Juan Carlos Sánchez Corralejo.
Los iniciadores de la E.G.B.
Pepita Serrano, Mari Cruz
Ponce, Maruja Pino, Dolores Arroyo, Ana Corrales, Reposo Calero, Pilar García,
Josefa Parreño, Pedro C. Márquez, Francisco Romero, José Zamarreño y Antonio
Pérez Fernández.
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Francisco
Javier Almonte Martínez, con una primera experiencia en el curso 67/68 como
propietario provisional, no obtiene plaza definitiva en el centro hasta el
curso 72/73, tras su paso por Puerto Moral y Cala, de cuya escuela graduada fue
director durante cuatro años. Francisco Javier dejó huella por su enorme capacidad docente, su
carácter y la atención y preocupación por todo su alumnado:
«Todos guardamos un muy buen recuerdo de él.
Siempre estaba dando ánimos a los más rezagados diciendo que aún estábamos a
tiempo de coger el tren, aunque fuese el mes de junio».[1]
Entre 1963 y 1967
estuvo vinculado a las campañas de alfabetización, un curso en el Santo y los
tres siguientes en el propio Grupo Escolar, ocupando el aula de D. Fausto
Arroyo, compaginado tal cometido con las clases en el Colegio Libre Adoptado de
Enseñanzas Medias por las mañanas. Tras obtener la plaza definitiva de
enseñanza primaria en Valverde –gracias a sus méritos académicos y a la
puntuación doble de méritos por las campañas de alfabetización-, estuvo dos
cursos escolares en el José Nogales del cabezo del Santo, antes de llegar a las
aulas del Menéndez y Pelayo en la fase de concurso local. Fue miembro de la Junta Económica desde 1970,
sustituyendo en el cargo a Josefa Garfia Camacho.
Asimismo, fue encargado de
material en 1975 y miembro del primer equipo directivo creado en el centro en
1977. Era, junto a Juan Luis Duque, el especialista de Matemáticas y Ciencias
de la Naturaleza de la segunda etapa de EGB.
«Mi nuevo maestro/tutor fue D. Juan Manuel Alcaría y tuve que hacer
7º de EGB por problemas de edad. Ahora las clases eran mixtas y teníamos varios
maestros. Alcaría siempre se quitaba las gafas y decía:
"Dos ojos más dos (gafas), cuatro". A él era muy difícil engañarlo».[4]
Juan
Luis Duque Rivera,
tras cinco años en las campañas de alfabetización, tomó posesión en el Grupo Escolar el 1 de
septiembre de 1968. Fue administrador o interventor de la Junta Económica en
los primeros años de dirección de Francisco Javier Almonte, y más tarde Jefe de
Estudios. Sus primeros cursos fueron un primer grado, con niños de 6 a 8 años,
y el 3º que dejó Agapito Verde tras su marcha de Valverde. Tras la implantación
de la EGB superó los cursos de especialización de 5º y en ese nivel ejerció la
docencia durante varios años. Desde la segunda mitad de los 70 fue uno de los
maestros de 2ª etapa con la especialización de matemáticas y ciencias de la
naturaleza.
José
Zamarreño León
llegó a Valverde con su esposa, igualmente maestra del Grupo Escolar, Pilar
García González. La familia numerosa ocupaba una de las casas de los maestros;
estuvieron entre nosotros desde 1971 hasta 1981. Fue además el responsable del
departamento de formación religiosa. Era un gran profesional, muy preocupado
por los avances de sus alumnos.[5]
«Cuando empecé 5º de primaria, en el año
1971, me tocó un nuevo maestro, D. José Zamarreño. Fue quizás el mejor maestro
que tuve en Primaria/EGB. Era natural de Salamanca y casado con una maestra que
también ejercía en el colegio. Vivían en una de las antiguas casas de maestros
del colegio. Era cristiano y muy buena persona. Sabía motivar a los alumnos y
era exigente con el aprendizaje. Nos daba a cada uno todo lo que podíamos
aprender. Recuerdo que en Matemáticas, nos ponía ejercicios después del recreo
matinal, y dejaba marcharnos de clase antes de finalizar la misma, si éramos
capaces de resolver los problemas. Me fui muchas veces antes de acabar la
clase, y había una gran competencia entre los alumnos»[6].
