Socialista, el  ayuntamiento retomó  la vieja pretensión de dotar a Valverde de un grupo escolar, «ya que la escasez de locales hace que en la actualidad no se pueda dar enseñanza adecuada a multitud de niños»[10].

 Se formó entonces una comisión de cinco concejales, encargada de estudiar la viabilidad del proyecto, comisión formada por Francisco Romero Vélez, Luis Parreño Sánchez, José Castilla Limón, Manuel Parreño Romero y Diego Marín Rodríguez. En enero de 1933 se solicitó de forma oficial su concesión. En febrero de 1933 se estaba decidiendo el procedimiento idóneo, y al mes siguiente se buscaba el solar apropiado. Fue entonces cuando el ayuntamiento compró a las hermanas Vizcaíno Rite, conocidas con el apelativo de las «pericas», un cercado de fanega y media en el extrarradio del casco urbano, concretamente en el extremo norte de la calle General Fernández Bernal, actual Valle de la Fuente. Sus propietarias accedieron  a la venta con la condición de que se dedicara a la labor docente.

 Paralelamente, desde marzo de 1933, se iniciaron contactos con la Agencia O.L., Sociedad Anónima de Madrid, para recabar del Ministerio varios modelos de proyectos y decidirse por el más adecuado a las necesidades de Valverde. Se seguía barajando si debía correr con la obra el erario municipal o el estatal. La mayoría del cabildo, con su alcalde a la cabeza, se decantaba por la construcción estatal, mientras Parreño Romero seguía defendiendo con vehemencia la iniciativa municipal, complementada por la subvención correspondiente del Estado[11].

 El grupo escolar de seis secciones.

 En 24 de marzo de 1933 se acordó definitivamente solicitar la construcción de un grupo escolar de seis secciones para escuelas graduadas de niños, conforme a los preceptos del Decreto de 5 de enero de 1933. El ayuntamiento ofrecería, a cambio, el solar y la cantidad en metálico determinada por el Estado, con arreglo al presupuesto local. En el verano de 1933, a instancias del concejal Luis Parreño Sánchez, se urgía al gobierno central a la aprobación del grupo escolar.

  Por entonces, se caminaba hacia la consecución definitiva de la enseñanza laica en la población[12]. También, desde agosto de 1933, Juan Fernández Romero inicia un intenso carteo con Francisco Barnés Salinas, ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, sobre la creación de un Instituto en Valverde del Camino[13], aunque hoy sabemos que tal proyecto tardó 44 años en hacerse realidad.

 En diciembre de 1933 entra en escena Amós Sabrás Gurrea, catedrático de Instituto y especialista en temas de enseñanza durante su vida política. Su  labor en defensa del grupo escolar valverdeño fue significativa. Había sido primer alcalde socialista de Huelva, diputado a cortes constituyentes por Logroño y, desde las elecciones del 3 de diciembre 1933, diputado a Cortes del PSOE por nuestra provincia. Además, había sido diputado provincial por el distrito de Valverde, desde junio de 1923 hasta la llegada al poder de Primo de Rivera[14].

 Sabrás Gurrea y Fernández Romero se cruzan varias cartas[15]. El diputado pide al alcalde certificación del presupuesto de ingresos del municipio para ultimar la aprobación del grupo escolar, -en realidad ya lo habían entregado y lo habían extraviado- y le informa de que ha tenido el expediente en sus manos y que le faltaba una póliza de 3 pesetas por lo que había sido retenido. La  corporación le agradeció sus gestiones.  

 En la primavera de 1934 se activaron los trámites para la cesión al Estado del solar, cuyos planos recibieron el visto bueno de la oficina técnica de construcción de escuelas del Ministerio de Instrucción. Es entonces cuando el ayuntamiento adquirió el solar y solicitó la aprobación de esta compra al Ministerio de Gobernación, siguiendo lo preceptuado en la regla 6ª de la R.O. de 19 de junio de 1901.

 El alcalde firma la escritura de otorgamiento, haciendo después entrega simbólica del mismo al maestro local Manuel Viso Toscano, designado por orden ministerial como representante del Estado, lo cual se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia[16]. El ayuntamiento otorgó a la propiedad 5000 pesetas, y se hizo cargo de los gastos de escritura y del impuesto de derechos reales. El 15 de junio se publicó el Decreto Ministerial donde se pedían garantías al ayuntamiento. Éste, en fecha de 3 de agosto, se compromete a hacerse cargo del 20% del importe de la obra. El 7 de septiembre se detecta cierta intranquilidad cuando, a propuesta del señor Parreño, se acuerda solicitar al ministro el comienzo inmediato de las obras[17].

