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viernes, 23 de marzo de 2012

60 AÑOS DE LA PRIMERA PIEDRA DE LA ERMITA DEL SANTO. VALVERDE DEL CAMINO (HUELVA)


LA ERMITA DEL SANTO

El domigo 23 de Marzo de 1952 se celebró el acto de bendicion de la primera piedra de la que sería la  nueva  Ermita de San Sebastian, erigida en  el cabezo del Santo, donde existia con anterioridad otra ermita más humilde.

La antigua ermita de San Sebastián remonta su existencia, cuanto menos, al siglo XVI. Era un santuario  levantado extramuros, cuya existencia podemos rastrear desde entonces, a  través de  las mandas testamentarias.



 
La ermita fue  restaurada a finales de 1790. Precisamente fue entonces cuando llegó a Valverde la actual imagen del Señor de las Tres Caidas. Francisco Arroyo afirma que esta imagen -de enorme veneración en la localidad- llegó Valverde entre finales de 1790 o el año 1791, después de que los vecinos juntaran las limosnas necesarias. Vino a sustituir a la imagen de Nuestro Señor Jesuscristo Arrodillado que se veneraba en la ermita de San Sebastián, ya que esta  última se encontraba «indecente, lastimada y quebrada».

En la década de 1950, se construyó sobre el solar de la primitiva ermita- un templo neobarroco ideado por los arquitectos Balbotín y Delgado Roig. El nuevo templo está dedicado con carácter exclusivo a la imagen del Señor del Santo que da nombre a la ermita y con el que se conoce a la imagen de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas, que procesiona la madrugada del Jueves Santo, constituyendo una de las páginas más espectaculares de la Semana Santa valverdeña.

En el acto del 23 de Marzo de 1952 se repartió a los asistentes el besamanos que aparece a continuacion, y que aún conservan muchos de aquellos valverdeños que asistieron al acto. El que ofrecemos a continuación  es propiedad de D. Jesús Bermejo Doblado.











domingo, 18 de marzo de 2012

HISTORIA DE VALVERDE DEL CAMINO: LA PROCLAMACION DE LA CONSTITUCION DE CADIZ EN VALVERDE

La Constitución de Cádiz y Valverde del Camino

Juan Carlos Castilla Soriano

La historia constitucional de nuestro país arranca a principios del siglo XIX con la proclamación de la primera constitución política de la monarquía española, aquella que se exaltó y humanizó al grito de ¡Viva la Pepa! por haberse proclamado en Cádiz el día de San José, 19 de marzo.

            El texto constitucional fue una de las tareas emprendidas por las cortes reunidas en Cádiz en un ambiente bélico marcado por la invasión del territorio español por tropas francesas. Una guerra, la de la Independencia, que no sólo se planteó contra el invasor sino que tuvo un fuerte matiz de enfrentamiento civil.

            Por primera vez se legisla admitiendo conceptos de soberanía nacional, derechos fundamentales y división de poderes. La Constitución de 1812 no está, en absoluto, libre de cargas propias del Antiguo Régimen, pero sí constituye el arranque del largo proceso decimonónico del liberalismo político y social español. Nos introduce en nuestra Historia Contemporánea.

            El texto constitucional acabó siendo aprobado en marzo de 1812 y celebrado, de forma similar,  en todas las partes del país en que lo permitió las circunstancias. El investigador onubense David González Cruz afirma que “el ritual festivo organizado en Huelva con motivo de la jura de la Constitución de 1812 era semejante al que se llevaba a efecto habitualmente durante el siglo XVIII en el Mundo Hispano cuando se debían celebrar los acontecimientos relacionados con la familia real (bodas, nacimientos, juras de príncipes, proclamación del rey, etc.). Ciertamente, el liberalismo español no creó un nuevo modelo de ceremonial, puesto que (...) prefirió adoptar el que se había practicado durante el Antiguo Régimen”




            Así, en Valverde del Camino se juró y publicó solemnemente la expresada constitución como ley fundamental de la monarquía. Los actos incluyeron lectura y juramento colectivo durante la misa solemne, Te Deum, salvas de fusilería, luminarias y candelas, cencerradas, etc.

            De todo ello deja constancia el escribano de cabildo Salvador José de Casos en un precioso documento, fechado en Valverde del Camino a 30 de Agosto de 1812, y que aquí reproducimos. No deja de recogerse la trágica anécdota acontecida en el citado evento.


1812, agosto, 30

Archivo Municipal de Valverde del Camino

Órganos de Gobierno. Disposiciones, Leg. 64 [s./n.]

            En la villa de Valverde del Camino en treinta de Agosto de mil ochocientos y doce:

Habiéndose congregado en la Iglesia Parroquial de ella formando cuerpo de Ayuntamiento el señor Don José de Mora, Alcalde ordinario de primer voto, Andrés Becerro y Juan García Jiménez, Regidores, Don Gregorio Aron de la Cruz, Alguacil mayor, y Fernando García Santos y Juan López Sayago,Síndico Procurador General y Personero, por hallarse los demás concejales ausentes o enfermos, y estando en su sitio acostumbrado se dio principio a la festividad descubriéndose  a su Divina Majestad Sacramentado. Y enseguida concluida la tercia se principió la misa solemne con diáconos,  autorizando el acto los oficiales el Alférez de la villa Don Joseph Tinoco, que se halla de Comandante de observación en este punto, y el Teniente de Infantería, enfermo convaleciente, Don José María de Sandobal, que asistieron de guardia con espada a el hombro a uno y otro lado del Presbiterio, y cuatro soldados de Infantería por bajo de las gradas de él con bayoneta calada.

