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lunes, 9 de julio de 2018

LA GUERRA EN EL NORTE. Soldados y dinero onubenses en el frente vasco


EL CARLISMO EN HUELVA DURANTE
EL SEXENIO DEMOCRÁTICO  (1869-1876).
UNA APROXIMACIÓN DESDE LA PRENSA.




Juan Carlos Sánchez Corralejo

Actas de las VII Jormadas 
de Patrimonio de El  Andévalo, págs. 172-178.


LA GUERRA EN EL NORTE. Soldados y dinero onubenses en el frente vasco


Diversos militares andaluces optaron por servir a Carlos María de Borbón. Los más conocidos el granadino Carlos Calderón, el sevillano Antonio Brea, el cordobés José María López Caracuel o los gaditanos Ramón de San Juan Irigoyen y Juan María Maestre Lobo. También varios vecinos del Andévalo  estuvieron en la guerra del norte, unos en el ejercito Alfonsino y unos pocos en el ejercito carlista.

Manuel Mora Vizcaíno era miembro de una conocida familia valverdeña. Conocido  como el Catedrático, era doctor en Ciencias Naturales y seguía estudiando en la facultad de Sevilla cuando se inició la Tercera Guerra Carlista. Con solo 17 años –la edad nos parece muy menuda-  se marchó a Logroño y de allí a Estella, donde se enroló en el ejército carlista, en el llamado Regimiento de los Cántabros. Al terminar la guerra, hubo de emigrar a Francia, realizó oficios humildes y vuelto a España terminó sus estudios[1]. Fue acogido en el primer colegio salesiano de España en Utrera, Nuestra Señora de la Consolación de Utrera, y llegó a ser su director a mediados de la década de 1880[2]. El espadón de Manuel Mora se conservó durante años en la casa de su hijo, José María Mora Mora, carlista a ultranza retratado en las coplillas de Pelachingo y  médico de la compañía de ferrocarril Anónima de Buitrón.

Otros, como el valverdeño Juan Ramírez Alamillo[3], enrolado por mor del servicio militar en el 2º batallón del primer regimiento de infantería de marina, fue herido en la batalla o acción de San Pedro Abanto, cuando las tropas gubernamentales atacaron las posiciones carlistas y  consiguieron  romper el cerco de Bilbao entre los días 25 y 28 de marzo de 1874, con el apoyo de la artillería de la escuadra, donde se encontraba Ramírez Alamillo.

Bilbao fue sometida a un prolongado asedio por las huestes carlistas durante el invierno de 1874,  ya que  ocuparon  posiciones en altura  y controlaban  los accesos. Pero al llegar la primavera, varias unidades de los ejércitos alfonsinos llegaron desde diferentes puntos de España para reforzar el Ejército del Norte. Entre ellas se encontraba el Primer regimiento de Infantería de Marina, al que pertenecía Ramírez Alamillo. 

El 25 de marzo de 1874, las tropas gubernamentales atacaron las posiciones carlistas consiguiendo romper el cerco, lo que se considera una de las primeras y más brillantes acciones de la Infantería de Marina española. No obstante, la brillante acción no consiguió todos sus objetivos y, aunque el sitio de Bilbao se levantó parcialmente, ambos ejércitos sufrieron numerosas bajas (entre 2.000 y 2.200 hombres cada uno).

El diario La Iberia –el diario de Sagasta- hablaba de un  batalla entre la libertad y el absolutismo y de la necesidad de vengar heroicamente, el descalabro sufrido por el ejército nacional el 25 de febrero y de  aniquilar a los famosos batallones carlistas del pretendiente. El ejercito liberal pasó el rio Somorrostro  y avanzó en tres líneas: el ala derecha al frente del general Primo de Rivera, que avanza hacia las montañas de Galdames, el centro con Loma avanzando hacia hasta las Carreras y las trincheras del monte Abanto;  la izquierda con Letona que avanza hacia falda de Montaño Grande, y el apoyo de la artillería de la escuadra[4], donde se encontraba Ramírez Alamillo.