Francisco Javier
Almonte Martínez fue además el director del centro desde
1975 hasta 1986, capaz de crear un equipo directivo con capacidad decisoria y
funcionamiento totalmente democrático. Ello fue acompañado de una distribución
de tareas de los miembros del propio equipo directivo. Sus años de dirección
supusieron un enorme modernización del centro y una lucha por aumentar la
calidad de enseñanza y la formación del alumnado.
En el curso 1970-71, José Martín de Toro[8] era maestro, con
carácter provisional, de un 1º de EGB compuesto por 45 alumnos. Era una clase
diminuta, la pequeña séptima unidad existente entre los dos pabellones
antiguos, con 45 alumnos:
«Yo
no sé ni cómo cabían, pero allí estábamos. Todavía me pregunto cómo la mayoría
aprendió a leer, pero así fue. Salvo algunos más torpecillos, casi todos sabían
leer a mediados de curso, incluso muchos por Navidad. Lo excesivo de la ratio
se compensaba, porque yo vivía en la calle Málaga, a apenas veinte metros del Colegio».
En el curso 1975/76
llegan al centro dos valverdeños con destino provisional, Isidoro
Mantero Pérez, que fue derivado al aula de Cabecillo de la Cruz –la antigua
aula de María Ruiz Cobo de Guzmán, reconvertida en sede local de la O.J.E.- y Juan Román Domínguez Carrero que
imparte un 2º de EGB junto a Pilar García[11].
La formación de los maestros del grupo rozaba la excelencia. Antonio
Rodríguez-Cepeda García tenía título de maestro superior y había acabado el
bachillerato con nota de sobresaliente[12].
La mayoría
de maestros oriundos de Valverde estudiaron tanto el bachillerato como la
carrera de magisterio por libre, aprovechando las clases de la Academia Virgen
del Reposo, reconvertida, en 1961, en
Colegio Libre Adoptado[13].
A ellos se unían las
maestras, de las que hablamos en un capítulo aparte: Dolores Arroyo Medina, María de las Virtudes Pino, Ana María
Corrales Daniel, Josefa Parreño, Pilar García, Trinidad Palanco, Mª Dolores
Contioso, Mari Cruz Ponce, Pepita Garfia…
Como centro aperturista que era, muchos otros maestros valverdeños
hicieron sus prácticas de magisterio en el Menéndez Pelayo y se beneficiaron de
la labor tutorial de sus profesores.[14]
A esa formación de
base se unió la formación permanente a través de los Centros de Colaboración
Pedagógica, las Universidades de verano, las escuelas de verano o los cursos de especialización de los maestros de
EGB.
[1].
Entrevista a Román Arroyo Bermejo.
[2]. Orden de
6 de agosto de 1963 por la que se aprueba el expediente de las oposiciones a
ingreso en el Magisterio Nacional, convocada por orden de 19 de enero de 1963,
y se nombran maestros nacionales a los opositores que se citan (BOE nº 194 de
14 de agosto de 1963), p. 12154.
[3].
Entrevista a Juan Manuel Alcaría Capado.
[4].
Entrevista a Manuel Vera Mora.
[6]. Entrevista
a Manuel Vera Mora.
[7].
Entrevista a Manuel Fiscal Borrero.
[8]. El año anterior había estado de provisional en
Valdelamusa. A finales del curso 70/71 fue obligado a participar en un "concursillo" para
plazas de menos de 2000 habitantes, y tuvo que elegir entre Mina Concepción y
Cueva de la Mora. “Me decidí por Mina Concepción, y me equivoqué. Si hubiera
cogido Cueva de la Mora, sólo hubiera estado allí dos años, ya que trasladaron
a los alumnos a El Cerro, y sin embargo tuve que esperar ocho años en Mina
Concepción para poder meterme en Valverde”. En el curso 79-80 inauguró el José
Nogales. Entrevista a José Martin de Toro.
[9]. Falleció
el 28 de Octubre de 1991. Era esposo de Ana María Rodríguez Malavé.
[11]. Tras un
año en Puerto Moral y doce en el José de Calasanz de Calañas, volvió al
Menéndez y Pelayo en el curso 89/90. Se
jubiló en 2012.
[12]. Hoja de servicios de Antonio Rodríguez
Cepeda.
[13]. Fernando
Gómez Becerro, tras pasar por las aulas de las salesianas y de la Escuela de la
Luz, comenzó a estudiar bachillerato con ayuda de D. León Alexandre Macedo y
continuó en la primitiva Academia de la calle Barberán y Collar de la mano de
D. Miguel Rasero y D. Manuel Pedrero, además de las clases particulares de Antonio Cuevas y José
Castilla en sus domicilios particulares de la calle Menéndez y Pelayo.
