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viernes, 24 de diciembre de 2010

HISTORIA DE VALVERDE DEL CAMINO: EL FALSO MILIARIO

Por Juan Carlos Castilla Soriano


Hace bastantes años apareció en el Cerro de Santa Marina, en el paraje de Raboconejo, una columna de mármol. Del hallazgo fueron testigos, entre otros, José María Mora y Diego Ramón Maestre. Don Diego Romero Pérez, “El Notario”, la trajo a Valverde del Camino con la intención de utilizarla como pie de pila bautismal, posiblemente para la ermita de “El Santo”.


¿Miliario romano o
soporte de altar de época  paleocristiana? 

Durante mucho tiempo se pensó que esta columna podría ser un miliario romano, es decir, uno de esos hitos o postes de piedra que éstos utilizaban junto a los caminos para marcar las distancias. Se encontraban separados entre sí unos mil pies, de ahí su nombre de miliario.

No era descabellada la idea, pues se sabe que la calzada romana que venía de las minas de Riotinto y pasa por Valverde se divide allí en dos tramos: uno iría buscando el puerto en una zona aproximada entre San Juan y Huelva, el otro tramo se dirigía hacía Niebla (la Ilipla romana) y pasaría por las cercanías de Raboconejo. Por esto fue que se pensara en un principio que se tratara de un miliario, pero esta funcionalidad fue ya descartada en su momento por P. Sillieres.

Esta pieza actualmente se conserva en los jardines de la Casa Dirección de Valverde del Camino. En ella aparece parte de una inscripción en latín. No hace mucho esta inscripción ha sido objeto de un primer estudio al objeto de incluirla en un corpus o recopilación de inscripciones latinas (CIL) y las primeras  conclusiones de A. Stylow y H. Gimeno nos dicen que se trata de letras, aunque en latín, típicas de época visigoda. Es decir, en torno a los siglos V- VI de nuestra era.

En el texto, incompleto por una rotura de la pieza, se puede leer la expresión “DE LIGNINETARAS”, que parece hacer alusión a las palabras “lignum” y “aras”, o lo que se puede interpretar como “cruz de madera” y “altares”. Podríamos interpretar así que, la pieza de mármol en cuestión, podría ser el soporte de un altar con una cruz de madera.




Conociendo estos datos, me dirigí junto a D. Enrique Carlos Martín Rodríguez, valverdeño y Conservador del Museo Provincial de Huelva, el profesor de la Universidad de Huelva, D. Juan Aurelio Pérez Macías y D. Diego Ramón Maestre, conocedor de la zona,  a visitar el lugar donde apareció la columna, el Cerro de Santa Marina.

Juan Aurelio Pérez Macías[1] pudo observar en superficie en el Cerro de Santa Marina una acumulación de materiales constructivos y pequeños trozos de cerámica que indican una pequeña construcción de unos 10 metros de largo por 4 de ancho, que puede relacionarse con una basílica paleocristiana. La columna, casi con toda seguridad, sería de origen romano y procedente de alguna construcción de la cercana Ilipla. Los nuevos pobladores visigodos traen la pieza hasta el cerrete de Santa Marina y la dan al culto cristiano con la citada inscripción.

Estamos, por tanto, ante uno de los pocos restos conservados en las cercanías de nuestra localidad que nos documentan los principios u orígenes del culto cristiano en esta zona.


[1] Pérez Macías recoge estos datos en el catálogo de la exposición “Ave verum Corpus: Cristo Eucaristía en el arte onubense. Exposición conmemorativa del Cincuentenario de la creación de la Diócesis de Huelva. 7 de octubre a 7 de diciembre de 2004. Museo Provincial de Huelva”. pp. 92-93. Córdoba: Publicaciones Obra Social y Cultural Cajasur, 2004

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