            Y después de cantado el Evangelio se predicó por el Padre cura más antiguo Don Fernando Gámez y Gordillo el sermón Pastoral conveniente  a las circunstancias. Y continuada la misa al tiempo de su ofertorio subió al púlpito el cura primero beneficiado Don Bernardo Antonio Foyo y Candosa, y leyó en inteligible voz la constitución política de nuestra Monarquía Española, y concluida su lectura hizo, dicho párroco, una breve exhortación correspondiente a el objeto. Y después de haberse concluido la misa, congregado todo el clero, y puestos en pié en el presbiterio del altar mayor, y el Ayuntamiento en pié en su sitio acostumbrado, por dicho señor párroco vuelto de frente se dijo en alta e inteligible voz, hablando con ambos cabildos, eclesiástico y secular: Juráis por Dios y por todos los Santos Evangelios, guardar y hacer guardar la constitución política de la Monarquía Española, sancionada por las Cortes Generales y Extraordinarias de la nación española, y ser fieles al Rey. A lo que respondieron todos a una sola voz: Sí, juro. Y todo el pueblo también prorrumpió: Sí, juramos. Y enseguida el reverendo clero entonó y cantó el Te Deum. Se solemnizó la función haciéndose salvas de fusilería a el acabarse la lectura de dicha constitución, porque el referido Alférez comandante Tinoco en dicha ocasión, y con el decoro debido al lugar, desfiló en orden con los cuatro soldados de guardia, y en el atrio de la Iglesia, al finalizarse la exhortación del párroco, prorrumpió: ¡Viva la constitución!, ¡Viva la Patria!, ¡Viva el Rey!. Y mandando dar fuego se hizo la descarga, pero con la desgracia de que una chispa de un fogón se introdujese dentro de una olla de barro llena de pólvora que un muchacho tenía. Y en la ocasión estaba junto a dicho oficial los cuales dos experimentaron su estrago, quemándose rostro, brazos y ropas bastantemente, aunque no se teme peligro de la vida de dicho oficial ni muchacho, que es el que más padeció. Y habiéndose también solemnizado esta función con luminarias la noche antecedente y candelas que encendieron por las calles los vecinos, al tiempo del repique general, y todos ellos, hombres y mujeres y niños, corrieron alborotados, los últimos calzados de cencerros y muchos de los primeros sin cesar haciendo salvas con escopetas prorrumpían en voces de vivas y de universal aclamación y júbilo así por el acto celebrado como porque en esta ocasión celebraban también las plausibles noticias de la entrada de nuestras tropas y aliados en las capitales de Madrid y Sevilla, y demás favorables que han circulado.

            Todo lo cual pongo por fe y verdadero testimonio por haber acontecido en mi presencia, Y lo firmaron sus mercedes como acostumbran, mandando unirlo todo al libro capitular corriente para perpetuar memoria”.

[Firmas y rúbricas]

NOTA: Se ha actualizado la ortografía para una mejor comprensión

Portada de la Constitucion de Cádiz

sábado, 10 de marzo de 2012

CUADERNOS DE MINERALOGIA (V): ANTIMONITA

Mineral: Antimonita
Composición Química: Sb2 S3
Grupo Mineralógico: Sulfuros


Características: Se trata de un sulfuro de antimonio, su color varía desde el gris plomo al gris acero, casi negro, con un fuerte brillo metálico. Suele aparecer en filones y depósitos de origen hidrotermal. Tiene dureza 2 (escala de Mohs), la exfoliación es perfecta, su raya coincide con su color y su peso específico es de 4,6.
Curiosidades: Es un mineral abundante que encontramos en casi todo el mundo, presenta bonitos y numerosos cristales, y destacan por su belleza los ejemplares procedentes de la provincia China de Hunan o los de la isla de Shikoku de Japón.
El antimonio se ha usado en medicina al fabricarse vasos y copas de este metal, al beberse el vino servido en ellas, produce vómitos.
Al enfriarse este metal en los moldes con los que se fabrican los objetos, se producen melódicos sonidos.

 Múltiples usos del antimonio en la industria: Se utiliza para endurecer el plomo que contiene las baterías de Ácido-Plomo de todos los coches, motos, etc. Las balas no pueden ser sólo de plomo, ya que este es demasiado blando, pero al alearse con antimonio, este le aporta dureza.  Es muy importante la utilización del antimonio en toda la industria electrónica para construir semiconductores (dopando cristales de silicio). Por último, el intenso color azul que vemos en los fuegos artificiales, se debe al antimonio que se ha añadido a la pólvora.

Pie de foto:
Antimonita sobre siderita
Mina  Herja, Chiuzbaia, Bahía Mare, Condado de Maramures, Rumanía.
Tamaño: 9x9 cms
Colección: Francisco Javier Alcuña Ma