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viernes, 1 de junio de 2012

LAS ESCUELAS Y LOS MAESTROS DE NUESTROS ABUELOS (I)


EL  MAPA ESCOLAR VALVERDEÑO DESDE LA ÉPOCA ISABELINA HASTA LA CRISIS DE LA RESTAURACION (1857-1923)


LAS ESCUELAS DE 1900.-

Juan Carlos Sánchez Corralejo 


Revista Raíces, nº 7, 2004, pp. 39-43

 

            A fines del siglo XIX, pues, se habían elevado a dos las escuelas para niños: la escuela del primer distrito, sita en la calle del Duque, dirigida por D. Bernardino Iglesias Pérez, natural de Zalamea la Real, y la escuela pública del segundo distrito, ubicada en la calle Nueva n° 20 y regentada por D. Manuel Delgado Lora[i].

Además, existía en Valverde una escuela de adultos al menos desde la década final del siglo XIX. En aquellas fechas D. José Limón Mojarro solicitó una subvención de 240 pesetas, la misma que anteriormente disfrutaba su padre D. José Limón Corralejo. El hijo asumió la docencia tras la muerte de su progenitor  acaecida el 4 de marzo de 1899. La escuela se mantuvo hasta febrero de 1906. Entonces fue suprimida por el ayuntamiento, aduciendo que carecía del título correspondiente[ii]. Sin duda otra veces las estrecheces económicas fueron decisivas. En 1918 se instaló luz eléctrica en el salón de la escuela del segundo distrito para reanudar las clases nocturnas de adultos. 
       
Apenas había cambiado nada a principios del siglo xx. En el cambio de centuria,  Valverde mantenía sus dos escuelas públicas para niños.

      La escuela de la calle del Duque ocupaba el extenso solar sobre el que se levantó la actual  plaza de abastos en el año 1935 y aparecía rodeada por un hermoso cortinal, poblado de olivos y chumberas.

      La escuela de la calle Nueva estaba regentada por Evaristo Arrayás.
     
     Junto a la escuela pública de niñas, existían las «amigas». En el Valverde de 1900 la palabra amiga seguía designando a las maestras de niñas y por extensión las escuelas regidas por mujeres sin la instrucción y habilitación oportunas. Otras jovencitas recibían formación religiosa en las Salesianas, en la Casa Rectoral, en la casa de ejercicios de Santa Ana o en la calle del Sol. La casa rectoral se situaba,  según las investigaciones de A. Rico, en la calle Real de Abajo nº 41, en el antiguo edifico de la cilla arzobispal[iii]. A ellas se unieron las Escuelas Vicentinas del Sagrado Corazón.

        Desde 1910 se agilizan las gestiones para dotar a Valverde de una nueva escuela. Una circular de 5 de enero de 1910 -durante el interregno de Segismundo Moret, que siguió  a la caída de Maura-, facilitaba medios a los ayuntamientos para construir nuevas edificaciones escolares. El consistorio acordó dedicar la cantidad de 25.000 pesetas durante el plazo de dos años para construir un grupo escolar y se inició la petición de la subvención, aunque el proyecto no llegó a buen fin.

     

   La R.O. de 25 de febrero de 1911, durante el gobierno de José Canalejas, sobre habilitación de locales de enseñanza, preceptuaba el desdoble de todas las escuelas unitarias, a fin de duplicar la oferta educativa.  Entonces el consistorio, siguiendo las propuestas de la Junta Local de Instrucción Pública,  decidió  desdoblar la escuela del primer distrito. Para ello amplió el local en 5 metros y lo dividió y tabicó en dos clases con entradas independientes. Por su parte, se decidió ampliar la escuela de niñas habilitando un local anexo con entrada por la calle Andrés Blas[iv], aunque este propósito  no se logró hasta 1920 por falta de presupuesto.

             
A mediados de la década de 1910,  ya se había desdoblado la escuela de niñas de la Calle Abajo y disponía de dos educadoras. Pero, desde 1916, el estado del inmueble era ruinoso: se cayó el muro de entrada de la cuadra, se derrumbó otra pared, se desprendió y cayó la puerta del corral y aparecieron varias hendiduras en el tejado.