 En septiembre de 1934, el consejo de ministros aprobó los proyectos de escuelas graduadas de Palomares del Campo (Cuenca), Vivero (Lugo) y Valverde del Camino[18]. Una vez concedido de facto el Grupo Escolar de seis secciones, el consistorio elevó una nota de agradecimiento tanto al ministro del ramo, como al diputado Amós Sabrás «por su valiosa intervención en el feliz resultado de este asunto».

Muchos años después, Manuel Medina, maestro y director del Grupo Escolar, achacaba su concesión  a las gestiones de Fernando Rey Mora[19], joven abogado y único diputado a Cortes del Partido Radical, electo en 1933 por Huelva, aunque los papeles oficiales de aquella época nada refieran sobre este último. Nosotros no hemos podido constatar documentalmente su relación con el grupo escolar. Sólo desde el desmoche del ayuntamiento local –utilizamos la terminología de Cristóbal García para referirnos a los cambios forzados impuestos tras la Revolución de 1934-, en octubre de 1934, debió acrecentarse la figura de este diputado[20].

 

El 1 de octubre de 1934, el Ministerio aprobó la construcción de la nueva escuela graduada de seis secciones para niños de Valverde del Camino[21]:  

 

«A propuesta del Ministro de Instrucción pública y Bellas Artes y de acuerdo con el Consejo de Ministros, vengo en decretar lo siguiente:

Artículo 1º. Se aprueba el proyecto redactado por la Oficina Técnica de Construcción de Escuelas, para construir en Valverde del Camino (Huelva) un edifico de nueva planta con destino a Escuelas Graduadas, con seis secciones para niños, por su presupuesto de 97.853’24 pesetas, incluidos los honorarios por formación  del proyecto y dirección de la obra, ascendentes cada uno de ellos a 2.233’16 pesetas.

Artículo. 2º. El mencionado edificio se construirá por el sistema de contrata y por la cantidad de 93.386’93 pesetas, a que se eleva el presupuesto de esta índole, una vez deducido de su total importe el de ambas clases de honorarios.

Artículo. 3º. La cantidad de pesetas 66.496’07 a cargo del Estado (incluidas las 2.253’16 pesetas que, sin baja alguna, ha de abonar por los honorarios de dirección de las obras ), se satisfará con cargo al capítulo 4º, artículo 1º, concepto 9º, subconcepto 3º del vigente presupuesto del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, fijándose 10.496’07 pesetas (más las referidas 2.233’16 pesetas que directamente ha de soportar el Estado) para el actual ejercicio económico y 66.000 pesetas para el de 1935.

Artículo 4º. La aportación que en metálico hará el Ayuntamiento de Valverde del Camino por el 20 por ciento del importe de las obras y que, en principio, asciende  a 19.124’01 pesetas, será ingresada en la Caja General de Depósitos, a disposición de la Dirección General de Primera Enseñanza, remitiéndose el oportuno resguardo al expresado Ministerio, sin cuyo requisito no se procederá a la subasta de la obra.

Dado en Madrid a primero de Octubre de mil novecientos treinta y cuatro- Niceto Alcalá-Zamora y Torres. El ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Filiberto Villalobos González»[22].

 

El proyecto inicial  era un edificio de seis secciones, trazado por Lorenzo Gallego, de la Oficina técnica del Ministerio de Instrucción Pública.

En noviembre de 1934, la Dirección General de Primera Enseñanza recibió la aportación municipal de 19.124 pesetas, y se comenzó la construcción. Ésta se llevó a cabo a lo largo del año 1935, a cargo del constructor valverdeño Manuel Vázquez Batanero por un valor final de 81.199 pesetas, después de efectuarse une rebaja del 13’05% frente a la proposición inicial de  93.386 pesetas[23]. El 14 de Febrero de 1935 se consignaron en la Caja General de Depósitos tres títulos de deuda amortizable al 3%, por valor de 8.000 pesetas, y 120 pesetas en metálico. Entonces se inician las obras previas de alcantarillado.