Francisco Javier Almonte hizo el bachillerato de forma tardía tras sus
estudios en la preceptoría y en el Seminario de Sanlúcar de Barrameda.
Juan Luis Duque fue asimismo alumno del Grupo Escolar, y
estudiante de bachillerato por libre, con la ayuda de su primo Luis Duque, y
desde 3º de bachillerato a 2º de magisterio alumno de la Academia Virgen del
Reposo.
Juan Manuel Alcaría fue alumno de la
Academia Virgen del Reposo y obtuvo las oposiciones de magisterio en 1963.
José Antonio Santos Lorca hizo magisterio por
libre después de abandonar los estudios en el Seminario.
José Luis Sánchez Borrero hizo la primaria en
el Colegio salesiano de María Auxiliadora y allí mismo curso ingreso y primero
de bachillerato. El resto de los estudios de bachiller y la carrera de
magisterio completa la hizo por libre, aprovechando el magisterio de los
profesores del Colegio Libre Adoptado.
Juan Feria Parreño hizo el bachillerato en la Academia, en la
época de las Tenerías, y el magisterio en la Escuela Normal de Huelva, de forma
oficial, en las naves prefabricadas levantadas en el patio del colegio
Tartessos.
Eliseo Sánchez Borrero pasó del colegio de
las Salesianas al Colegio Libre Adoptado, donde cursó el bachillerato y los
inicios de la carrera de magisterio.
[14].Juan
Manuel Alcaría estuvo tutorizado por Fausto Arroyo y Manuel Medina. José Luis
Romero Mantero hizo sus prácticas con don Manuel Medina en el año 1968 a lo
largo de tres semanas. Sebastián Bermejo las hizo en los cursos 1975/76 y 1976/77, junto a
María Luisa Arroyo Morián, Josefa Calero, Juana Quiñones Boniquito, Pedro Luis
Arroyo Oso, Mª del Reposo Mantero Villadeamigo y Fernando Lorca. Todos ellos
estudiaron magisterio en la Escuela Universitaria de Magisterio de Huelva, en
Cantero Cuadrado, en la promoción 1974/77. Sebastián Bermejo, por ejemplo,
estuvo adscrito a José Zamarreño el primer año, y a Pedro C. Márquez Mora el
segundo, además de asistir a algunas clases de Ana Corrales Daniel para cursar
la especialidad de Ciencias Sociales.
Trinidad
Cobos López realizó las prácticas en el
Menéndez y Pelayo en los años 77 y 78, siendo sus tutores Dolores Arroyo Medina
y Juan Manuel Alcaría. Dio clases a alumnos de 7º y 8º. Recuerda la experiencia como muy
positiva, y guarda un recuerdo agradable de las relaciones que mantuvo con los
maestros del centro. Cita a Dña. Pepita, Dña. Maruja, Dña. Dolores Medina, D.
Pedro, D. Francisco Javier, D. Juan Manuel Alcaría y nos cuenta
que todos la ayudaron mucho y que la relación con ellos fue muy buena.
Como anécdota, recuerda que D. Juan Manuel Alcaría le insistía mucho en que lo
tratara de "tú" y a ella le daba muchísima vergüenza hacerlo. Esperanza Arroyo coincidió con Trinidad
Cobos, pero solo hizo un año de prácticas. Tuvo como tutora a Dña. Pepita Parreño pero, al tratarse de prácticas de
matemáticas, también entraba y colaboraba en las clases de J. M. Alcaría.
Recuerda la experiencia también como muy agradable.
Por favor, les solicito retiren todas las fotografías donde aparezca las imágenes de un "maestro" que en realidad causó verdadero terror entre los niños que teníamos entonces unos 8 años allá por los años 68-69, sujeto repugnante, maltratador y sádico quien no merece figurar entre los insignes y modélicos profesores quienes sí fueron buenos. Éste individuo se llamaba Pedro C. Márquez. Es algo que nos lo debe la historia para resarcir el sufrimiento que padecimos de la mano de este tipo. Para que consideren el alcance de tal aberrante sujeto les diré que tenía un palo con el que nos pegaba al que llamaba Sta. Mónica Bendita, y no les cuento más porque es repugnante. Uno de los que sufrió más palizas fue el ahora difunto Bartolomé Rodizio (pueden Uds. comprobarlo, al que azotaba sin piedad mientras exhibía un rictus diabólico.
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