Entonces se crea la escuela del Hospital. Temporalmente, las niñas fueron trasladadas a una de las salas del Hospital de la Misericordia «en el departamento de la derecha». Era una sala de 172 metros cúbicos y dos ventanas, una que daba a la vía pública y otra al patio.   Por entonces, estaban matriculadas sesenta alumnas, si bien la asistencia fue muy reducida. Los padres manifestaron su negativa a que sus hijas estudiaran en un hospital, cuyo destino principal era acoger a enfermos vagabundos que, al decir de los médicos, eran portadores de enfermedades contagiosas, parásitos y suciedad extrema. Se agravaba la situación «en caso de fallecimiento como ocurrió hace unos días de un enfermo de pulmonía gripal»[v]

       
     En 1919, el estado de las dos escuelas de niños era pésimo. Los peritos advirtieron que las lluvias del invierno podrían inhabilitar ambos inmuebles, lo que se solucionó con una reforma de urgencia. En noviembre de 1919, durante la alcaldía de Luis Valero Arroyo, se cerró definitivamente la escuela del Hospital. La alcaldía, siguiendo los dictados de la maestra nacional,  el servicio de inspección y las autoridades médicas locales, decidió el  traslado de la escuela por múltiples razones: porque era muy pequeño para las niñas matriculadas, para evitar posibles contagios de las niñas derivados de la  proximidad del retrete del hospital y la sala de enfermos, por las molestias que las niñas provocaban a los  enfermos y por la falta, en definitiva,  de condiciones pedagógicas para la enseñanza. 
             
Entre noviembre de 1919 y  febrero de 1920  se construyó la  Escuela Nacional San Carlos,  ubicada en el Cabecillo de la Cruz,  nº 6, actual calle Santa Ángela de la Cruz. En este edificio municipal se realizaba hasta entonces la parada de caballos y sementales del ejército. Se realizaron las reformas y obras de adaptación por valor de 7.519 pesetas,  según  proyecto del ingeniero D. Luis Ferreira, obra que estuvo a cargo de Juan Castilla Gamonoso.

Fue inaugurada el 14 de marzo de 1920, con asistencia del inspector provincial de primera enseñanza, el alcalde y el cura-párroco.  Actuaron como padrinos de la inauguración Carlos Kaesmacher, director general de «The United Álkali Company» y de la «Compañía Anónima del Buitrón» y su esposa Rella.  La escuela fue bautizada con el nombre de «San Carlos» en honor del ingeniero de minas natural de Lieja[vi], quizá esperando sacar provecho de su liberalidad y  la de su esposa.  Se convirtió en una escuela unitaria, esto es, recogía  niñas de distintas edades y estaba desdoblada de la única escuela de niñas de la localidad. Constaba de salón, galería y patio y vivienda del maestro en la parte superior.
      
      En 1923 existían dos escuelas de niñas: una situada en la calle Andrés Blas y la escuela de niñas de la Calle Abajo, por entonces rebautizada como  Andrés Mora. A partir de entonces, la red escolar se completará con nuevos locales de propiedad municipal la llamada Escuela de la Luz, la  antigua escuela del Pósito y la escuela de la Zona.

*   *   *
            En conclusión, hasta el período  de la  Restauración dominaron las aulas situadas en casas particulares alquiladas por el consistorio o en edificios municipales, que reunían pésimas condiciones de habitabilidad e higiene. Al menos debían disponer de un patio o corral para el solaz de los pequeños, aunque a menudo era más lugar de exposición a la  inseguridad que de recreo y entretenimiento, tal como ocurrió en 1916, cuando se cayó el muro de la cuadra del patio de la escuela de niñas
         
   Poco sabemos también sobre el mobiliario y los enseres de las escuelas. Gracias a la petición realizada por la maestra Josefa García, sabemos que en el colegio de niñas al menos se utilizaba un mapa de España, un cuadro de pesas y medidas y las tablas aritméticas de sumar, restar, multiplicar y dividir. El  consistorio subvencionaba a los maestros con una cantidad en metálico para la adquisición de  este material de enseñanza
        
    Pero la situación no era fácil. La masificación hacía que a menudo muchos niños no dispusieran de su propia banca y que tuvieran que sentarse en el suelo «por no disponer de las  necesarias para el total de alumnas». En esta ocasión, siendo alcalde José Contioso Pernil, se decidió adquirir todas las bancas que fueran precisas[vii]. Pero, incluso, la maestra Josefa García carecía, en 1916,  de un sillón en el estrado donde poder  sentarse.

