CARTAS Y CRÓNICAS
DESDE EL FRENTE Y LA RETAGUARDIA
LA GUERRA CIVIL
VISTA DESDE VALVERDE DEL CAMINO (IX)
Juan Carlos Sánchez
Corralejo
El Andévalo. Paisaje y Humanidad
Actas
de las V Jornadas del Andévalo, pp. 247-251.
Ampliado para
Facanias
La
ofensiva contra Cataluña (enero-marzo de 1939)
Las
luchas en el frente del Segre dejaron casi tantos muertos como el Ebro.
Allí hubo valverdeños como Manuel Calero
Sánchez, quinto de 1932, que estuvo en Fraga en 1938, en el suministro de
las piezas de artillería. Del 6 al 12 de noviembre se produjo una
contraofensiva republicana, con el objetivo de tomar Fraga, envolver Lleida e
iniciar un nuevo contraataque. El 12 de diciembre terminó la batalla u ofensiva
de Seròs, punto final de la batalla del Segre, iniciada ocho meses antes, y el
16 acabó la batalla del Ebro.[1]
Entonces
se reactivó la campaña de Cataluña. El cuerpo de ejército de Urgel, al mando del general
Muñoz Grandes, formado por las divisiones 61, ésta incompleta, la 62, 63 y 150,
se situó en la zona de los Pirineos[2]. El 23
de diciembre de 1938 se produjo la
ruptura del frente del Segre y el ejército de Urgel –donde se encontraba José
Contioso– avanza desde Lérida y ocupa Solsona, Basella, Manresa y la Seo de
Urgel[3].
Mientras, el ejército de Navarra, el marroquí y la división italiana Littorio
tomaron Tarragona el 15 de enero y
entraron en Barcelona once días después, sin apenas resistencia[4].
La Nochebuena de 1938, José Contioso la pasó
en unión de algunos camaradas: Desde
luego tú las pasarías mejor que yo de un tirón, y hoy veinticinco tendrás el
cuerpo en mejores condiciones. En la semana final de diciembre de 1938,
varios valverdeños, amigos antes de la guerra, estuvieron en las inmediaciones
de Barcelona, aunque ni se vieron; nos referimos a los batallones de José Contioso y José Castilla.
En 26 de enero de 1939 las tropas nacionales llegaron a Barcelona, después de intensos
bombardeos aéreos de la Legión Cóndor. El 1 de febrero de 1939 las tropas del
ejército de Urgel, al mando de Muñoz Grandes, se concentraron en las márgenes
del rio Segre e iniciaron el avance sobre Vic y la Seo de Urgell, esta última
ocupada el 5 de febrero, alcanzando poco después las fronteras con Francia y
Andorra. Ese día, el 1 de febrero, José escribe a
Dolores desde León y dice estar “sin
tiempo para poder escribir una verdadera carta”[5].
De
Extremadura y Castilla-La Mancha a Madrid
El frente
de Castuera, Monterrubio de la Serena y Cabeza de Buey, junto a las
trincheras del río Zújar, en el límite entre Badajoz y Córdoba; y las Riberas del Tajo, en Cáceres y Toledo,
fueron otros destinos de soldados valverdeños.
Desde la primavera de 1937 varios
valverdeños, como Federico Arroyo,
se encuentran en Extremadura.
Vicente Rojo planifica el ataque a Extremadura, mientras las fuerzas
franquistas iniciaban la gran ofensiva contra Aragón. Por entonces, José Contioso parece inmune a la guerra
y le comenta a su cuñado que ni los traslados ni la voz de ataque impresionan
ya a su corazón. Confiesa estar curtido de tantas luchas con la sola esperanza
de volver a Valverde. La presencia de paisanos en el frente de guerra es casi
la única alegría. El último del que han tenido noticias es Joselito “el pelador, de mediana estatura y delgado”,
perteneciente a la quinta de 1933.[6]
Desde febrero del 38, el capitán Nieto se mueve con su batallón en el límite entre Cáceres y Toledo, las Sierras cacereñas de Altamira y
Carbonera, el valle del Hospital del Obispo, Navalmoralejo. Contribuyó al
fortalecimiento de las tropas nacionales en la comarca de La Campana de
Oropesa: en Villar del Pedroso, en el
límite entre las provincias de Cáceres y Toledo, formó parte de la brigadas del coronel Sanz de la Garza que ocupó
tras un intenso cañoneo enemigo la cota 571; y pasó a
Azután (Toledo) en la margen izquierda del Tajo, donde logró tomar la loma
Paladilla Allí, en la Sierra de la Estrella, Toledo. Desde fines de agosto, su
unidad se dedica a la “limpieza del macizo montañoso de Sierra
Estrella, haciendo gran cantidad de prisioneros y recogiendo mucho armamento y
material ”.