En la primavera de 1935 surgen problemas y se paralizan las obras, debido a la «imperfección del proyecto en el que ha dejado de incluirse el desmonte del terreno en que ha de emplazarse el edificio», y su coste adicional de unas 10.000 pesetas. En abril se faculta al alcalde, Nicolás Hidalgo, para resolver los inconvenientes en el Ministerio de Instrucción[24].

Estos inconvenientes se suman al desmoche de cargos de 1934, que supuso una nueva línea política. En el verano de 1935, el inspector de primera enseñanza consideraba que el proyectado grupo escolar «no satisface ni con mucho las necesidades de la enseñanza en la población».


Del ambicioso proyecto de Pérez Carasa a la cruda realidad.

 La alcaldía decide, entonces,  hacer nuevas gestiones para lograr un nuevo grupo escolar, ahora de 10 grados, cuyo proyecto fue encargado al arquitecto provincial José María Pérez Carasa[25]. La garantía del arquitecto y la mayor amplitud de la obra debieron resultar satisfactorias, pero la realidad truncó ambas aspiraciones, la majestuosidad del edificio y sus mayores dimensiones

 José María Pérez Carasa, arquitecto municipal de Huelva y de la Diputación Provincial, era suficientemente conocido como representante de la arquitectura racionalista andaluza. Por entonces, era autor del Instituto “La Rábida” (1925), el mercado de abastos de Calañas (1927), o la casa Pérez Carasa, en la calle Cerrito de Punta Umbría.

  El plano del nuevo grupo escolar, obra de Pérez Carasa, preveía la construcción de una entrada general por la carretera de Calañas, una segunda entrada de honor por los jardines, y una tercera por la  llamada calle de la Adelfilla, actual calle Madrid. Se compondría de un pabellón longitudinal unitario, jalonado por jardines y bancos de estudio y se completaría con un enorme espacio dedicado a juegos y deportes, jalonado por un porche y dos zonas de duchas y servicios, además de la vivienda del conserje, proyectada en el ala norte. Dispondría de sala de profesores con un ropero anexo, una cocina y un comedor.

  Pérez Carasa fue asimismo el encargado de la dirección de obras del nuevo ayuntamiento valverdeño, cuya erección comenzó en 1940.

 En septiembre de 1935 se planteaba la necesidad de un proyecto adicional para obras imprescindibles, no recogidas en el presupuesto general, y se agilizaban las obras del caño de desagüe, a fin de  empalmar con la red de alcantarillado general. Dos meses después, el gobernador civil daba cuenta de sus gestiones ante el ministro, para dotar de material adecuado a la futura escuela, así como de la  promesa ministerial de atender sus demandas[26].

 A fines de enero de 1936 se aprobó el nuevo proyecto de Grupo Escolar de  diez secciones, junto con su memoria, pliego de condiciones y un presupuesto de gastos que ascendía a 298.951 pesetas y 28 céntimos. Inmediatamente se solicitó al gobierno central la aportación de 192.000 pesetas, con el compromiso consistorial de construcción directa de las secciones proyectadas y las dependencias anejas: una sala de trabajos manuales, una sala de profesores y la conserjería. Aún faltaba la aprobación ministerial, que quedó  truncada por el golpe de estado de 1936, que dio inicio a la Guerra Civil española.

 En noviembre de 1935 se decide bautizar al nuevo centro, apenas iniciadas sus obras, con el nombre de Alejandro Lerroux, en honor al líder del Partido Republicano Radical y presidente del gobierno de centro-derecha[27], aunque definitivamente recibiría el de Menéndez Pelayo. 

 Durante el gobierno del Frente Popular (febrero/julio de 1936) se intentó el cierre de los colegios de religiosas, se designó arquitecto director de las obras del Grupo Escolar a José Mª Pérez Carasa y se preparó la alambrada exterior de tubos de hierro. Oficialmente, el expediente de construcción seguía en Madrid, pendiente de su aprobación ministerial. En junio se inició la instalación del servicio de agua y se adquirió una bomba para tal fin, antes aún del inicio oficial de las obras[28]. Pero la Guerra Civil paralizó la construcción y retardó su inauguración. 

 

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Proyecto del grupo Escolar de José María Pérez Carasa. Archivo Municipal de Valverde.



[1]. El número de escuelas nacionales pasó de 27.080 a 130.904 entre 1923 y 1929. (Anuario Estadístico de España, 1930, p. 616).