 

       En 1899, las arcas municipales dedicaban la cantidad de 12.545 pesetas al capítulo de Instrucción Pública. Esta cifra incrementó hasta 14.000 pesetas en 1921, aunque sólo para obras de reparación en las escuelas. Era obligación del consistorio mantener la salubridad y la habitabilidad de los colegios. Tenemos constancia, a través de las actas capitulares, de obras realizadas con cargo al presupuesto municipal para preparar sus tejados, para la  reposición de cristales rotos,  para el  blanqueo general,  distintas obras de conservación, así como la reparación periódica del pararrayos situado en la escuela de niños del 1º distrito.

             
Además, la miseria de las escuela se vio incrementada, ya que  sirvieron también para usos ajenos a la docencia. Un cuerpo de la Guardia Civil permaneció en Valverde durante la huelga de ferroviarios de 1918, alojándose en el salón de la escuela del segundo distrito. Ello obligó al ayuntamiento a realizar una escrupulosa desinfección y la reparación de los desperfectos causados en las bancas[viii].

Los maestros.-
           El número y la preparación de los  maestros fue en aumento a lo largo del siglo XIX, gracias a la fundación de las escuelas normales. La Normal de Huelva se inauguró en 1859 y dos años después estaba regentada por un maestro nacido en Valverde, D. Francisco Caballero[ix].Poco conocemos de los maestros de Valverde del siglo XIX. Nada prácticamente sobre sus perfiles personales y profesionales, de sus cualidades como maestros y de sus penurias personales. Pasaron por las aulas valverdeñas maestros propietarios, interinos y auxiliares. Los propietarios, naturalmente,  eran aquellos que habían logrado superar las oposiciones, aunque hasta 1860 eran elegidos por el cabildo entre una terna de candidatos
           
Sobre la realidad valverdeña, sólo podemos ofrecer algunas pinceladas. Apenas que D. Fernando Ramírez Villaseñor era el profesor titular de instrucción primaria de Valverde y que contaba con un ayudante.  Desde 1869 ocupó dicho  cargo de adjunto el valverdeño D. Francisco Mora Marín. El cabildo lo nombró por tal teniendo en cuenta «su actitud y condiciones a propósito» y se le expidieron las oportunas credenciales, aunque también sabemos que fue el único aspirante a la plaza[x].

La primera generación de maestros valverdeños del siglo XX estuvo formada por Manuel  Delgado Lora, Bernardino Iglesias, Francisco Romero y  Rafael Moya Jiménez. Nacidos en la década de 1860, impartían docencia en Valverde ya desde la década final del siglo XIX. D. Manuel Delgado Lora era originario de Osuna poseía el título de maestro elemental y la reválida de Grado Superior. Fue el encargado de inaugurar la escuela de la Calle Nueva, estrenada en 1893. Le acompañaba en el nuevo edificio D. Bernardino Iglesias Pérez, nacido en Zalamea la Real  en 1865 y dos años más joven que él .
  
          En estos mismos años regentaban la escuela de la calle del Duque Francisco Romero y Juan Antonio Gordillo. D. Francisco Romero Sánchez  (1864 -1937) era hijo de un carpintero de Aracena y había estudiado magisterio en la Escuela Normal de Sevilla. Ejerció toda su vida en la escuela pública de la Calle del Duque, donde se jubiló después de 28  años dedicados a la docencia y muy agotado de su labor formativa.  En la puerta de su escuela lucía un escudo tallado en madera pintada. Falleció el 17 de diciembre de 1937. Fue el iniciador de una destacada saga de maestros locales. Era además un hombre profundamente religioso y siempre trató de propagar entre sus alumnos la profunda devoción que sentía hacia el Sagrado Corazón. Entre sus discípulos destacaron Nicolás Gómez, los hermanos Manuel y Diego Romero, el notario, Miguel Macías o Nicolás Hidalgo.