Diego Romero Pérez[7] se incorporó al frente de Extremadura, en el verano de
1938, como zapador minador, y terminó la contienda de alférez provisional de
infantería. Allí hizo amistad con Manuel
Sánchez Caballero, quinto del 31, el
Chispa, portero del Valverde C.F., quien llegó a ser sargento de
infantería.
Manuel
Sánchez Caballero, el chispa
Licencia de jugador de fútbol de Manuel Sánchez
Caballero. Temporada 1942/43.
Andrés Nieto se
adentró en la comarca de La Jara y
volvió a las trincheras en Aldenueva de Barbarroya, avanzó por Belvís de la
Jara, donde su batallón paso el otoño. A principios de enero de 1939, habían llegado a Talavera de la Reina y desde
mediados su batallón está en Toledo, donde desde marzo cooperó en la ruptura del frente de la cabeza de puente de Toledo[8].
José Dolores Macías
vivió los estertores de la guerra en un pequeño poblado a las orillas del río
Tajo, que creía recordar se llamaba Alcubilete[9], al
norte de Mora de Toledo. Sin necesidad de trincheras, el Tajo hizo de frontera
natural entre ambos bandos: La división
de los dos bandos estaba hecha por el río Tajo, que a la margen de cada orilla
y de forma bastante distanciada tenía cada bando un fortificado de
ametralladoras. Pero, a pesar de ello, era un lugar tranquilo que permitió
la vida de los habitantes de los caseríos. Ante la retirada de los republicanos
se comenzó a construir un puente de madera, mientras una fábrica de conservas
de tomate sirvió de recinto de acogida de los prisioneros republicanos.[10]
Antonio Gamonoso Gutiérrez, quinto del 41, vivió los últimos meses de la guerra en
la compañía III del regimiento Málaga. Fue enviado al frente de Badajoz
(Castuera, Monterrubio y Cabeza de Buey), a las trincheras del rio Zújar, desde donde se veía Belálcazar (Córdoba),
donde se levantaban las trincheras republicanas. Desde julio de 1938, la
llamada bolsa de la Serena o de Mérida
había perdido mucho terreno, con poblaciones importantes como Don Benito,
Villanueva de la Serena, Quintana, Castuera, Monterrubio, Orellana de la Sierra
y Navalvillar de Pela. Ahora, a comienzos de la primavera de 1939, los
regimientos asentados en Extremadura y la Mancha marchan hacia Madrid. El regimiento Málaga lo hizo a través de Gargantiel, Almadén, Mérida, Don Benito y
Valverde de Mérida.
“Así llegamos a una ciudad universitaria en
ruinas. Allí me encontré con algunos valverdeños como José Antonio Cejudo Duque, Antoñé”.[11]
Otros
valverdeños también Fueron destinados al frente de Badajoz, como Juan Lorca Feria, aunque en unidades diferentes y no se vieron
en ningún momento
Frente de Badajoz. Enero-febrero de 1939
El 5 de marzo de 1939, José Contioso escribe
desde Pelegrina, Guadalajara, un
pequeño pueblo cercano a la monumental Sigüenza. Se
complica el final de la guerra y se suspenden los permisos: Almería, Murcia,
Cartagena y Alicante se convierten en casi los únicos reductos republicanos. La
flota cartagenera protege los convoyes de buques con suministros. José teme ser
enviado a Murcia a la eliminación de los últimos focos de resistencia
republicanos:
“No sabemos bien el porqué, pero algo ha de pasar: por
aquí óyese decir se han sublevado en Cartagena
y que desde ese punto piden auxilio a Cádiz. Aquí se han formado los
pocos hombres que quedan y se les ha tomado nota de las municiones que tiene
cada uno, por lo que nos sospechamos tengamos que marchar, ahora que sin saber
nada afirmativamente”.
El Castillo de
Pelegrina, Guadalajara
Negrín optó
por resistir «palmo a palmo» en
espera del estallido de la inminente Guerra Mundial; salió por la frontera de
Cataluña (9 de febrero) pero regresó al día siguiente en avión a Alicante, con
la intención de reactivar la guerra. Pero el final de la guerra estaba próximo.