[2]. A.M.V. /L.A.C. de 1932, 6 de julio.

[3]. SÁNCHEZ CORRALEJO J.C. (2005), 43-44. Era un salón corrido al que se accedía por una ancha escalera situada en la calle Real de Arriba, justamente por encima de la taberna de Miguel Romero. Allí impartió docencia D. Ángel, maestro asimismo de la Escuela de la Luz. Se situaba frente al ayuntamiento viejo y encima del estanco de Ildefonsa Batanero,  la taberna de Miguel Romero Castilla, «Furrique», y los  puestos de carne, pescado y hortalizas de la antigua plaza de abastos  En marzo de 1935, con motivo de la  construcción del nuevo paseo público, la alcaldía  propuso buscar un local adecuado a la escuela.

[4] A.M.V. /L.A.C. de 1931, 18 de noviembre.

[5]. A.M.V. /L.A.C. de 1932, 23 y 30 de noviembre y 1 de diciembre.  El presupuesto inicial de la obra de demolición del Hospital de la Misericordia se elevó a 3.547 pesetas. La obra debió encontrar cierta contestación social que dilató su ejecución. Pero, un año más tarde, a fines de 1932, un escrito de los vecinos de la zona centro y calles adyacentes a la del Cabecillo de Martín Sánchez relanzó el proyecto. Estos vecinos solicitan al ayuntamiento que el terreno ocupado por la capilla, una vez fuera derribada, quedara  «íntegramente a beneficio de la vía pública y como ensanche de la calle Martín Sánchez». Entonces aparecieron dos soluciones alternativas: el teniente de alcalde, Luis Parreño Sánchez, y tres concejales propusieron el derribo de la ermita, a fin de  lograr una anchura de 4’30 metros, mientras que el resto del solar debería destinarse a escuela o archivo. El resto de concejales se inclinó por dejar a beneficio de la vía pública la totalidad del solar ocupado por  la ermita. Ganó  la segunda opción, por 8 votos contra 7. En la sesión siguiente, algunos concejales de desdicen de su  propuesta y se  oponen al derribo de la ermita. Tal iniciativa fue encabezada por el concejal  Luis Parreño Sánchez. Aducía el compromiso anterior con el maestro de obras Aníbal Mora Cruz,  a fin de erigir un grupo escolar. Contó con el apoyo del alcalde Juan Fernández y 4 concejales más.

       A.M.V./L.A.C. de 1933, 31 de marzo y 28 de julio. El 7 de diciembre de 1932 los vecinos del nº 2 de la calle Martín Sánchez, Manuela Gerardo Marín y José Quintero Gerardo, elevan queja escrita por los daños producidos en su vivienda con motivo del derribo de la ermita. Creemos que fue entonces cuando se derribó su espadaña y poco más, ya que en marzo de 1933 aún estaba en pie el Santo Cristo y en julio su inmueble era ofrecido de manera provisional para instalar el centro de segunda enseñanza solicitado.

      A.M.V. Proyecto de Escuela en Capilla del Santo Cristo. Leg. 235. La obra del derribo debía suponer un desembolso de 7.300 pesetas. Dichos fondos garantizaban la demolición del edificio y la obra de construcción, consistente en la ampliación del muro de medianería con el Hospital y su corral, la apertura de cinco ventanas y sus correspondientes rejas, y el  arreglo completo de los muros del Hospital, su azulejería, bovedillas y otras menudencias, así como de la vivienda anexa, propiedad -si seguimos la única referencia del propio presupuesto municipal- de «La Coneja», y el blanqueo de los muros.

[6]. La Comisaría fue creada por Ley de 10 de marzo de 1939, con el fin de organizar la política intervencionista del Estado franquista y hacer frente al desabastecimiento. Se ocupó de la lucha contra el “estraperlo”,  la distribución de productos de primera necesidad a través de las cartillas de racionamiento y la propuesta de importaciones y exportaciones. Una ley de 1941 le atribuyó la distribución de artículos alimenticios de primera necesidad, además de combustibles domésticos, medicamentos, tejidos, vestidos y calzados, velas y bujías, jabones y lejías, etc.,  y establecía su autoridad sobre los Servicios Provinciales del Ministerio de Agricultura y el Servicio Nacional de Trigo, las organizaciones provinciales y locales de los sindicatos, los alcaldes, inspectores veterinarios municipales, comerciantes, almacenistas y exportadores. El servicio fue extinguido en 1981, y el SENPA, Servicio Nacional de Producción Agraria, asumió sus  bienes y obligaciones.