 



D.Francisco Romero Sánchez con sus alumnos en la escuela de al calle del Duque 
            D. Juan Antonio Gordillo Muñoz (1869-1927) compartía escuela con  D. Francisco Romero a partir de 1911, cuando se desdobló  la escuela de la calle del Duque. Era natural de Sevilla. Su esposa Ildefonsa Romero Díaz (1888-1946) fue también educadora y, según sus nietos, la primera maestra de Candón. Sin embargo, el matrimonio pidió traslado a Granada y más tarde a Medina del Campo (Valladolid), buscando mejorar su nivel de vida. Juan Antonio sufrió una congestión en tierras castellanas y quedó muy disminuido. Su esposa continuó entonces con la docencia en Valverde, pero en esta ocasión en su propia escuela privada, aunque en un local municipal

 

D. Juan Antonio Gordillo Muñoz y sus alumnos en la escuela del primer distrito- Año 1918.
RAMIREZ COPEIRO, p. 287. 

    

 

        La Junta Local de Primera Enseñanza tenía encomendada la inspección de las escuelas públicas y privadas, a fin de apreciar la  calidad de la enseñanza de cada uno de los establecimientos, y poder ponderar las gratificaciones que merecían sus maestros respectivos. Esta junta, que en 1903 concedió un voto de gracia a la comunidad salesiana por la calidad de las enseñanzas impartidas, valoraba de esta manera a los maestros valverdeños en 1911:


 Escuelas

Profesores

Valoración de las enseñanzas

Subvención

en pesetas

Escuela pública del 1 distrito

Francisco Romero Sánchez (Auxiliar)

Bien en general. Agradaron los trabajos de escritura

60

Escuela pública del 2º distrito

Rafael Moya Jiménez (Auxiliar)

Regular en varias materias. Algún adelanto en relación con inspecciones anteriores. Bueno en aritmética

30

Escuela pública de niñas

¿ Fulgencia Prada?

¿Josefa García Ruiz?

Regular

Satisfacen las labores

-

Escuela privada

Adelaida Pérez Martín

Estado de instrucción muy bueno.

Labores, muy bien

105

Escuela privada

Ildefonsa Romero Díaz

Bien en lectura y escritura

Regular en las demás materias

105

Colegio Mª Auxiliadora

La enseñanza, muy bien. Sobresalen las labores por su factura y sus trabajos en pro de la cultura

101



             Discutir la justicia de tal reparto se nos hace inasequible. Sólo podemos constatar las gestiones del concejal Diego Medina para ensalzar los resultados de la escuela de Dª Adelaida y para que se le concediera un «voto de gracias» por parte del consistorio. 

En 1914, la subvención ascendía a 250 pesetas cada cuatrimestre y se mantenía el orden del reparto: Adelaida recibía 85 pesetas, las Salesianas, 65, Ildefonsa, 55,  y Francisco Romero, 45. En 1920, Adelaida Pérez recibía 75 pesetas trimestrales «en atención a sus relevantes méritos y por el crecido número de años que con general satisfacción lleva dedicados a la enseñanza en la localidad». Por el contrario, se suprimió la subvención a las salesianas, al considerar que no la precisaban, y a Ildefonsa Romero, ya que ésta disfrutaba gratuitamente de un local de propiedad municipal. 

*     *     *
La segunda generación de maestros estuvo formada por educadores como Evaristo Arrayás, los hijos de Francisco Romero Sánchez -Gregorio, Francisco y Carmen-,  y algunos maestros foráneos como Antonio Infante Valdayo o  Antonio Rodríguez García.
Todos ellos ingresaron en la carrera de magisterio  desde mediados de la década de 1910 y serían, corriendo el tiempo, los primeros inquilinos del grupo Escolar valverdeño.
       
     En la escuela de la calle Nueva  impartieron clases  Evaristo Arrayás y Gregorio Romero. 

D. Evaristo Arrayás Mariano (1882-1957) Natural de El Pozuelo, estudió en la Escuela Normal de Sevilla y sacó las oposiciones. Tras contraer matrimonio con Dolores Mantero Vizcaíno fue destinado a  Benamahoma (Cádiz). De dicho matrimonio nacieron cinco vástagos, a saber, Concha, Bella, Ildefonsa, Dolores y Evaristo. A mediados de la década de 1910 llegó a  Valverde,  se instaló en la escuela de la Calle Nueva, de la que sería titular y, en aquel edifico  municipal vivió junto a su familia. D. Evaristo fue el mayor de los seis maestros que inauguraron nuestro Grupo Escolar. Su hijo Evaristo Arrayás Mantero prosiguió la vocación docente paterna.


D. Gregorio Romero Bogado (1890-1980), hijo de Francisco Romero Sánchez, ingresó en el cuerpo de magisterio el 14 de agosto de 1915[xi]. Comenzó su carrera profesional en Escacena, prosiguiendo en Aracena y Calañas, para terminar en su pueblo natal. D. Gregorio llegó como auxiliar de la escuela de la calle Nueva, debido al  gran tamaño de aquella, ya que acogía desde rapaces de 6 hasta adolescentes de 18 años.
          