El valverdeño fue herido y, por ello, recibió una cruz de plata al mérito militar, pensionada con 7 pesetas y 50 céntimos mensuales, aunque una vez en Valverde tuvo que mover cielo y tierra para poder alegar su merecida pensión. Tuvo que dirigirse al ministerio de marina, a fin de obtener la real orden que permitiera su cobro por parte de la administración económica de la provincia de Huelva.   

 El 1º de Mayo, las tropas del general Letona tomaron los reductos de San Fuentes, San Pedro Abanto y Santa Juliana, y las crestas de la sierra de Galdames. Los carlistas abandonaron  Portugalete y su intento de toma de Bilbao. 
            
                                                      
El carlista valvedeño Manuel Mora Vizcaíno , Estudio de A, Barcia. Madrid.


 


 carlista valvedeño Manuel Mora Vizcaíno  (nº 5)  en la zona vasco-navarra. Hacia 1874. RAMIREZ COPEIRO, J. Valverde a través de la fotografía, 37
 
      
                                                                                         




 

A finales de marzo todavía mantenían las tropas carlistas posiciones de privilegio en la zona. No sería hasta finales de abril cuando el ejército republicano consiguiera lanzar una mayor ofensiva, con más de 17.000 hombres, y dejar libre el paso a Bilbao provocando la retirada carlista definitiva el 2 de mayo. El 1º de Mayo las tropas del general Letona tomaron los  reductos de San Fuentes, San Pedro Abanto y Santa Juliana y las crestas de la sierra de Galdames. Los carlistas abandonaron  Portugalete y su intento de toma de Bilbao. 

Cuatro años después,  el 1 de marzo de 1878, el valverdeño Juan Ramírez Alamillo logro su licencia absoluta por parte del coronel del Batallón Reserva de Huelva nº 38. 



LA DERROTA DEL CARLISMO: Burla y  escarnio público

En julio de 1875, el diario El Pabellón Nacional -adscrito , tras el golpe militar de Martínez Campos a la causa Alfonsina- incluía a las juntas carlistas de Huelva y Aracena entre los comités desterrados a Estella y sus bienes embargados.[5]  

Alfonso XII decidió ponerse al frente de sus tropas, y ante esta ofensiva don Carlos cruzó con sus tropas la frontera con Francia (28 de febrero de 1876). Así terminaba la guerra que ponía fin a las pretensiones del candidato carlista al trono español.

Tras la derrota del bando carlista, un grupo de valverdeños encabezaron una manifestación  representando una parodia en la que en lo alto de un burro se paseaba un retrato de Don Carlos. Justo detrás, la muchedumbre cantaba  “quisiera ver a Don Carlos /montando en un borrico / con sangre en el hocico / y el burro respingón”. Al final de la manifestación, el grupo se dirigió a la casa de un carlista confeso, participante en las suscripciones a favor del ejército carlista. Para unos fue Gregorio Hidalgo Mantero, el espartero[6], que vivía en la calle del Duque Chica, aunque todo parece indicar que se trató del cura Vicente Linares, que vivía en el Valle la Fuente[7], quien, por miedo a represalias, estaba escondido en el doblado de su casa en un gran montón de trigo, valiéndose de un tubo para respirar. La primera vez que lo buscaron consiguió engañar al grupo, pero en otro intento fue descubierto en el trigo y recibió unos azotes.


Gregorio Hidalgo Mantero  


 
 



Las  elecciones de enero de 1876 significaron el dominio conservador y la vuelta a los representantes nobiliarios. En marzo de 1876, el diputado Manuel Martín de Oliva[8], marqués pontificio de Oliva, elegido por el distrito de Valverde fue comisionado por el ayuntamiento de Valverde del Camino,  y entregó a Alfonso XII una exposición de  su  corporación municipal  y vecindario, felicitando al rey y al ejército por el triunfo sobre los carlistas[9]. A esas alturas, el carlismo beligerante estaba derrotado. De manera inmediata, los ayuntamientos de la provincia hicieron sus contribuciones –siempre inducidas- para el fondo nacional destinado a los mutilados y huérfanos que participaron en la 3ª Guerra Carlista. El cuadro adjunto muestra la generosidad de los pueblos de Huelva:

Ayuntamiento
Pesetas
Ayuntamiento
Ptas
Ayuntamiento
Ptas
Ayuntamiento
Ptas
Partido Judicial de Aracena