[7]. A.M.V./L.A.C. de 1935, 11 de octubre. Tal cargo de auxiliar debió ser ocupado por D. Manuel Medina, aunque no podemos afirmarlo con rotundidad.

[8]. Uno de sus alumnos fue José Bermejo Mora (1925).

[9]. Los alumnos, de arriba abajo, y de izquierda a derecha son:

  - Fila superior: Cristóbal, Manuel Caballero, Antonio Pernil Huerta, José Pérez Rivera. D. Manuel Viso Toscano, Alfonso Parreño, Becerrillo, Silva, Villadeamigo, Juan Soriano y Conrado Fiscal.

  - Segunda fila: Benito Sánchez, José Parreño, Ambrosio “el trapero”, José Pérez Valero, Ernesto Hidalgo, Antonio Guerrero, Ramón Duque, José Borrero Trabajo, Luis Alcaría y González Méndez.

  -Tercera fila: José  Moreno, Reverendo Señor Garrido, Gachi, Paco [Llanes], Francisco García y Delio Pernil Huerta, Manuel Pérez Rivero y Agustín Cejudo Rentero. 

  - Fila inferior: Daniel Bermejo Ponce, “El Mulero del Rocío”, Francisco Llanes “Zanaga”, Cayetano Parra, José Canasta, Eugenio Villadeamigo, Salvador Palanco, Emilio Martínez, José Lineros y Francisco Sánchez Ramírez “Faico”.  Otros alumnos de la escuela fueron Domingo Romero Malavé, los hermanos José Mª y Francisco Llanes Fernández, Fernando Duque, Salvador Palanco, José Dolores Manzano…,

[10]. A.M.V./L.A.C. de 1932, 31 de agosto.

[11]. A.M.V./ L.A.C. de 1933, 24 de febrero, 3, 8, 17, 22  y 31 de marzo.

[12]. A.M.V./ L.A.C. de 1933, 14 de julio.

[13]. Cartas con Juan Fernández Romero, sobre la creación de un Instituto en Valverde del Camino.  Centro Documental de la Memoria Histórica: PS-MADRID, 2464, 79. Cartas de 12 y 18 de agosto de 1933.

[14]. Víd. GARCÍA GARCÍA, C. 2001, p.. 239.

[15] A.M.V.,  Cartas de 12, 15 y 17 de septiembre.  También hablan de la inauguración de un centro de izquierdas en Valverde

[16]. A.M.V./ L.A.C. de 1934, 18 de mayo y 1 de junio.

[17]. A.M.V./L.A.C. de 1934, 3 de agosto y  7 de septiembre. 

[18]. Nota oficiosa de la Reunión Ministerial l. Recogido por ABC, Edición de Andalucía, viernes 28 y sábado 29 de septiembre de 1934, pp. 20 y 19 respectivamente.

[19]. Carta de D. Manuel Medina a D. Francisco Romero. Madrid, 5 de junio de 1990. Archivo personal de Francisco Romero.

[20]. A.M.V./L.A.C. de 1935, 22 de febrero.

[21]. Gaceta de  3 de Octubre de 1934.  Recogido por REYES SANTANA y DE PAZ SÁNCHEZ, 2009, 98. 

[22]. Gaceta de Madrid: Diario Oficial de la República núm. 276, de 03/10/1934, p. 88.

[23]. A.M.V. Comunicación de la adjudicación de la obra al alcalde de Valverde. 15 de enero de 1935.        Contamos además con los datos extraídos de una carta remitida por D. Manuel Medina a D. Francisco Romero. Madrid. 5 de junio de 1990.  Archivo personal de Francisco Romero. Asimismo hemos podido hablar con su hijo Salvador Vázquez Marín quien además nos destaca su presencia en las obras de construcción de la Escuela Profesional.  

[24]. A.M.V./L.A.C. de 1935, 22 de marzo y 26 de abril.

[25]. A.M.V./L.A.C. de 1935, 19 de julio.

[26]. A.M.V./L.A.C. de 1935, 20 de septiembre y 15 de noviembre.

[27]. A.M.V./L.A.C. de 1935, 6 de diciembre.

[28]. A.M.V./L.A.C. de 1936, 30 de marzo y 17 de junio.

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