D. Antonio Rodríguez-Cepeda García (1891-1964) había nacido en Benacazón (Sevilla) en 1 de febrero de 1891, aunque su familia era oriunda de Villarrasa. Obtuvo el título de maestro superior expedido con nota de sobresaliente en 15 de febrero de 1916. Desde 1915 a 1921 ejerció en Valverde, ocupándose de una auxiliaría.  Impartió su magisterio en todas las escuelas públicas de la localidad. Se inició  en 1915 en la Escuela de la calle Nueva con Evaristo Arrayás. En 1916 ya era el director de la escuela del 2º distrito, pero sus problemas pulmonares le llevaron a  solicitar plaza en Aracena, donde permaneció desde 1921 hasta 1927 y posteriormente en La Palma del Condado, entre 1927 y 1934. Entonces volvió a Valverde instalándose en la escuela de la Zona durante la II República para acabar en el grupo Escolar desde su inauguración en 1937. 

  Oros maestros aparecen por Valverde a fines de la década de 1920 como D. Antonio Infante Valdayo o D. Manuel Viso Toscano. De ellos hablaremos próximamente. Asimismo , D. Francisco Romero Bogado (¿?-1936), hermano de D.Gregorio, impartió clases con su hermana en la Calle Arriba. Posteriormente inició los estudios de  magisterio en Sevilla, aunque  su muerte prematura truncó su carrera.  Aparecen en nómina, por último,  algunos profesores sustitutos como Miguel Bermejo  en 1916 o Gerardo Higinio Sánchez Guillermo en 1918, cuya permanencia en las escuelas valverdeñas fue muy efímera.  

D. Francisco Romero Bogado impartio docencia junto a su hermana en la Calle Real de Arriba.
Archivo de Francisco Romero calleja


            Las escuelas públicas de niñas fueron asimismo dos: la escuela de la Calle Abajo y el colegio  unitario del Cabecillo de la Cruz. Josefa García Ruiz y Fulgencia de Prada eran la maestras nacionales de niñas a mediados de la década de 1910.  En 1915, Fulgencia solicitaba la terminación de la obra en los dormitorios de su casa, sitos en los altos de la escuela. En 1916, aparece una tercera maestra, Josefa María Sánchez Garrido, en sustitución de Fulgencia Prada. En 1919, dirigía la escuela de niñas Dorotea Carmen Romero. Por su parte, desde abril de 1920 se hizo cargo de las clases de la  Escuela de San Carlos Dª Carmen Romero Regaña, natural de Sevilla. A partir de la década de 1930, dicha  dicha escuela fue dirigida por Dª María Ruiz Cobo de Guzmán.


i] ARROYO CERA, J.M. (1962): Un párroco cabal. Inédito
[ii] A.M.V. Actas capitulares de 4 de marzo de 1899 y 10 de febrero de 1906.
[iii] RICO PÉREZ A.  op. cit.
[iv] A.M.V./A.C. de  1911, 15 de mayo. 
[v] A.M.V./A,C. de 1919, 15 de noviembre.
[vi] A.M.V./A.C. de 12, 17,  24 y 31 de enero, 7, 14 de febrero y 1, 6 y 15 de marzo de 1920. 
[vii] A.M.V./A.C. de 1909 de 28 de agosto.
[viii] A.M.V./A.C. de 1918 de 13 de julio.
[ix] GONZÁLEZ LOSADA, S. (1999) Maestros, escuelas y alumnos en Huelva (1857-1900). Diputación Provincial, pp. 127-
[x] A.M.V. /A.C. de 1869, 28 de noviembre
[xi] Datos extraídos de su carnet de identidad, expedido por el Ministerio de educación Nacional

3 comentarios:

  1. Excelente, valioso e interesantísimo trabajo por lo que te felicito. Me ha extrañado no encontrar ninguna referencia a un maestro del que oí hablar mucho y bien; D. León.
    Cuando pequeño siempre oí hablar de "la Escuela de D. León", en la calle Nueva. Me gustaría saber de el.
    Saludos.

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  2. Cuando hice el articulo no encontre ninguna referencia documental a ese maestro.
    Si nuestro lectores nos facilitan alguna información podremos cubrir esa laguna.
    Saludos y gracias

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    1. Ya he logrado reunir datos sobre D. Leon
      Hablaremos de él en proximas entregas

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