Partido de Ayamonte

Partido de La Palma

Partido de Valverde  

Alajar
25
Ayamonte
175
La Palma
150
Almendro, El
50
Almonaster
100
EL Almendro
50
Almonte
125
Alosno
500
Aroche
125
El Granado
50
Bollullos
200
Berrocal
20
Arroyomolinos
50
Isla Cristina
125
Chucena
80
Bollullos
200
Cala
50
Lepe
125
Escacena
150
Cabezas Rubias
25
Campofrío 
35
Sanlucar de Guadiana
75
Hinojos
50
Calañas
125
Corteconcepcion
22’5
San Silvestre
25
Manzanilla
200
Cartaya
500
Cortagana
150
Villablanca
60
Paterna
250
El Cerro
125
Cumbres Mayores
100
Vª Castillehjos
80
Rociana
104
Granado, El
50
Cumbres de En medio
25


Villalba
150
Manzanilla
200
Cumbres de San Bartolomé
125


Villarrasa
125
Minas de Riotinto
150
Encinasola
300
Partido de Huelva

Partido Moguer

Paimogo
100
Fuenteheridos
50
Huelva
1.000
Moguer

Paterna del Campo
250
Galaroza
125
Aljaraque
50
Bonares
250
Santa Bárbara
125
La Granada
25
Beas
25
Lucena
125
Valverde del Camino
250
Honojales
30
Cartaya
500
Niebla
150
Villanueva de las Cruces
37’50
Jabugo
40
Gibraleon
100
Palos
80
Villanueva  Castillejos
80
Linares de la Sierra
25
San Bartolomé
115

100
Zalamea la Real
250
Los Marines
25
San Juan Puerto
100




La Nava
50
Trigueros
250




Santa Ana la real
25






Valdelarco
50






Aracena
100






Zufre
50






Higuera
25






Santa Olalla
100






Fuente. Lista de donativos para los inútiles y  huérfanos de la Guerra Civil.  Gaceta 14 de  julio.
Recogido por B.O.P  de Logroño. 18 y 20/07/1876.

El carlismo no murió con la entronización de Alfonso XII, ni con la derrota militar. Desde 1881, una vez consumado el acceso al poder de los liberales, y demostrado el turnismo como base del sistema político de la Restauración, se produjo un  nuevo reforzamiento del  carlismo: se suceden nuevos suscriptores a los periódicos carlistas, se refuerzan las juntas carlistas, tanto locales como de  distrito y provincial, y nacen otros movimientos religiosos muy vinculados al integrismo. Esa serán algunas de las claves del carlismo en la provincia de Huelva durante la Restauración. 



[1] Utilizamos como fuente El Correo español. 7/5/1906. Semblanza post mortem del corresponsal Manuel Ramos p. 2. Fuentes locales hablan de la pérdida de una cátedra universitaria que nunca existió.
[2] Guía de Sevilla, su provincia. 1886, p. 312. SÁNCHEZ CORRALEJO (2004): La escuela y los maestros de nuestros abuelos (I). en Raíces, 7, p. 43. 
[3] Casado con Juana Marín, seria padre de  José Ramírez Marín (1889).
[4] La Gaceta. 26/3/1874. La Gaceta. 26/3/1874    La Iberia. 26/3/1874, página 1. “Dia de Gloria”. La Discusión. 27/3/1874,  p. 1.

   
[5] El Pabellón nacional. 23/7/1875, p. 3.
[6] PARREÑO BERMEJO, A, (1991), Carlismo. Facanias, 219 p. 9. La noticia llega por tradición familiar a este valverdeño, nacido en 1896, quien afirma que se los relataba su abuela, pero no cita al protagonista “por respeto familiar”. Manuel Cayuela Mora Dice basarse en unos apuntes del investigador local Antonio Rico Pérez.  Gregorio Hidalgo, de profesión espartero, estaba casado con María del Reposo Contioso
[7] Tradición oral de la familia de Reposo Arrayás Arrayás (1878-1975).
[8] Uno de los apoyos de sus triunfos electorales fue el valverdeño Gregorio Arrayás Vizcaíno (1816-1892).
[9] La Correspondencia de España. 25/3/1876, p. 6.

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