El 2 de marzo de 1939, Juan Negrín llegó a Cartagena en un intento desesperado de arengar
a la flota para que adoptase una postura numantina, pero ya los mandos tenían
listos los barcos para abandonar España. Negrín recorrió las instalaciones y se
percató del desastre que supondría una resistencia, volviéndose a Elda[12]. El
golpe de Estado de Segismundo Casado, la noche del 5 al 6 de marzo, puso en
bandeja la capital de España a Franco, aunque antes los comunistas, que tenían
un importante control sobre el Ejército del Centro, se negaron a la rendición
y, obedeciendo las órdenes de Negrín, desencadenaron una guerra contra los
casadistas por el centro de Madrid.
El nerviosismo,
la intranquilidad, la desazón se apodera de aquellos jóvenes que llegaron a
creer que la guerra nunca acabaría. La 62ª División no fue a Murcia, pero
no sabemos realmente dónde se encontraba. El 15 de marzo, José Contioso estaba agotado y triste[13]. A ello
contribuían el frío y los días de viento y de nieve. José decía preferir “el día más crudo de invierno de nuestro
Valverde”. Pero la desazón viene
también por el conocimiento que tiene de otros valverdeños que tuvieron la
suerte de ser reclamados por la fábrica de botas militares Inval y habían
podido regresar a la patria chica:
“Hace unos días vi al paisano Gordí, al novio
de la Carmona, la del Cabezo y me dijo que se marchaba a casa movilizado por la
fábrica, la Inval, lo cual iba bastante contento, pero a mí me dejó triste, ya
que todos tienen la suerte de quitarse de las múltiples fatigas que cada día
que pasa es más irresistible el aguantarlas. También
habla de otro paisano con enchufe, Antonio Lazo: Viva el enchufe del amigo Lazo. Dígale si es amigo, haga el favor de
sustituirme por un mes”.
En tal sentido, dos empresas monopolizaron el abastecimiento de
zapatos a la soldadesca de la Guerra Civil, una de Valverde del Camino y otra
de Val de Uxó: la Inval S.A valverdeña suministraba zapatos a la zona
nacional, mientras que la empresa castellonense “Segarra”, nacida en
1931, hizo lo propio en la zona bajo mando republicano.
Mientras, en la segunda quincena de abril de
1939, la unidad del capitán Nieto Mariano se ocupó de la custodia de los
prisioneros del campo de concentración
de Valdehigueras, en Talavera de la
Reina. El 29 llegaron en tren a Mora de Toledo
y desde allí a Manzaneque, desde donde se traslada ocasionalmente al
Cerro de los Ángeles (Madrid). El 18 de mayo se trasladó a Madrid con el fin de
asistir al desfile de la victoria.
Andrés
Nieto
Cerro
de los Ángeles, a 14 kilómetros de Madrid. Monumento al Sagrado Corazón de
Jesús, y Ermita de Nuestra Señora de los Ángeles. 1919.
[1]Vid.
MARTÍNEZ REVERTE, Jorge: La batalla del Ebro. Crítica, 2006.
[2] SEMPRÚN, J.: op.cit., p. 494.
[3] SAGARDÍA RAMOS, A., op. cit., p. 214.
[4] BALCELLS,
A.: Cataluña contemporánea II
(1900-1939). Estudios de Historia Contemporánea, Siglo Veintiuno. 1981, 5ª
edición, p. 54.
[5] Carta de 1 de febrero.
[6] Carta de José Contioso a Federico
Arroyo. 19 de marzo de 1938. Ayerbe.
[7] Sería interesante ahondar en la
vinculación de Diego Romero Pérez con Queipo de Llano. Sabemos que escribió
discursos para él y que actuó como telonero del Virrey de Sevilla, junto a
Eduardo Llosent y Rafael de León.
[8]
RUIZ ALONSO; José María (2004): La Guerra Civil en la provincia de Toledo :
Utopía, conflicto y poder en el sur del Tajo (1936-39). Ciudad Real : Almud, 2004. 2 vol. Biblioteca Añil , 21- 22.
[9] J. Dolores muestra
dudas sobre este nombre. Alcubillete era un campo de concentración en el
término de Torrijos.
[10] MACÍAS DELGADO; J.D., op. cit., p. 213.
[11] Entrevista a Antonio Gamonoso
Gutiérrez.
[12] Vid. Historia
de Cartagena. Juan Soler
Cantó. 1990. Cartagena fue una
isla. La sombra de Aníbal.
[13] Carta de José
Contioso. 15 de marzo. Estafeta
de campaña nº 14.
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